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“EL AVIÓN PRESIDENCIAL, SIGNO DE LA INEPTITUD ACTUAL”: THE ECONOMIST

No es fácil ni cualquier cosa vender un avión, hay que añadir que el mantenimiento descuidado de la aeronave y la recesión causada por la pandemia

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Escrito en GUANAJUATO el

Las locuras, ocurrencias y despropósitos del presidente López Obrador siguen y siguen sin parar convirtiendo a México en un gran circo y vergüenza nacional e internacional donde el gobierno federal actúa de acuerdo al capricho del jefe del ejecutivo sin importar la ley, la historia ni nada más que su sed de venganza social y política.

En tiempos de campaña y desde hace más de un año en el gobierno, AMLO ha intentado vender el Boeing Dreamliner que el gobierno del entonces presidente Peña Nieto adquirió. Ha declarado cientos de veces que el avión presidencial simboliza los lujos y excesos de las administraciones del pasado. Un análisis  de The Economist apunta a que toda ésta historia ya representa “un signo de ineptitud” del actual gobierno federal.

Les comparto este interesante análisis del prestigiado medio británico  para que nos demos cuenta como es visto México y su gobierno desde afuera: “Ahora el ejemplo faraónico del derroche y la opulencia, se ha vuelto elegante y el orgullo de una nación, en palabras del folleto de publicidad escrito para ofrecer a un comprador con gustos más llamativos que el Presidente mexicano y 130 millones de dólares para gastar”.

Continúa The Economist, “El letrero no funcionó. Durante 21 meses, el avión bautizado como José María Morelos y Pavón, ha estado sin vender en un hangar en California. Un símbolo de excesos pasados se ha convertido en un signo de ineptitud actual. Cuenta que el mercado de aviones privados de fuselaje ancho es minúsculo. Venderlos a menudo lleva años, los vendedores rara vez recuperan los costos de instalación porque los nuevos propietarios tienen sus propias ideas sobre esquemas de colores y los interiores del avión”.

En pocas palabras, no es fácil ni cualquier cosa vender un avión como si fuera un simple coche o motocicleta de alta gama. Hay que añadir que el mantenimiento descuidado de la aeronave y la recesión causada por la pandemia han reducido el valor del avión a 72 millones de dólares aproximadamente.

The Economist recuerda que en enero, AMLO sugirió rifar el avión. “El ganador obtendría dinero para pagar uno o dos años de mantenimiento. Un mes después, tal vez dándose cuenta de su imposibilidad, pensó mejor la idea. Ahora el premio es de 2 mil millones de pesos en efectivo, que se repartirá entre 100 ganadores. El dinero total del premio no es mucho menor que el valor original del avión. Unos dos mil quinientos millones de pesos se destinarán a equipos para hospitales que enfrentan el Covid-19. El sorteo sería el 15 de septiembre”.

“Las matemáticas no cuadran. Los 6 millones de boletos, que aún llevan la imagen del avión, tienen un precio de 500 pesos cada uno, más de cuatro veces el salario mínimo diario. Si se agotan, solo quedarán 500 millones de pesos para los hospitales una vez que se pague el dinero del premio, los costos administrativos y el recorte de los vendedores de boletos. Para asegurarse de que el plan recaude dinero suficiente para mantener la promesa del presidente a los hospitales, el reciente bautizado Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, subastará activos incautados a los delincuentes, acordó contribuir con 2 mil millones de pesos para pagar los premios”.

El 8 de septiembre, señala el rotativo inglés, a una semana de la fecha de la rifa “se habían vendido menos de dos tercios de los boletos. En fin, otro gran desastre y engaño al “pueblo sabio” donde el presidente y su gobierno desviaron recursos públicos para satisfacer otro capricho más del autoritario gobernante. Sin embargo, la promesa de López Obrador de deshacerse  del avión no se ha cumplido y sigue el gobierno federal gastando o más bien, mal gastando dinero público en vender el mal logrado bien nacional.

¿Quién va a denunciar a AMLO? ¿Se podrá incluir el nombre de López Obrador en la consulta para juzgar al mandatario en turno? Vivimos en una democracia como tanto presume el tabasqueño, ¿no cree usted?

Dr. Carlos Díaz Abrego