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"Para muchos el rapto de mujeres es misógino, para nosotros es muy bonito"

La controversial tradición del "rapto de novias" aún persiste en varios estados del país, incluyendo pueblos del Istmo del estado de Oaxaca

Escrito en ESTADOS el

OAXACA (La Silla Rota).- "Para muchos, la tradición del “rapto” de la novia podría representar un acto misógino, para nosotros es muy bonita, aunque ya pocos la celebran", dice Roselia Robledo, quien pasó por este proceso a los 18 años de edad.

La mujer oriunda de Juchitán de Zaragoza, Istmo de Tehuantepec, tiene 60 años y asegura que desde que tiene conocimiento el “robo o rapto” de la novia, tradición milenaria de origen zapoteca, tiene que ver con que la mujer demuestre su pureza o su virginidad, durante su primer acto sexual, con el que será su marido.

Aunque poco a poco esta tradición la han ido desplazando, aún persiste entre las familias, “si los novios se decidieron fugarse antes que casarse, entonces se compra vino y cuentes, se le va avisar a la familia de la novia pues que ya está en la casa del novio para que vayan a verlos”.

Rosalinda suelta una carcajada al evocar recuerdos propios, señala que la pareja se acuesta entre sábanas blancas de su recámara; para comprobar “si salió señorita o no” debe de haber una gota de sangre que tienen que mostrar a la familia.

“A la hora que sea se manda a llamar a demás familiares, ella (la muchacha) se queda acostada casi un día entero y la van pasando a ver las mujeres para felicitarla y darle consejos de matrimonio, le hacen una corona de flores y la rodean de flores donde está acostada, se hace una fiesta para acordar con la familia la fecha de la boda, pero si no salió señorita se evita un gasto”.

Según relata Rosalinda, la joven que lleva a cabo este ritual de no demostrar con un hilo de sangre en su sábana blanca que es “virgen” antes del matrimonio es sujeta a fuertes críticas de parte de sus parientes, incluso puede ser rechazada por la familia del novio y ser devuelta a su casa.

“Hoy si el muchacho la quiere, pues eso ya no importa, se juntan y viven así bien, pero anteriormente si la mamá decía que no, entonces el hombre abandonaba a la muchacha”.

Esta tradición, en algunos casos, para la familia de la novia puede representar una inconformidad y enojo, e incluso pueden rechazar la boda.

También representa un gasto excesivo para la familia del novio de hasta tres días seguidos, por eso, si la futura novia no es “señorita” no se le hace fiesta.

Gloria N, no tiene pena para hablar sobre cómo pasó este proceso para demostrar que era virgen antes de contraer matrimonio, pero asegura que es bastante incómodo, penoso y hasta cierto punto denigrante para una mujer.

“Que va uno a estarle mostrando a todo mundo que si soy o no soy, pero una como es de acá pues a veces se siente uno obligado a cumplir con nuestras tradiciones por respeto a nuestros padres de familia”.

Gloria se ruboriza y suelta una que otra risa cuando recuerda que a los invitados de su boda tuvo que mostrar una sábana blanca con una mancha de sangre.

Si bien a Gloria no la roban, explica que los padres de su esposo acudieron a su casa a pedirla en matrimonio y fijaron fecha. Después de la boda por el civil y la iglesia se fueron a celebrar en grande, pero antes de terminar la fiesta hicieron un espacio para demostrar a sus invitados que había llegado virgen al matrimonio.

“Si nosotros hubiéramos dicho en ese momento que íbamos a salir de luna de miel en ese instante y no me hubiera acostado, todo mundo me iba a criticar; por eso, nos acostamos y sacamos la sábana blanca con el hilo de sangre en medio”.

La indígena zapoteca indicó que en Juchitán algunas familias tratan de conservar esta tradición, “está bien porque es parte de nuestra cultura, pero para que tiene uno que demostrar es uno virgen, eso creo que ya no debe de ser en nuestro tiempo”, finaliza.