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¿Política ficción?

Las series de televisión basadas en ficción política se están convirtiendo en productos rentables e influyentes. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

El Video on Demand se ha convertido en la plataforma favorita de los mexicanos para ver series y películas. El potencial que tiene el llamado streaming va más allá de lo comercial. También es político.

La agencia Interactive Advertising Bureau (IAB) asegura que México es el tercer mercado más importante en consumo de contenidos por Internet. Casi 73 millones de personas de nuestra población tienen acceso a Internet y, de ellas, más del 76 por ciento usan servicios de streaming en video.

Entérate: 'Streaming' de video, entre los mejores negocios del siglo, Milenio, 2 de diciembre de 2018.

Primero fueron las series de narcos. Ahora quieren posicionar los contenidos políticos en el gusto de los consumidores. La idea no es nueva. El uso político de los medios de comunicación ha sido constante en la historia de la democracia, desde mucho antes de la aparición del cine, la radio y la televisión.

Manuel Castells, uno de los teóricos más reconocidos de los vínculos entre comunicación y poder, lo explicaba de esta manera: “La comunicación es el espacio en el que se construyen las relaciones de poder”.

Lee la opinión del experto: Manuel Castells. El poder en la era de las redes sociales, Revista Nexos, 1 de septiembre de 2012.

Por eso, el entretenimiento ha sido, es y será uno de los recursos más importantes de la Comunicación Política. Su capacidad de influir y persuadir en el pensamiento e ideología de las personas es real, aunque ciertamente desconocemos el verdadero alcance que tiene la ficción en la mente de los ciudadanos en al menos tres niveles: al momento de elegir un candidato, de emitir su opinión sobre sucesos relevantes, o evaluar el desempeño de un personaje político.

La mayoría de los presidentes de México del siglo XX influyeron en el diseño de proyectos de comunicación operados desde la industria del entretenimiento y el uso del tiempo libre: películas, telenovelas, radionovelas, noticieros de cultura y espectáculos, parodias, programas cómicos, eventos deportivos, obras de teatro y producción de conciertos o canciones.

Te puede interesar: Héctor Aguilar Camín. "Historia contrafactual" y "política-ficción", Milenio, 13 de junio de 2016.

En los tiempos que gobernaba Lázaro Cárdenas, por ejemplo, el Estado creó el Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP), considerado como el instrumento propagandístico más importante del cardenismo. En esta oficina se le dieron al cine y a la radio facultades legales estratégicas para su manejo y dirección.

Desde entonces, sobran ejemplos de que el uso político de los medios no se limitaba a la pinta de bardas o al desarrollo del gran negocio que aún representan los spots propagandísticos. Los personajes de poder más hábiles descubrieron el enorme valor que tiene la producción de contenidos de ficción para persuadir a la sociedad.

En el siglo pasado, los medios de mayor impacto y cobertura fueron utilizados por el Estado con fines ideológicos y políticos. En ese tiempo, era impensable el acceso libre y abierto de los opositores, grupos minoritarios y de cualquiera que pudiera cuestionar, criticar o dañar a los poderes establecidos.

Te recomendamos: 8 películas imperdibles para estudiantes de Ciencias Políticas, Universia España, 15 de diciembre de 2015.

¿Cómo olvidar la relevancia que tuvieron películas como ¡Vámonos con Pancho Villa!, El compadre Mendoza, Maclovia, El joven Juárez, Mexicanos al grito de guerra o Simitrio? ¿Quién no recuerda telenovelas como Senda de Gloria o El Vuelo del Águila, por mencionar solo algunas de las ficciones más significativas de nuestra historia?

En esos tiempos el derecho a la información, el derecho de réplica y la transparencia eran privilegio de unos cuantos. Y si alguien se salía de la raya, se aplicaba la censura o los métodos de disuasión. Por eso, cintas como La sombra del caudillo, Distinto amanecer, La viuda negra, La ley de Herodes o La dictadura perfecta fueron almacenadas, cuestionadas o marginadas para que no se vieran o, por lo menos, no fueran un éxito de taquilla.

Lee: Crimen, corrupción y sexo, ejes de la conspiración del 68, trama de "Un extraño enemigo".

Desde la irrupción de Netflix, con su serie emblemática House of Cards, la política ficción tiene un nuevo rostro. No hay duda que el mercado mexicano ha comenzado una etapa de prueba, que surge con una gran controversia, como es debido. Colosio: historia de un crimen y 1994 son dos ejemplos del rumbo que podría tomar la comunicación política a partir de ahora.

En el nuevo espacio público, las plataformas de streaming no tienen contrato de exclusividad ni esquemas de sometimiento o subordinación con el poder político. La política ficción, la ficción política y el divertimento político se están sometiendo a las nuevas reglas del mercado global en que vivimos.

También puedes leer: La batalla por el 'streaming' comienza este año, Expansión, 15 de enero de 2019.

Detrás de esta realidad, no hay riesgo ni melodrama. Tampoco deberían existir motivos de preocupación. La lucha por el poder político se ha incorporado ya al Video on Demand.

Si vemos la situación en términos prácticos, asistimos a la apertura de una ventana de oportunidad que ya están tratando de aprovechar gobiernos, partidos políticos, medios de comunicación tradicionales, organizaciones de la sociedad civil, grupos empresariales y los mismísimos grupos fácticos con el fin de influir en la ciudadanía de manera más efectiva, para llegar al poder o mantenerse en él.

¿Acaso estamos ante el principio del fin del poder de las redes sociales?

Lee más: Series políticas, más allá de "House of cards", Expansión, 2 de noviembre de 2018.

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