Luego de la polémica causada cuando un restaurante en Virginia negó el servicio a la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sander, y la corrió del lugar, la situación para los aliados del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha complicado.
La secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, fue abucheada en otro establecimiento, al igual que al asesor de Trump, Stephen Miller, a quien además llamaron fascista.
La fiscal General de Florida, Pam Bondy, una de las principales defensoras del mandatario estadounidense, también fue agredida con insultos en una sala de cine.
Este panorama de arremetidas contra los funcionarios públicos ha dejado abierto un debate respecto a la tolerancia.
"SON VIOLADORES, NARCOTRAFICANTES, ANIMALES": INSULTA MUJER A MEXICANO EN EU
Este lunes, Sanders señaló que se puede estar en desacuerdo, “pero debería os hacerlo sin daño” e indicó que son “inaceptables” los llamados al acoso.
Por su parte la demócrata Maxine Waters se manifiestan a favor de las medidas en contra de los funcionarios de Trump.
En un mitin en Los Ángeles, la congresista llamó a los ciudadanos a que, en caso de vera un funcionario, lleven a varias personas hasta él y lo hagan retroceder.
Este martes, el diario The Washington Post reflexionó en un texto sobre los límites entre las horas de trabajo y la vida privada.
¿Cómo de difícil es imaginar, por ejemplo, que personas que creen que el aborto es un asesinato decidan que jueces u otros cargos electos que protegen los derechos al aborto no deberían poder vivir pacíficamente con sus familias?”, indica el diario.
En el texto, el Post refiere que los funcionarios públicos deberían ser capaces de comer tranquilos.
Asimismo, refirió que las redes sociales y la facilidad de tener una cámara en los teléfonos celulares ha hecho que el acoso a los funcionarios sea más fácil.
cbl