Por
Escrito en
OPINIÓN
el
consejero presidente del INE, podría tener una bomba de tiempo en las manos ante las evidencias de que algo huele mal en la recopilación de firmas de los aspirantes a candidaturas independientes a la Presidencia. La venta de bases de datos por parte de particulares y la participación de ex empleados del INE en este tipo de maniobras podrían ser motivo suficiente para quitarle el sueño al juez electoral.