El pasado 15 de diciembre, el INE aprobó un protocolo dirigido a los funcionarios de casilla, por el que se adoptan las medidas para garantizar a las personas trans, el ejercicio del voto en igualdad de condiciones y sin discriminación.
Las semanas previas a su aprobación, el documento estuvo envuelto en una polémica interesante, ya que algunos Consejeros del INE consideraban problemático el permitir el voto de cualquier persona, cuya foto no correspondiera con su apariencia física.
Las preocupaciones de algunos consejeros se centraron en posibles suplantaciones de identidad y en que ello pudiera afectar la certeza de los resultados.
Por su parte, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), abrieron las investigaciones correspondientes para verificar si la autoridad electoral estaría vulnerando los derechos de las personas trans a través de actos discriminatorios.
El asunto es complejo porque a diferencia de otras identidades o expresiones de género, la transgeneridad es un concepto que aglutina diversas expresiones como la transexualidad, la transgeneridad, el trasvestismo y las manifestaciones drag. Por ello se pueden dar diversos supuestos o hipótesis por los que una persona pudiera ser objeto de discriminación a partir de su expresión de género.
El IFE ya lo había aclarado…
El tema no es nuevo para el INE, y ya su antecesor, el IFE, había abordado el tema desde el año 2010, mediante un protocolo para las personas trans que laboran en esa dependencia. Desde entonces, la institución reconocía el derecho de las y los trabajadores de realizar rectificaciones de nombre y/o de sexo.
Incluso en el Manual para la Operación del Módulo de Atención Ciudadana dirigido a los funcionarios del INE, se establece que no deben hacerse señalamientos sobre la persona o el atuendo o bien que no se debe pedir a los hombres que se desmaquillen para la fotografía de su credencial para votar.
Sin embargo, en este caso el nuevo Protocolo ya no está dirigido a funcionarios o trabajadores electorales, sino a la ciudadanía que fungirá el día de la elección como funcionarios de casilla. Por lo tanto, necesariamente ese documento tendrá que formar parte de la capacitación que imparta el INE a la ciudadanía, y seguramente coadyuvará a un mejor y mayor entendimiento de la transgeneridad en México.