Regularmente la medición de la violencia se ha realizado por medio de la tasa de homicidios, no obstante, según los especialistas en la materia esa no es la forma más idónea de hacerlo, porque este indicador no es el mejor ni el más representativo. De tal forma que se podría estar cayendo en errores al definir de forma inadecuada la violencia y las políticas de seguridad ciudadana para prevenirla.
Al respecto, la institución gubernamental más importante del país que se dedica a la generación de estadísticas y recolección de datos, es decir el INEGI, ha fijado su postura al respecto, señaló que “la violencia en México no puede ser medida sólo por la tasa de homicidios”, de hecho no existe en el mundo manera de medir el crimen organizado, afirmó en un comunicado.
Lo anterior viene a colación, ya que un nuevo estudio publicado en la revista estadunidense Health Affairs, sugiere que la violencia vinculada al crimen organizado en México llegó a niveles tan altos en la tasa de homicidios que aparentemente provocó un descenso en la esperanza de vida de los hombres, hecho que rompe la tendencia al alza registrada en el país desde la Revolución Mexicana (1910-1917). http://bit.ly/1RE1op1
Como antecedente, la investigación detalla que la esperanza de vida en México se incrementó en las últimas seis décadas, pero se estancó e incluso disminuyó en el periodo de 2000 a 2010 por un aumento inesperado de la mortalidad por homicidio. Fue precisamente a finales de esta década, en los años 2008 y 2009 cuando se vivió la etapa más cruenta de la guerra contra las drogas que inició el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.
La tasa de homicidios pasó de 9.5 por cada 100 mil habitantes en 2005 a más de 22 en 2010. Actualmente aunque ha disminuido, no ha llegado a bajar la barrera de los 10 de hace una década, según datos del INEGI, en 2014 se registraron 16 asesinatos por cada 100 mil habitantes, es decir, ocurrieron 19 mil 669 homicidios en México. Y con datos preliminares del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el año pasado el número de homicidios tampoco disminuyó de forma significativa, pues hasta noviembre 2015 se contabilizaban poco más 17 mil homicidios dolosos. http://bit.ly/1UPp5Il
El estudio de Health Affairs detalla que se evaluó el impacto en la esperanza de vida con las causas de mortalidad más frecuentes, estos son el homicidio y la enfermedad de diabetes. Entonces encontraron que la esperanza de vida entre los hombres está deteriorada desde 2005 a 2010, en comparación con los aumentos de 2000 a 2005. No así con las mujeres, pues en este caso sí se encontraron pequeños aumentos en la esperanza de vida entre 2000 y 2010.
En el caso de los estados, los resultados son más desalentadores, pues la investigación muestra que en cinco estados (Chihuahua, Sinaloa, Durango, Guerrero y Nayarit) los hombres perdieron una media de un año de esperanza de vida entre 2005 y 2010, mientras que en el estado fronterizo de Chihuahua el descenso fue alarmante, pues llegó a los 3 años.
Finalmente, el informe revela que también hay diez veces más posibilidades de que sean personas del género masculino las víctimas de asesinatos vinculados al crimen organizado en ejecuciones, tiroteos o guerras fratricidas entre los propios cárteles. “La tasa de mortalidad de los hombres en Chihuahua entre 20 y 39 años en el periodo 2005-2010 alcanzó niveles sin precedentes, fue casi 3.1 veces más alta que la tasa de mortalidad de las tropas estadounidenses en Irak de marzo de 2003 a noviembre de 2006”, compara el estudio.
Aunque el informe anterior advierte que la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado levemente en la última década, vale la pena destacar que de acuerdo con datos estadísticos del INEGI, en los últimos 15 años, de 2000 a 2014, han muerto 26 mil 267 mujeres, víctimas de homicidio doloso, que en promedio significa 5.1 mujeres por día. Estas cifras son bastante inusuales y alarmantes, pues la cantidad de homicidios promedio anuales se duplicó al pasar de mil 284 a 2 mil 349.
Y aunque entre 2006 y 2013, la mayoría de los asesinatos ocurrieron en la vivienda particular lo que habla de altos niveles de violencia familiar, a partir de 2009 empezó a crecer el número de las mujeres asesinadas en la vía pública. En los tres años que van de 2010 a 2012, la mitad de los asesinatos ocurrieron en la calle.
En este sentido en otro comunicado, el INEGI advierte que: “Los asesinatos de mujeres derivan en un patrón cultural y menos al fenómeno de la violencia social por el crimen organizado”. Esta conclusión es incluso más desalentadora, porque revela entonces que se está gestando un sector de la sociedad machista y misógina, pues no respeta la vida de las mujeres.
La violencia en México no sólo es producto del crimen organizado y la guerra contra las drogas, es una condición social con múltiples factores y actores directos e indirectos, así debe ser entendida por los encargados de elaborar las políticas públicas y leyes para prevenirla, erradicarla y sancionar a quienes la ejercen.
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