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¿Qué esperar en la CDMX en el 2019?

Lo que podríamos esperar que suceda, realistamente, con algunos temas importantes en la Ciudad de México. | Leonardo Martínez

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Escrito en OPINIÓN el

Es difícil abstenerse de caer en la tentación de participar en las listas de propósitos, metas y buenos deseos al comienzo de un nuevo año. Y es curioso también que el calendario nos sirva de plataforma para decir que, ahora sí, realizaremos los cambios y modificaremos las conductas que debimos haber cambiado desde hace mucho para ser mejores y mejorar nuestra calidad de vida.

Pero bueno, a tono con los días de inicio de un nuevo año, comentaré muy brevemente lo que podríamos esperar que suceda, realistamente, con algunos temas importantes en la Ciudad de México.

1. Desarrollo urbano: sin lugar a dudas el alto grado de corrupción que ha caracterizado históricamente a esa dependencia se reducirá significativamente. La nueva encargada del despacho es la antítesis de los secretarios anteriores, tan dados a fungir como diligentes empleados de los grandes grupos inmobiliarios que han decidido en dónde, cuándo y cómo realizar las grandes inversiones inmobiliarias en esta ciudad. Pero lo que no se puede prever es el curso que tomará el desarrollo urbano en sí, pues el nuevo equipo, más allá de decir que tiene detenidos todos los trámites y que está haciendo auditorías internas para conocer la situación real de la secretaría, no ha dicho cómo piensa ejercer sus facultades en materia de planeación y aplicación de los instrumentos previstos en el marco legal vigente. Es una de las grandes incógnitas de este año que comienza.

2. Movilidad: como lo comenté en una entrega anterior, el gobierno de Claudia Sheinbaum presentó un Plan Estratégico de Movilidad de la Ciudad de México 2019 cuyos objetivos sí corresponden a lo que espera la población cuando se habla de mejorar la movilidad en la ciudad, pero que son demasiado ambiciosos para las estrategias y las acciones propuestas en el plan. Si el plan no es enriquecido sustantivamente, lo previsible es que la movilidad en la ciudad no sólo no mejore, sino que es muy probable que siga empeorando como lo ha venido haciendo en los últimos años. En caso de que la reingeniería de la que han hablado para alcanzar una mejor coordinación de todos los sistemas de transporte pueda mejorar algunas partes del servicio, los eventuales beneficios que eso pudiera ofrecer podrían verse nulificados por la prolongación del deterioro generado por no contar con un plan de movilidad metropolitana y por unas perspectivas bastante pobres para convertir a la bicicleta en un medio de transporte masivo.

Como lo comentaba en la última columna del año pasado, no es suficiente ponerse la meta de llegar a construir un sistema de transporte cuya operación sea altamente eficiente, pues si las demandas de viajes exceden sistemáticamente la capacidad de operación del sistema, entonces la movilidad continuará siendo mala. Preocupa que no están abordando para nada el tema de la gestión de esas demandas.

3. Calidad del aire: en este primer año de la nueva administración la calidad del aire seguirá dependiendo, crítica e inexorablemente, del comportamiento de las variables meteorológicas. Si la meteorología nos regala buenos vientos durante la primavera, como en los dos años anteriores, no tendremos que preocuparnos por contingencias atmosféricas; pero si por el contrario, nos azotan los sistemas de alta presión y la escasez de vientos, entonces tendremos contingencias a la orden del día entre los meses de marzo y junio.

El 2019 no será un año de grandes acciones que reduzcan la enorme cantidad de emisiones contaminantes, pero sí podría ser el año para preparar grandes acciones que ayuden a reducir las emisiones en años posteriores.

Los daños a la salud de la población por concepto de contaminación atmosférica seguirán siendo muy importantes y, lamentablemente, también seguirán siendo altamente subestimados.

La verdad es que los costos reales, en términos sociales y ambientales, de la contaminación atmosférica seguirán aumentando, si bien una buena parte de ellos permanecerá oculta y por tanto sin ser calculada.

4. Agua: Sin conocer todavía los planes ni del gobierno federal ni de la ciudad para ir resolviendo el problema del agua, suponemos que una buena parte de los esfuerzos se dirigirán en este 2019 a realizar los diagnósticos de la situación actual. Si bien hay mucho trabajo hecho, queda claro que la sensación de los gobiernos entrantes respecto de lo que les dejaron los salientes, es de suma desconfianza y enorme escepticismo. Por ello, volverán a realizar diferentes diagnósticos, como el de la geolocalización de las fugas en la ciudad, para posteriormente desarrollar programas específicos. En el inter, la ciudad seguirá desperdiciando irresponsablemente miles de metros cúbicos de agua de lluvia, que podrían ser útilmente aprovechados en miles de edificaciones.

5. Residuos: Se avecina una enconada batalla legal entre el gobierno de la ciudad y los representantes del consorcio que firmó el contrato de la termovalorizadora de Bordo Poniente con Mancera. Sheinbaum ya dijo que el proyecto no va, pero no ha dicho gran cosa sobre la nueva estrategia para el manejo de las alrededor de 12,000 toneladas diarias de residuos que genera la ciudad. Al menos en el 2019, el reciclaje de los residuos inorgánicos seguirá en manos de las mafias de siempre y el desaprovechamiento de los residuos orgánicos seguirá siendo prácticamente total.

6. Vulnerabilidad sísmica: Sobre este tema se ha dicho que están trabajando en una serie de manuales dirigidos a diferentes actores, incluida la población en general, para que nos podamos organizar mejor cuando ocurran los sismos. Sin embargo, falta mucho por hacer para reducir la vulnerabilidad ex ante, esto es, para que las edificaciones, la infraestructura y la población reduzcan su vulnerabilidad desde antes de la ocurrencia de un sismo, y mejoren sus niveles de resiliencia. En el 2019 el gobierno estará mejor preparado para el manejo de riesgos sísmicos, pero no hay manera de saber qué tanto se podrá avanzar en ello. En cuanto a la denominada reconstrucción de los inmuebles dañados en 2017, ésta se avizora como un lento proceso que durará mucho más allá del 2019.

Los límites del plan de movilidad

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