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¿Y los principios, Groucho?

“Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros” | Sopa de ganso, Groucho Marx | Joel Hernández

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Escrito en OPINIÓN el

Groucho Marx era un genio de la ironía y de la gran comicidad, con intención. Durante años, sus películas eran vistas con alegría porque la transmitían, sobre todo en tiempos aciagos para los estadounidenses. Pero también asestaba la sátira de lo que se vivía en su época y que, sin duda, sigue siendo la de nuestro tiempo.

Se llamaba Julius Henry Marx, pero fue y es más conocido como Groucho Marx. Nació en Nueva York el 2 de octubre de 1890 y murió en Los Ángeles el 19 de agosto de 1977. Alcanzó la fama como miembro de Los Hermanos Marx y juntos hicieron 18 películas en las décadas 30, 40 y un poco en la de los 50.

Decía, por ejemplo: 

Nunca aceptaría pertenecer a un club que admitiera entre sus miembros alguien como yo

O también:

La humanidad, partiendo de la nada y a base de esfuerzo, ha llegado a alcanzar las cuotas más altas de miseria

Pero la gran frase que hoy nos ocupa está en la película Sopa de Ganso (1933). Ahí hay una frase que por encima del fracaso de la cinta ha sido síntoma de políticos tránsfugas, y que hoy se asienta en la política mexicana: 

Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros

Un fracaso para todos


En México somos testigos del resumen de muchos fracasos políticos y de partido. Es un fracaso para todos porque no se ha conseguido asentar en México el ideal de un país a partir del propósito de políticos y partidos para reconstruir a la República y solucionar los grandes problemas nacionales, que hoy más que nunca son muchos y trágicos.

Nadie parece pensar en ello, sí, en su interés particular-de grupo-de instituto político. Y peor aún: los mexicanos pagamos por un Instituto Nacional Electoral que tiene dentro de sus funciones las de estimular la cultura política entre los mexicanos y el fortalecimiento del sistema de partidos. ¿Lo ha hecho? No. Y hoy lo vemos en el transfuguismo de políticos de principios variables hacia partidos con contenido variable y, por lo mismo, insustanciales.

Los casos recientes son el ejemplo vivo de esto, aunque ha ocurrido antes este chapulineo, no con esta magnitud y por entonces con un cierto –digamos– rubor. Hoy no: el mundo de las convicciones políticas se ha transformado en el mundo de lo políticamente útil y se mueven de un lado a otro a sus anchas y con total cinismo y descuido social.  

La señora Gabriela Cuevas, que durante más de veinte años militó enfática en las filas del conservador Partido Acción Nacional (PAN) y desde donde asestaba dardos envenenados en contra de Andrés Manuel López Obrador y a quien acusaba de corrupción, de mal gobernante en la capital del país, de político fuera de tiempo y de tono… y todos los males que podía endilgarle, ahora renuncia al PAN y se alista a participar con Morena, el partido de AMLO.

Lee: Gabriela Cuevas renuncia al PAN; se une a AMLO

“En trece años las cosas cambian, el mundo cambia, México cambia” ha dicho la señora Cuevas. Y sí, como dijera el mismo Groucho Marx: “también los principios”, como se ve.

El señor Julio Di-Bella, quien fue un ferviente panista asimismo, ahora se enlista con José Antonio Meade, precandidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y este festeja esta decisión, como si le arrancaran un mejor fruto al árbol panista. ¿De verdad aportará algo importante al PRI el señor Di-Bella, aparte del ruido que hacen con este rebase de principios?

Y qué tal el nieto de doña Elba Esther Gordillo, René Fujiwara Montelongo, al que mandan desde las filas del Partido Nueva Alianza (PANAL), fundado por su abuela, y con el que ha sido legislador. Ahora pasa a Morena y afirma que Andrés Manuel López Obrador es “la única opción que realmente representa una alternativa”.

Cuauhtémoc Blanco del ultraderechista Partido Encuentro Social (PES) pasa a Morena para ser candidato a la gubernatura de Morelos.

En el resto de la República Mexicana está ocurriendo lo mismo en diferente escala, pero con igual contenido, lo políticamente útil: “¿No es usted la señora Smith, la hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted.” (Groucho).

Las alianzas entre partidos no pueden ser más insospechadas, inauditas y a veces hasta risibles: PAN con PRD y Movimiento Ciudadano; PRI con el Partido Verde, que de verde no tiene nada y sí mucho de rémora; Morena con el PES y en acopio de gente que nada tiene que ver con eso que se prometió hace tiempo: un partido de izquierda… ¿de verdad? O panistas que impulsan al precandidato priísta Meade…  Partidos de izquierda que se nutren del todo y por todo…

Estamos frente al fracaso del sistema de partidos y, por supuesto, de esa democracia que se nos tiene prometida porque al final de cuentas no somos los ciudadanos quienes decidimos a nuestros candidatos y ni siquiera a nuestro partido, porque estos están desdibujados y sin ruta ni meta.

¿Qué sigue?


Reflexionar mucho en esto que estamos construyendo; en este monstruo de ideas dispersas, distintas y comercializables en política. No estamos hablando de principios, de ética política y de proyectos de nación y de las grandes soluciones para los grandes problemas nacionales. ¿A quién beneficia esta dispersión y este fracaso de las ideologías? ¿Usted lo sabe?

Sólo hay una manera de saber si un hombre es honesto: se lo preguntas. Si responde que sí, seguro que es corrupto

Groucho.

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@joelhsantiago | @OpinionLSR | @lasillarota