Dentro del contexto mundial en el cual se han abierto importantes brechas en temas de políticas exteriores, Rex Tillerson, secretario de Estado de aquel país, se ha encargado de tranquilizar las agitadas aguas que ha provocado en reiteradas ocasiones las decisiones de su jefe Donald Trump.
Thillerson ha tenido que mediar con los aliados europeos de la unión americana, como ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea y de la OTAN, luego de que estos externaran constantemente su preocupación por las políticas proteccionistas de Trump, como su lema, “Estados Unidos primero”, o por las decisiones del mandatario estadunidense de no certificar el cumplimiento de Irán del acuerdo nuclear y por su retiro del acuerdo de París sobre el cambio climático.
Así mismo, el secretario de Estado se ha mostrado preocupado por los nexos entre cárteles mexicanos con redes terroristas, incluyendo el Estado Islámico (ISIS), dejando entrever que Trump se ha inmiscuido de en las políticas de seguridad que tienen que ver directamente con el narcotráfico en México, y no sólo está preocupado por levantar un muro fronterizo.
Pero ¿Quién es este personaje que en variadas ocasiones ha dado la cara por Donald Trump?
Ejecutivo cuya experiencia en política exterior se limita a sus negocios como jefe de la petrolera ExxonMobil y cuyos lazos con Rusia auguraban un acercamiento a Moscú, de parte del gobierno norteameriano, nació en 1952 en Wichita Falls (Texas), es hijo de un administrador de los Boy Scouts y a menudo recitaba lemas de esa organización en la cual fue el propio Thillerson quién permitió por primera vez que los jóvenes abiertamente homosexuales se unieran a las filas de los Scouts.
Casado y con cuatro hijos, Tillerson también parece ser más progresista que el mismo Donald Trump en lo que se refiere al cambio climático, un problema que ha reconocido como causado por la actividad humana, aunque sin dejar de defender el consumo de combustibles fósiles.
Considerado el vigésimo quinto hombre más poderoso del mundo por la revista Forbes, Tillerson es un defensor del libre comercio, actitud que, sorprendentemente, no ha interferido con el proteccionismo de Trump.
Con pobladas cejas oscuras y un marcado acento texano, Tillerson es un hombre con carisma que se ha mantenido fiel durante toda su carrera a la empresa que ahora lidera, ExxonMobil, en la que ingresó por primera vez en 1975 como ingeniero civil.
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Bajo su dirección, dicha petrolera sucumbió a las tensiones políticas en Venezuela, un país que abandonó después de que el presidente Hugo Chávez nacionalizara el sector petrolero en 2007 y al que Tillerson demandó ante un tribunal de arbitraje hasta que en 2014 logró una compensación de mil 600 millones de dólares.
A pesar de aquella ruptura con el gobierno venezolano, la relación más duerte de negocio es la que mantiene desde hace más de dos décadas con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien en 2013 le condecoró con la Orden de la Amistad del país.
Su selección dentro del Gabinete de Trump, encajó perfectamente en la forma en como este último ha elegido a sus colaboradores: multimillonarios con bagaje empresarial pero sin tablas en las políticas públicas.
Fue así como Rex Tillerson se convirtió en el mandamás prorruso que guía las políticas exteriores de Donald Trump.
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