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Voté por el ‘no’ en General Motors

Los trabajadores de General Motors decidieron hacer a un lado a sus dirigentes a pesar del costo de quedarse sin su pacto colectivo. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

“No pude dormir una noche antes de la votación”, me contaba uno de los obreros de la empresa General Motors de Silao. “Muchos de mis compañeros estaban animados, otros temerosos de que la empresa nos fuera a despedir, todos guardábamos absoluto silencio antes de la votación para evitar nos acusaran de boicotearlo”.

“Nos daba fuerza y seguridad ver tanta vigilancia, hasta de la OIT, y que nuestro voto fuera secreto. Ya sabíamos que íbamos a ganar, el ánimo flotaba en el aire con tan solo ver las miradas de optimismo de nuestros compañeros, pero no lo podíamos gritar”.

“Después que se dio a conocer la votación muchos sin temor gritamos eufóricos. Votar por el ‘no’ significó sentir un oxígeno especial en nuestros pulmones al saber que la CTM no era invencible pero aún había un camino largo por recorrer”.

“Voté por el no”, me contaba con orgullo otro de los trabajadores “pero ¿qué sigue?” preguntaba con insistencia.

Quienes siguen este conflicto también se hacen muchas preguntas tanto del sector patronal, sindical y hasta las propias autoridades porque no hay camino andado.

La votación realizada los días 17 y 18 de agosto pasado no es el camino final del conflicto, dado que falta esperar se presenten inconformidades que deberá resolver el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral y después, como una siguiente etapa, la entrega de la constancia de los resultados a la organización sindical a más tardar en la primera quincena del mes de septiembre.

El contenido de la constancia será previsible, se anunciará que con motivo de la consulta a los trabajadores que votaron mayoritariamente por el NO, se dará por terminado el Contrato Colectivo de Trabajo que rige en la planta de General Motors en Silao, Guanajuato. Será un hecho inédito en la historia laboral de nuestro país desaparecerlo por la decisión mayoritaria de los trabajadores.

Esa será la verdad legal y ninguna otra: la terminación de un Contrato Colectivo de Trabajo, pero de paso retirar la representación del Sindicato “Miguel Trujillo López”, que dejará de ser titular del Contrato por ser inexistente éste a partir de ese anuncio. 

La resolución del voto del NO al Contrato Colectivo se turnará por el Centro Federal a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que hasta el 1º de octubre conocerá de este tipo de casos en Guanajuato, para que formalmente lo dé por terminado y lo archive definitivamente.

Es evidente que el conflicto no termina con el archivo de este importante documento colectivo, por el contrario, éste será detonante de la continuación de una nueva batalla que partirá de cero. ¿Por qué de cero? Porque los sindicatos que contiendan por un nuevo Contrato Colectivo estarán fuera del centro de trabajo y la empresa no estará obligada legalmente a atender de manera preferente a ninguno de ellos, es más, existe prohibición legal que intervenga de cualquier forma.

El Sindicato “Miguel Trujillo López” dejará de recibir cuotas sindicales y en los recibos de los trabajadores desaparecerá el concepto de “cuota sindical”. Este Sindicato carecerá de facultades para representar individual o colectivamente a los trabajadores a partir de la declaración de terminación del Contrato del Centro Federal.

También cesará toda revisión salarial cada año y contractual cada dos.

El camino para recuperar el pacto colectivo con las nuevas reglas, que operarán en Guanajuato a partir del 1º de octubre próximo, será que los sindicatos que quieran pugnar por uno nuevo deberán tener las firmas de al menos el 30% de los trabajadores de esa empresa automotriz asentada en Silao. De participar dos o más en esta disputa, también deberán conseguir un porcentaje similar o superior de firmas de simpatizantes.

Si al menos dos sindicatos consiguen esas firmas, después que las valide el Centro Federal, se ordenará un recuento secreto para determinar qué sindicato se convertirá en el negociador preferente ante la empresa.

Ya teniendo al ganador se le otorgará la constancia de representatividad que le dará derecho a negociar un nuevo contrato, que una vez discutido y aprobado por la dirigencia sindical y la empresa, deberá realizarse un nuevo recuento secreto para consultar a los trabajadores si están de acuerdo o no con los términos del nuevo Contrato Colectivo, que puede ser en términos inferiores, iguales o superiores al anterior pacto colectivo que desapareció.

El conflicto en General Motors de Silao acumula muchas experiencias que deberán aquilatarse, y no necesariamente debe ser un modelo que debe aplicarse en todos los casos que faltan por legitimar.

El proceso de legitimación tiene por objeto validar legalmente a los Contratos Colectivos de Trabajo no a los dirigentes. Sin embargo, todos los procesos son diferentes y en el caso de General Motors, decidieron los trabajadores hacer a un lado a sus dirigentes a pesar del costo de quedarse sin su pacto colectivo, que para recuperarlo será andar por una vereda no hecha, que habrá que construir.

El camino natural para dirimir la diferencia entre dos o más sindicatos es el juicio de titularidad, no el proceso de legitimación. Son juicios que tampoco son sencillos porque el andamiaje jurídico permite que éstos no se resuelvan en el corto plazo. La reforma laboral estará a prueba para lograr una mayor efectividad y rapidez para solucionarlos.

Estamos en una etapa en la que los contratos colectivos deben validarse por medio de las legitimaciones. No es cierto que los trabajadores conservan sus mismos derechos, al desaparecer su contrato pierden la negociación, que es la fuente y mejora de sus derechos individuales laborales.

Los procesos laborales no tienen una fórmula predeterminada para resolverse, pero sin duda sigue causando revuelo la anunciada muerte del Contrato Colectivo de Trabajo en la planta de General Motors ubicada en Silao, Guanajuato. En todo este revuelo lo único cierto es que se avizora un conflicto para rato.