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Protocolo e incomodidad marcan reunión Trump-Francisco

La visita de Trump al Vaticano ha atraído a los reflectores más que nunca, las constantes críticas de Francisco hacía su gobierno se dejó ver en sus regalos

Escrito en MUNDO el

Este miércoles por la mañana, tiempo local, el Papa Francisco recibió en el Vaticano al presidente de Estados Unidos, Donald Trump y a su esposa Melania, además acompañados por una comitiva que incluía a su hija Ivanka Trump y su esposo Jared Kushner, quienes también fungen como asesores en la Casa Blanca.

El encuentro se dio en un ambiente tenso en el que se reunieron dos personas muy diferentes con posturas distintas y una continua crítica por las acciones del presidente estadunidense.

“Santidad, es una gran honor estar aquí. Muchísimas gracias”, fueron las primeras palabras de saludo del presidente, en inglés, a lo que Francisco ha respondido con amabilidad “mucho gusto en conocerle, no hablo muy bien inglés”.

La conversación duró alrededor de 30 minutos, fue en privado y se realizó posteriormente el tradicional intercambio de regalos que sucede cuando un visitante diplomático como un presidente visita el Vaticano.

Entre otras cosas, el sumo pontífice urgió al presidente Trump evitar la proliferación de guerras y promover la paz. Lo hizo en público al comentar en detalle a su visitante el significado del regalo de despedida: un medallón con ramos de olivo y una horrible fractura en el centro, que Trump se lleva como recuerdo a Estados Unidos. Según Francisco, “esa división es la guerra”.

Los regalos que el Papa Francisco hizo al mandatario tienen más que un significado, es una urgencia de hacer consciente al estadunidense de lo que está pasando en el mundo y cómo lidiar con eso, por tal motivo, el Papa le regaló sus tres grandes documentos, “La alegría del Evangelio”, “La alegría del amor”, sobre la familia, y “Laudato sí” sobre, la necesidad de proteger el medio ambiente y disminuir el consumo de combustibles fósiles para aminorar los daños del cambio climático.

Trump, por mera cortesía prometió leerlos, sin embargo, ya antes ha dicho que lo que hace en sus tiempos libres es ver televisión, además, el último documento es sobre cambio climático que no tiene muy contento a Trump, pues va contra esa ideología.

Francisco ha usado en la mayoría de las visitas sus regalos como recordatorios de lo que quiere que los mandatarios recuerden, así uno de los regalos fue el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2017, donde dijo “se lo firmé personalmente para usted”.

El pontífice insistió en comentarle que se lo regalaba con el deseo de que sea “instrumento de paz”, a lo que Trump ha respondido “necesitamos la paz”.

A su vez, el presidente americano regaló al Santo Padre una gran caja con cinco libros de Martin Luther King, incluido uno dedicado por el líder de los derechos civiles diciéndole “creo que le gustarán. Espero que le gusten”. Era un detalle bien elegido, pues el Papa había citado ampliamente a King en su discurso al Congreso de los Estados Unidos en septiembre de 2015.

En presencia de los periodistas, el presidente americano le presentó a su séquito, comenzando por su esposa Melania y su hija Ivanka, las dos visiblemente conmovidas.

La primera dama le pidió que bendijese un pequeño objeto, quizá un rosario, que sostenía en el hueco de la mano, mientras Ivanka Trump le daba las gracias con afecto.

En un comunicado oficial posterior emitido por el Vaticano se puso énfasis en “la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales existentes entre la Santa Sede y los Estados Unidos de América, así como por el compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia”. 

De la misma forma se manifestó “el deseo de una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia Católica en los Estados Unidos, comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes”.

En las conversaciones también hubo “un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional y con la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso, con especial referencia a la situación en Oriente Medio y a la tutela de las comunidades cristianas”.

Donald Trump, la primera dama y su hija Ivanka, pudieron experimentar por primera vez lo que se parece más bien a un cambio de planeta: pasar de las calles ruidosas de Roma y su tráfico caótico a los Jardines Vaticanos, un oasis de belleza y tranquilidad, donde todo está limpio y ordenado.

El presidente fue recibido en el patio de San Dámaso por un piquete de la Guardia Suiza y por el jefe de la Casa Pontificia, Georg Gaenswein, quien también saludó a la primera dama y a Ivanka Trump, ambas vestidas de riguroso negro y ataviadas con mantillas de encaje ya desde ese momento.

Momentos antes y escoltado por los gentilhombres del Vaticano, el presidente recorrió los impresionantes pasillos que llevan hasta la biblioteca privada del Santo Padre, escuchando las explicaciones de Georg Gaenswein sobre la historia del lugar y algunas de las obras de arte.

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