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La migración, la deuda pendiente de una región

¿Se está atendiendo el problema de los migrantes?

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Escrito en VERACRUZ el

El ser humano ha sido nómada por excelencia, su desplazamiento cotidiano ha sido en búsqueda de recursos para alimentarse, desarrollarse y vivir en sociedad.

Los constantes cambios climatológicos y demográficos han sido, son y serán determinantes para el fenómeno migratorio.

Es así como nacieron las grandes civilizaciones, se desarrollaron y establecieron en lugares propicios para la pesca, agricultura, caza, domesticación de animales, y construcción de viviendas.

Estas circunstancias, históricamente han provocado que el tema de la migración sea un fenómeno de gran importancia que se coloca en la agenda prioritaria de cualquier país, para brindar seguridad interna y afectar lo menos posible a la comunidad internacional.

En muchas naciones el fenómeno migratorio es catalogado como un asunto de seguridad nacional, ya que, por ejemplo, los migrantes menores de edad no acompañados, representan un reto que debe ser atendido de manera especial para evitar que se vulneren sus derechos.

México siempre ha sido un país receptor y expulsor de migrantes, contamos con 3,200 kilómetros de frontera con los Estados Unidos de América y 1,149 kilómetros en la frontera sur de los que se dividen, 956 con Guatemala y los restantes 193 kilómetros con Belice.

Nuestro país ha celebrado diversos tratados en la materia, ejemplo de ello fue el programa Bracero, vigente de 1942 a 1964, creado justo en la segunda guerra mundial para que pudieran emigrar trabajadores mexicanos a Estados Unidos, para elevar la producción sustentada en la mano de obra mexicana.

Otra etapa fue la denominada la integración silenciosa, que abarcó un espacio de tiempo entre 1980 y 1990, posteriormente se hizo presente el TLCAN en 1994 y, finalmente el T-MEC, se trata de un acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el que entró en vigor el primero de julio de 2020 y, que sin lugar a duda marcará la pauta en los años por venir en el fenómeno migratorio.

Cabe hacer mención que todos los esfuerzos migratorios realizados por México y Estados Unidos se vieron interrumpidos en el año 2001, época en la que los atentados terroristas, generaron un nuevo orden migratorio en el mundo, lo que obstaculizó todo el trabajo realizado hasta ese momento, ya que Estados Unidos ha priorizado la seguridad interna.

Adicionalmente, el crimen organizado en la frontera sur ha complicado el fenómeno migratorio, ya que ahora México es un territorio de tránsito, destino y retorno de migrantes.

Por citar un ejemplo, las recientes caravanas migrantes de Centroamérica hacia nuestra nación propiciaron que el Gobierno de México desplegara a la Guardia Nacional en la frontera sur, con la intención de disminuir el número de personas que transitan por nuestro país hacia los Estados Unidos, en busca de lo que se ha denominado el Sueño Americano.

En todas las naciones del orbe, la política migratoria, busca proteger los derechos del ser humano, en este sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptó a Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el que menciona en su artículo 13 que, “…toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir una residencia en el territorio de un Estado, toda persona tiene derecho a salir a cualquier país, incluso del propio y a regresar a su país.”

De esta forma es como se ha buscado proteger los derechos de los migrantes, que sin lugar a duda han sufrido maltratos, vejaciones, insultos por parte de la autoridad, del crimen organizado y lo peor, incluso de otros ciudadanos.

Tenemos que lograr resolver el dilema de la frontera, la seguridad y la inmigración entre México y Estados Unidos, como una condición indispensable para despejar el camino, para reactivar los esfuerzos de integración regional hacia una América del Norte próspera y segura, pero también voltear hacia el sur de México, expandir las fronteras de igualdad, pero sobre todo seguir en una misma línea como un país amigable, solidario, cordial y empático.

Se debe garantizar y asegurar la protección del derecho a la vida, a la integridad, la seguridad, la dignidad y en general sus derechos humanos, sin importar la situación migratoria de niñas, niños, adolescentes, mujeres, indígenas y personas de la tercera edad.

El reciente anuncio de la administración del presidente Donald Trump, de la renovación por tan solo un año la protección de deportación a los conocidos como dreamers, a través del programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia (DACA) en vez de los dos años que normalmente se daban, es una mala señal para los esfuerzos realizados en la región para proteger los derechos de este sector.

Es urgente atender esta situación y proteger a todos los inmigrantes, sin distingos, ya que mientras el fenómeno no deje de ser considerado como botín político, la deuda para todos los países implicados seguirá pendiente, tenemos mucho por hacer, así que manos a la obra.                  Adolfo Montalvo Parroquín, agosto de 2020