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¿Vivir mejor?

Los habitantes de Chiapas no se explican cómo es que aún hay pobreza en una región donde hay importantes corporaciones transnacionales y farmacéuticas.

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Escrito en OPINIÓN el

Chiapas, que en 1994 se colocó en la mirada mundial por el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN),  una guerrilla mexicana, de inspiración socialista y libertaria, liderada por el ex subcomandante Marcos,  que puso en jaque al Gobierno, aspira desde hace un buen tiempo ser un ejemplo mundial en el combate a la pobreza y desarrollo humano.  No lo ha conseguido.

 

Con ese fin, el gobierno levantó dos ciudades rurales sustentables y que iban a ser ejemplo en el mundo. Nuevo Juan del Grijalva y Santiago del Pinar, las dos ciudades resultaron un fiasco.

 

El primer sitio emerge, entre los cerros, como una gran obra de arte, dibujada en los sueños de especialistas  académicos de Naciones Unidas, y se yergue en el municipio de Ostuacán, con 410 casas para los habitantes de 11 comunidades dispersas en montañas y desfiladeros y que fueron afectados por un alud de tierra y lodo, producto del desembalse de río Grijalva, ocurrido el 5 de noviembre del 2007.

 

Para concretar este proyecto en una extensión territorial de 80 hectáreas y una altitud de 320 metros sobre el nivel del mar, el gobierno de México invirtió 500 millones de pesos en las viviendas que regaló a los campesinos, y a las que dotó además de un hospital, agua potable, conectividad inalámbrica, 203 proyectos productivos, invernaderos y plantas para producir tomate, procesar chocolate, dos templos, una central camionera, un hotel administrado por la comunidad.

 

Con el proyecto, que a la postre fracasó, se buscaba combatir la pobreza bajo los objetivos del Milenio. Una de las causas de la pobreza en México es la dispersión de la gente y a partir de este ejemplo se buscaba crear otras 25 ciudades rurales en  las regiones pobres mexicanas de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Campeche, Durango.

 

Pero estas casas térmicas, diseñadas para ahorrar energía, con opciones productivas, granjas para gallinas (en pequeñas áreas de los exteriores de las casas) que cuenta demás con plantaciones frutícolas, una fábrica de block, pequeños comercios, planta de aguas residuales, presas filtrantes y su propio relleno sanitario, no convenció a los campesinos. Ellos se sienten en una ciudad fantasma, de pequeñas áreas, paredes prefabricadas y sin espacios de cultivos o para poder elaborar sus alimentos, principalmente hechos a base de harina de maíz para fabricar tortillas.

 

Poco a poco quienes ocuparon, en un inicio, estas casas las fueron abandonando al sentirse fuera de su escenario natural. Lo mismo ocurre en la ciudad Nuevo Juan del Grijalva que nació tras una tragedia, en el 2007, cuando el desembalse del río Grijalva afectó a pobladores de 11 comunidades de Ostuacán. Fue entonces cuando el gobierno de Felipe Calderón decidió,  conjuntamente con la administración del Estado de Chiapas, hacer este proyecto.

 

Ahora la mitad de la población de ambas comunidades está contenta, pero la otra parte no, porque es un proceso difícil ya que estaban acostumbrados a vivir en el campo, rodeados de árboles y de sus granjas. Vivir en una pequeña ciudad es drástico y hasta dramático para los campesinos a los que les resulta incómodo pues no tienen fuentes de ingresos y la producción de huevo de sus granjas no puede ser comercializada a precios justos en el mismo pueblo donde todos también lo producen.

 

Muchos han optado por volver la mirada al campo y retornar a sus tierras a seguirlas cultivando. Pero desde la óptica de quienes concibieron estas ciudades rurales en  Chiapas, en el gobierno de Juan Sabines Guerrero, es ejemplo mundial en el combate a la pobreza.

 

Las autoridades no logran persuadir a los campesinos que ese cambio radical es para bien de ellos y el desarrollo de sus hijos y podrían erradicar la pobreza y el hambre, tener acceso a la educación universal, equidad de género, sustentabilidad ambiental, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH y otras enfermedades del rezago, y la asociación mundial, vinculada a la conectividad.

 

Voces críticas consideran inviable este tipo de proyectos que se tiene previsto realizar en los poblados de  Ixhuatán,  Jaltenango, Copainalá, Tecpatán y Berriozábal, todos ellos en el Estado de Chiapas para beneficiar a familias en situación de pobreza. Se considera pobres a a aquellos hogares cuyo ingreso es insuficiente para cubrir las necesidades de alimentación, educación y salud, equivalentes a 18.9 y 24.7 pesos diarios (1.45 y 1.9 dólares), por  persona en áreas rurales y urbanas, respectivamente. Se estima que aún un 25.3 por ciento de los hogares (31.9 por ciento del total de la población) sufría esta situación.

 

Los habitantes de Chiapas no se explican cómo es que aún hay pobreza en una región donde existe un interés muy importante de corporaciones transnacionales y farmacéuticas en Chiapas por el “oro verde” de sus plantas medicinales.

 

Tierra efectivamente de paradojas pues mientras hay riqueza en el subsuelo, en las cañadas con caudalosos ríos, en el mar Pacífico y en la riqueza agrícola, muchos campesinos tienen por dieta diaria raciones de frijol y pozol, una bebida hecha a base de maíz hervido y triturado, con agua.

 

Los hombres del campo no creen mucho en las ciudades sustentables con casas de apenas 5x6  metros y algunos no han ido a conocer sus nuevas viviendas y optan por vivir en el campo, cocinar al aire libre, bajo algún árbol o cerca a sus cafetales para poder cuidar sus animales y su producción.

 

Algunas de las viviendas presentan rajaduras y los espacios son pequeños al grado que no entran holgadamente las camas y los campesinos no pueden poner clavos para colocar sus cuadros, ya que las paredes son de tabla-roca o prefabricadas.

 

Lo peor que consideran que les ha pasado es que se quiere romper con la tradición de las mujeres indígenas de cocinar en fogón, con leña sus alimentos y consideran que en las nuevas viviendas no pueden hacer esa práctica

 

El proyecto de Ciudades Rurales Sustentables fue concebida por el gobierno de Juan Sabines Guerrero y formó parte del Plan de Desarrollo Chiapas Solidario 2007-2012. El planteamiento inicial era fomentar el desarrollo social de las comunidades indígenas y combatir la pobreza. Realmente esto no prosperó.

 

Nuevo Juan de Grijalva y Santiago el Pinar están siendo abandonadas debido a que las viviendas soy muy pequeñas y hay deficiencias en  los servicios públicos y los campesinos han fracasado en su producción agrícola dejándolos más miserables que antes.

 

joseluiscastillejos@gmail.com