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Volver al futuro

Para cuando se levante la cuarentena, nada indica que hayamos aprendido a ser mejores en medio de esta crisis. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

Dice Juan Villoro, que no cree que regresemos a la “normalidad” como mejores personas que antes y yo coincido. Si bien nada será igual, para cuando se levante la cuarentena, nada indica que hayamos aprendido a ser mejores en medio de esta crisis. Y esto será así, porque al final somos y seremos los mismos de siempre.

El crimen organizado continúa azotando al país y le lleva la delantera en el número de muertos al coronavirus, hoy incluso atracan puntos de distribución de cerveza a mano armada, para revenderla al triple de su precio mientras regalan despensas. Los homicidios dolosos se mantienen estables aún sin gente en la calle; la violencia intrafamiliar se disparó a niveles nunca vistos; las agresiones al personal médico se mantiene esporádico, pero se mantiene; los médicos están al borde de un ataque de nervios, al límite de sus capacidades físicas y emocionales, y los hospitales a punto de la saturación; eso si, la curva se ve aplanada y México está en el lugar número 16 del ranking de países con más muertos de covid-19, mientras la economía se va en picada y nuestro país suma ya casi medio millón de nuevos desempleados.

No parece que venga un mejor regreso después de este encierro, si acaso y con mucha suerte, a nuestra sociedad le quede claro que la arrogancia con la que hemos vivido solo lleva al precipicio, debemos comprender y aceptar nuestra enorme vulnerabilidad de cara a lo inesperado, incluso frente a lo invisible.

Construiremos quizá una nueva forma de organizarnos, sobre la ceniza de nuestros muertos, pero no será mucho mejor que lo que hoy tenemos.

Nada será igual en muchos aspectos, quizá no volvamos a un concierto masivo y mucho menos a un estadio de futbol en el clásico capitalino. ¿Quién volverá a saludar a un compañero de trabajo con beso en la mejilla?, ¿cómo serán las clases presenciales en las universidades, o preparatorias del país?, ¿qué pasará con los profesores de 65 años o más que aún dan clases?

Es obvio que no estamos diseñados para vivir en cuarentena, el encierro también mata. Somos seres y sociedades interdependientes, aislados somos más débiles, por ello, los brotes de solidaridad que surgen en este contexto, también son acciones orientadas a nuestra propia supervivencia, y por eso, una vez superada la crisis, se vuelve al egoísmo colectivo que nos caracteriza; un ejemplo reciente en México es el último terremoto, la solidaridad mostrada entonces se diluyó con el paso del tiempo y todo mundo volvió a lo suyo, así puede ser el regreso a la “normalidad” en el futuro inmediato.

Es obvio que en las próximas semanas México volverá de manera escalonada a reabrir sus actividades sociales, comerciales y de entretenimiento, porque la vida sigue, y con o sin vacuna, tendremos que aprender a vivir con el coronavirus.

Aprenderemos a revisar la lista de muertos diarios, como quien revisa el clima; tomaremos algunas precauciones y morirá gente cercana a nuestro entorno o incluso nosotros mismos; al final todos nos enfrentaremos al virus de una u otra forma. Tarde o temprano así será, pero lo importante es tratar de rescatar el aprendizaje mientras se acerca el olvido.

En estos días, poco más de la mitad de los mexicanos, hemos estado más o menos encerados, haciendo home office, hablando con nuestros amigos y familiares por zoom, bebiendo solos mientras el insomnio crece y las horas parecen estar detenidas. 

Estar con nosotros mismos puede ser agobiante, por eso extrañamos la sonrisa del ser amado o el abrazo de los amigos, extrañamos otras voces y otros olores, porque regresaremos a un mundo con miedo, con sana distancia permanente, filas controladas y acceso al cine o los aviones con extremas medidas de seguridad sanitaria, al menos por una década más, hasta el próximo susto.

Y claramente el próximo reto será el económico, la fuerza de trabajo se ha devaluado al menos un 30%, pocos regresarán a sus salarios o ingresos de antes; y el tema no mejorará en lo que resta del año, vendrán semanas y meses difíciles, un posible rebrote viral en invierno y restricciones de movilidad intermitentes. 

Así las cosas, volver al futuro se parecerá más, a un ambiente de post guerra que a cualquier otra cosa, nuestra batalla no ha terminado y tampoco hemos ganado nada.