Main logo

¿Votar o no votar? Ese es el dilema

Las instancias electorales deben de aprovechar que la concurrencia de las elecciones para incrementar la participación ciudadana.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Son muchos los factores que repercuten en la población en edad de votar para que tenga el interés o no de participar en el proceso electoral, ya sea, por ejemplo, como funcionario de casilla o bien, asistiendo el día de la jornada electoral a emitir su voto. 

 

Podríamos nombrar varias acciones que inhiben esta participación, pero sólo destacaré, por cuestiones de espacio, cuatro. El primer aspecto, y que ha sido muy comentado en diversos medios de comunicación, son las multicitadas renuncias o licencias de diversos servidores públicos o hasta de varios legisladores que dejan su mandato inconcluso para buscar una nueva posición política. Esto no lo percibe bien el grueso de la población, sobre todo en aquellos casos en que existió una mala gestión o bien, en donde la población no percibió de manera tangible algún beneficio ya sea en obra pública y servicios principalmente o que conociera de alguna ley que le beneficiara en el mediano plazo. 

 

Otro motivo, tiene que ver con el entorno en que se dan las elecciones. Me explico. Si revisamos los principales diarios de circulación nacional, u observamos algunos noticiarios televisivos, nos damos cuenta, por un lado, de los dimes y diretes entre los partidos políticos y posibles candidatos que generan encono y confrontación política y que, les guste o no, generan polarización en la población y, me parece, desinterés por la política en general, lo que inhibe la participación.

 

Pero si estas disputas políticas fueran entre rivales políticos podría conceder que es parte de la efervescencia política, desafortunadamente observamos lo contrario; disputas internas al interior de los partidos políticos, desacreditaciones de dirigentes por parte de militantes de un mismo partido; acusaciones mutuas en las que ya no sabemos si son actos de honestidad o mera pose política. A todo esto, el bombardeo en radio y televisión de promocionales políticos en un tiempo de precampañas (a nivel federal) así que imaginémonos cómo estaremos en plenas campañas políticas que, dicho sea de paso, están próximas a iniciar.

 

También están los conflictos que se reflejan a través de los diversos medios de comunicación que se suscitan en otras entidades federativas como lo que acontece en el estado de Guerrero, que tuvo como consecuencia un llamado de atención, por decir lo menos, por parte de los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral (INE).

 

A esto, escuchamos voces de vecinos, de ciudadanos que son los que votan en las elecciones que externan su preocupación o hasta hacen señalamientos verdaderamente preocupantes tales como: ¡Lo mejor es no ir a votar! o ¡Ni quién quiera ser funcionario de casilla!, entre otras manifestaciones. Por supuesto que también hay ciudadanos que pese a estas y otras circunstancias, acudirán a las urnas.

 

Un factor más, que me parece necesario apuntar es que las elecciones, al menos a nivel federal, poco interés generan en la población ya que sólo se elegirán diputados federales y hasta dentro de tres años tendremos elecciones para presidente de la República y senadores que siempre llaman más la atención y se refleja así en los índices de votación de la población. Por ello, seguramente resultarán más interesantes los procesos electorales locales en las entidades federativas, sobre todo en donde habrá elección de gobernador. 

 

Pero es aquí donde las instancias electorales deben de aprovechar que la concurrencia de las elecciones para incrementar la participación ciudadana, es decir, que como ciudadanos podremos votar en una misma casilla (casilla única) por Diputados Federales y los cargos que se elijan en la entidad federativa o en el Distrito Federal según corresponda.

 

A lo dicho anteriormente queda la duda si debemos votar o no en las elecciones del próximo 7 de junio. Mi opinión y sugerencia es que independientemente de que es un derecho y hasta una obligación constitucional: ¡Debemos ir a votar!

 

El votar es nuestro refrendo a un buen gobierno, a las aportaciones que hizo una determinada administración o servidor público, llámese presidente municipal, jefe delegacional, director, etcétera. O bien, nuestro beneplácito por las actividades legislativas de determinado diputado, federal o local por las leyes promovidas en beneficio de la población.

 

El votar también es una manifestación de nuestro descontento y hasta de nuestro repudio por determinada acción, acciones o inacciones de nuestros gobernantes. Por ello, el votar es un factor primordial de participación y es nuestra voz a favor o en contra de actos realizados o que no se hicieron.

 

No olvidemos que el voto es una especie de transmisión de poder a una determinada persona que se constituye como nuestro representante y por ende, ese representante debe rendirnos cuentas de su actuar, de hacerlo, refrendemos con nuestro voto sus acciones, pero de no hacerlo seguramente tendremos otras opciones.

 

Queda en manos de las autoridades gubernamentales y electorales, desde sus ámbitos de competencia, dejar la mesa puesta y en orden, para que los ciudadanos podamos acudir a votar en paz, con la certeza de que nuestro voto será contado y respetado. Pero para ello, mi sugerencia es que debemos participar en estas elecciones, ya sea como funcionario de casilla o bien, asistiendo a las urnas.

 

@fdodiaznaranjo