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El "reclutamiento" de porros en los CCH

En la escuela y luego en redes, jóvenes son observados para reclutarlos como porros

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Escrito en METRÓPOLI el

Desde que entran los jóvenes de primer ingreso a nivel bachillerato son observados y solo a algunos los contactan para reclutarlos, a veces por redes sociales o por medio de amigos que ya están dentro.  


“A un compañero lo convencieron desde el primer semestre para que formara parte de un grupo de porros en el CCH- Azcapotzalco y desde entonces ya casi no entra a clases y cuando lo veo siempre está drogado con las pupilas dilatadas”, comenta a LA SILLA ROTA Okami, estudiante de ese plantel y quien omitió su nombre completo por temor a represalias. 

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¡Fuera porros de la UNAM! Pronunciamiento de la comunidad universitaria

Antes de la agresión que se registró el lunes en Rectoría, los grupos de porros ya amenazaban a estudiantes, los agredían en fiestas privadas y metían miedo en la comunidad, principalmente, de los CCHs, confirman testimonios de estudiantes. 


Okami relata que en los dos años que lleva en el CCH-Azcapotzalco, donde comenzó este movimiento estudiantil que se extendió hasta la mega marcha del miércoles en Ciudad Universitaria, ha observado cómo se mueven y se han consolidado. Aunque antes del lunes, no se había dado un ataque tan certero. 


En semestres anteriores, los porros en ese CCH se paseaban por los pasillos y se limitaban a presumir su poder. Con su presencia intimidaban a los estudiantes, pues entraban a la escuela con paliacates. Tienen lugares específicos donde se juntan como enfrente del edificio Q o cerca de los auditorios.


“Sabemos que son porros porque se visten con sus playeras de futbol americano y además de que se sientan en lugares donde nosotros sabemos son de su propiedad”, asegura otro estudiante. 


Describe que cuando había alguien que se sentaba donde ellos, uno de los del grupo iba y advertían que si “tu querías podías unirte”, pero sino aceptaban, los corrían y amenazaban que si los volvían a ver en ese lugar los iban a golpear. 


“Solo una ocasión pasó algo feo. Como por marzo estaba en una clase que está cerca de donde se juntan y de repente se empezaron a escuchar petardos. Todos nos sacamos de onda y el profesor no nos dejó salir, ya después nos enteramos que habían sido los porros, pero no pasó a mayores, solo el susto”, completa Okami. 


La estudiante afirmó que muchos de los porros no son alumnos del CCH, sino que solo se meten al plantel y ahí se juntan con su grupo. 


Jimena Gamboa Pérez, del tercer semestre del CCH Azcapotzalco, señala que hasta que comenzaron a darse las asambleas en su plantel para exigir que abrieran más grupos y designaran a profesores, los porros rompieron los encuentros estudiantiles y se dieron a notar más, pero ya de forma más violenta. 


“En la asamblea del 27 de agosto, nos desalojaron por el estacionamiento porque nos dijeron que venían grupos porriles con palos, paliacates rojos en la cara e iban corriendo. Los identificamos porque muchos venían con lentes de sol o estaban rapados”. 


En el CCH Oriente también los porros amedrentan a los estudiantes. Brayan López cursa el quinto semestre y asegura que en cada fiesta llegan y “desmadran las cosas”, incluso ha habido peleas entre ellos y alumnos. 


“Se enteran de que habrá una fiesta y llegan, rompen todo y pues ellos acaban con la fiesta. Adentro de la escuela no había habido peleas ni agresiones fuertes”. 


Brayan dice que también en CCH Oriente los identifican por el lugar donde se sientan: enfrente de los edificios C y B. Reiteró que dentro de la escuela no usan ropa deportiva solo en eventos o cuando invaden las fiestas. 


“En un cumpleaños de una niña que se hizo viral, llegaron con palos a golpear lo que se encontraran enfrente. Esa vez, solo dañaron objetos, pero después de eso nos fuimos y se acabó la fiesta”. 



El actual conflicto y los porros 


El lunes 3 de septiembre, estudiantes del CCH Azcapotzalco que exigían cumplimiento a sus demandas llegaron a Rectoría. Un grupo del CCH Oriente se unió para pedir justicia por el asesinato de Miranda, una alumna de ese plantel que fue secuestrada cerca de la escuela y su cuerpo fue encontrado calcinado en el Estado de México. 


