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Voto defraudado, no arrepentido

Si se empieza a desvanecer mi confianza es porque veo una serie de signos que llaman a alarma. | Fausta Gantús*

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Escrito en OPINIÓN el

No estoy arrepentida de haber votado por AMLO, estoy defraudada. No estoy arrepentida, estoy comprometida, y por eso asumo mi deber cívico de reconocer y celebrar las acciones que considero acertadas tanto como el de criticar los actos y las decisiones del gobierno –criticar en su acepción de analizar– con las que estoy en desacuerdo. Criticar no es estar en contra, es estar involucrada.

Estoy defrauda, esto es, la confianza en un cambio en sentido positivo respecto del rumbo de la política empieza a desvanecerse. No esperaba una gran transformación pero confiaba que habrían algunas que beneficiarían, de fondo y no sólo en la forma, a los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad. O le daba mi voto a AMLO o lo anulaba –esta es una opción válida, es una forma de manifestar el desacuerdo con todas las opciones existentes–. Pero le di mi voto porque había que brindarle la oportunidad de gobernar a una opción política diferente, pues PRI y PAN habían probado su incapacidad, su desacierto y su corrupción; y era el único candidato que hablaba de la pobreza como un problema de urgente atención.

No se desvanece mi confianza porque esperara que en unos pocos meses se lograra erradicar la pobreza, desaparecer al crimen organizado, meter tras las rejas a todos los delincuentes de cuello blanco, eliminar a los políticos corruptos, frenar las medidas abusivas de las empresas privadas (desde fábricas hasta bancos), acotar el poder de dirigencias sindicales probadamente corruptas y un largo etcétera. No esperaba eso, obvio, porque tener esperanza no significa ser ingenua ni esperar milagros. No, si se empieza a desvanecer mi confianza es porque veo una serie de signos que llaman a alarma.

Di mi voto con la convicción de que se trabajaría para lograr una sociedad que acortara las diferencias económicas y culturales entre los extremos y que se implementarían acciones en contra de “la mafia del poder”. No sabía que en realidad estaba votando por un gobierno que se daría a la tarea de engrosar el extremo inferior, el de los más pobres, a costa de golpear insistentemente a la clase media. Y tampoco sabía, ni podía suponer, que usted y yo éramos parte de esa “mafia del poder”, de la “burocracia dorada” o de los “privilegiados”.

No estoy arrepentida estoy sorprendida, pues no me esperaba este ataque frontal y directo contra las instituciones que sí han mostrado que funcionaban en este país. Estoy sorprendida porque tampoco veo los programas que busquen transformar de fondo la situación de los pobres, veo sólo paliativos y medidas clientelares basadas en la subvención directa, que tiene como finalidad asegurar el voto para Morena en las elecciones intermedias.

¿Por qué no escribí nada en contra de FCH o de EPN? La respuesta es muy simple: porque no esperaba nada de ellos y no les di mi voto. No escribí pero siempre me posicioné públicamente como crítica de esos mandatarios y sus políticas. El gobierno de esos presidentes fueron lo que me esperaba: mucho malo y poco bueno. En cambio a AMLO le di mi voto con conciencia y convicción, y de su gobierno sí esperaba, un auténtico “primero los pobres”. Nunca sospeché, disculpen mi ingenuidad, que sus primeras acciones irían encaminadas a golpear a un sector de la sociedad que había apoyado su lucha durante décadas y que le dio su voto el 1 de julio de 2018.

Así que a quienes andan apuntando con sus dedos flamígeros y repartiendo culpas, les recuerdo que si no votaron esta vez por AMLO, votaron en la anterior por EPN o en la antepenúltima por FCH, y ellos también fueron gobernantes muy cuestionables. Los invito a que mejor pensemos juntos por qué tenemos estos mandatarios. Y a que intentemos hacer algo para ser una mejor sociedad y un mejor país, con mejores gobernantes.

*Fausta Gantús

Investigadora del Instituto Mora (CONACYT) y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes. Es autora de una importante obra publicada en México y el extranjero, entre la que destaca su libro Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888. Ha coordinado varios libros sobre las elecciones en el México del siglo XIX.