PUEBLA (La Silla Rota).- Paolo Prato Paredes, italomexicano de 27 años de edad, desapareció el pasado 19 de septiembre cuando acompañó a su madre al mercado Hidalgo y se internó solo al mercado Unión, en el norte de la capital poblana.
Paolo llegó a la entidad para visitar a su madre, quien al ver que su hijo no regresaba casa, reportó su desaparición, pero fue un día después que la Fiscalía General del Estado accedió a tomarle el reporte.
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Me pidieron que antes lo buscara en la morgue, narró Martha Paredes, cuando intentaba localizar a su hijo, antes de que la llamaran para identificar el cuerpo.
Un día después de su desaparición, un cuerpo fue localizado envuelto con bolsas de plástico en una barranca del río Atoyac, del lado de Tlaxcala en límites con el municipio de Cuautlancingo, Puebla, pero fue hasta hoy que se confirmó que los restos corresponden a Paolo.
El 20 de septiembre vecinos del barrio Tenexac, del municipio de Papalotla, Tlaxcala, reportaron un cuerpo envuelto en una cobija de colores y bolsas plástico. Todo atado con cinta adhesiva.
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Tlaxcala realizó las diligencias de levantamiento del cadáver que inicialmente fue retirado de la barranca en calidad de desconocido.
Horas más tarde, aunque aún no les han entregado el cuerpo porque están realizando las pruebas de ADN para confirmar la identidad, la familia de Paolo identificó su rostro.
La víctima fue vista por última vez por su madre en el mercado Hidalgo, cuando le dijo que le diera unos 20 minutos para ir al Mercado Unión, donde se sabe hay venta de productos de procedencia ilícita.
Martha lo esperó casi dos horas y decidió ir a su casa, pensando que estaría ahí porque quizá se había perdido en el camino y le sería más fácil volver. Sin embargo, nunca regresó y su ausencia la alarmó.
Al acudir ante más autoridades, le tomaron el reporte un día después. Ahora se sabe, Paolo ya estaba muerto, pero se desconoce el móvil del asesinato y cómo le quitaron la vida.
mvf