Cuando los jóvenes se encontraban afuera de Rectoría llegó un grupo de porros a agredirlos con palos, piedras y cuchillos. De ese ataque resultaron dos jóvenes lesionados que hasta el momento se encuentran graves en un hospital. 


Un día después el rector de la UNAM, Enrique Graue anunció que en esa agresión habían identificado a integrantes de tres grupos de porros: 3 de marzo, el 33 y la Federación de Estudiantes de Naucalpan (FEN) y que ya procedían a la expulsión de 18 estudiantes. 


Este miércoles, más de 30 mil alumnos, profesores y trabajadores participaron en una marcha multitudinaria que partió de la Facultad de Ciencias Políticas a Rectoría. Exigieron porros fuera de la UNAM y que se restablezca la tranquilidad y paz en la Máxima Casa de Estudios. 


Los tres grupos identificados el lunes pasado operan desde hace 25 años, pero su desarrollo y fortalecimiento se da después del movimiento estudiantil del 99, explica Hugo Sánchez Gudiño, profesor e investigador de la FES-Aragón y de la Facultad de Ciencias Políticas.


“Los grupos que participaron el lunes son muy conocidos en Naucalpan, incluso han matado a estudiantes, también tienen presencia en el Vallejo y Azcapotzalco. Son las tres escuelas que son como la base, donde se fueron a refugiar estos grupos. Esas escuelas están en la periferia, Estado de México y la Gustavo A. Madero. La mayoría reciben apoyo del PRI y algún gobernador”. 


Agrega que son identificables por sus jerseys. Los conoce toda la comunidad de esas tres escuelas. Son famosos porque durante años desarrollaron el narcomenudeo, los asaltos, “son como los dueños de esos planteles”. Ahora trascendió su presencia porque era inevitable y por la agresión en CU. 


“Tienen cerca de 25 años de existencia. Sin embargo, su presencia sólida en esas escuelas es a partir del 2001, después de la huelga del 99. Son como los porros millennials o  de la generación Z”. 


El origen del porrismo y su evolución 


El porrismo en México surge hace casi 80 años cuando la Universidad no era tan grande y el campus principal estaba en el Centro Histórico de la ciudad. En ese tiempo, no se podía controlar la rebeldía juvenil y “alguien” se le ocurrió contratar a los chavos más violentos de los barrios bajos que estaban alrededor de las escuelas, define Hugo Sánchez Gudiño, autor del libro “Génesis, desarrollo y consolidación de los grupos de choque en la UNAM de 1930 a 1990”. 


“Crearon una especie de pandilla pagados por la Rectoría y ellos se encargaron de poner el orden. Tuvieron muchos apodos, los llamaron Los Gorilas por la violencia que ejercían contra los estudiantes y ya hasta los años 50 cuando se crea Ciudad Universitaria se les bautiza con el nombre de porros”. 


Detalla que el dote de “porros” está relacionado con las bandas de animación de los equipos de futbol americano y uno de sus líderes fue Luis Martínez del Palillo, quien se hizo famoso por institucionalizar a estos grupos. 


Ellos fueron los que crearon el himno de la UNAM: el Goya que hasta la fecha se canta en los partidos de futbol, ceremonias de graduación y hasta en manifestaciones. 


Cada década tiene una expresión diferente del porrismo. Llegó el año de 1968 y con ello el movimiento estudiantil que terminó en la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco. Algunos de los porros se manifestó en contra y otros lo apoyaron. 


Después del 68 vino una época muy oscura y violenta del porrismo en la UNAM, pues estos grupos tenían como propósito borrar la memoria y lo poco que quedó del movimiento estudiantil. 


“En la década de los 70 desplegaron grupos no solo en CU, sino en las escuelas para tratar de borrar las huellas de ese movimiento. Eran grupos muy violentos, incluso sus integrantes andaban armados con pistolas”. 


En los 80 que se creó la Reforma Política, los grupos de izquierda se volvieron legales y el fenómeno del porrismo se trasladó a las preparatorias, CCHs y colegios de bachilleres. En las escuelas superiores baja su presencia. 


“Ya en los bachilleres y prepas se quedan los porros como parásitos al servicio de algún grupo político o de algún director. Solo salen a la luz cada que hay una coyuntura política, como la de ahora, que va haber cambio de Rector y de Presidente, además viene el aniversario 50 del 2 de octubre. Igual y si no hubiera estas fechas claves seguirían en sus cloacas. Los sacan durante una coyuntura y los vuelven a replegar cuando todo esta en calma”, explica.