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OPINIÓN
el
gobernador aliancista de Quintana Roo, enfrenta un dilema mayor ante la crisis de inseguridad que sufren los dos principales destinos turísticos del estado, Cancún y Playa del Carmen. El número de ejecuciones, robos, extorsiones, cobros de derecho de piso y venta de drogas a plena luz del día, parecen haber rebasado a la autoridad, que luce medrosa y lenta ante la exasperación de vecinos, empresarios y otros sectores.