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Violencia, otro efecto del covid-19

Diversas organizaciones y especialistas han alertado sobre el incremento de la violencia doméstica durante la pandemia. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Lamentablemente ya se empiezan a sentir los efectos del covid-19 tanto en lo que debe ser lo más importante que es la salud con 1,215 personas infectadas y 29 defunciones de acuerdo al reporte oficial del martes por la tarde y que a este momento mantiene una tendencia a la alza, pero también con la caída en las ventas y cierre de negocios generado por las necesarias medidas de sana distancia y resguardo domiciliario para tratar de aplanar la curva de contagio y evitar el colapso de nuestro sistema de salud que en el último año sufrió recortes presupuestales y subejercicios que lo fragilizaron aún más. 

Todavía es pronto para advertir las múltiples consecuencias que irremediablemente traerá la pandemia del coronavirus en nuestro país, pero todos los pronósticos coinciden en que las afectaciones a la salud de la población serán muy severas, se agudizará la recesión económica y por tanto el desempleo, y es probable que también se incrementen los niveles de inseguridad sobre todo en lo que se refiere al robo en sus distintas modalidades. 

Sin embargo no hay más opción que atender responsablemente el llamado a quedarnos en casa -debemos estar conscientes que un muy amplio sector no lo puede hacer pues vive al día y si no sale a trabajar no contaría con lo mínimo para subsistir-, pero esto trae consigo otras implicaciones que también es necesario considerar.

En ningún escenario es fácil permanecer en casa durante cuando menos un mes apenas saliendo para lo indispensable como el abasto de alimentos o medicinas, pero la preocupación que en muchas ocasiones deriva en miedo ante la posibilidad de contagiarse por el virus -o de nuestros seres queridos- así como el impacto que tendrá en la economía de muchísimas familias y que previsiblemente provocará mayor estrés, depresión e inestabilidad emocional lo vuelve aún más difícil e incrementa el riesgo para las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar pudiendo convertirse en una auténtica bomba de tiempo.

Cuesta trabajo siquiera imaginar por lo que deben estar pasando quienes tienen que permanecer 24 horas al día en el mismo espacio con su agresor en condiciones de suma tensión y que por tanto pueden detonar mayores niveles de violencia física y psicológica con graves repercusiones también para los menores de edad.

Para darnos una idea de la dimensión del problema -que fue ampliamente visibilizado durante las manifestaciones del 8 y 9 de marzo pero que al parecer lamentablemente se fue diluyendo con la llegada del coronavirus-, en promedio cada día son asesinadas 10 mujeres por razón de género y 6 millones fueron víctimas de violencia sexual en los últimos seis meses, conforme a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana. Por otra parte, el INEGI también señala que el 66.1% de las mujeres mayores de 15 años (30.7 millones) han enfrentado violencia al menos una vez en su vida, siendo que en casi el 44% de los casos el agresor ha sido el esposo, concubino o pareja. 

Diversas organizaciones y especialistas han alertado sobre el incremento de la violencia doméstica durante la pandemia como sucedió en algunas regiones de China en las que se triplicaron las llamadas de denuncia al igual que en Estados Unidos y España, por lo que es urgente que no cerremos los ojos ante esta realidad y se refuercen las medidas institucionales (líneas de denuncia y apoyo, protocolos policiales, refugios) así como nuestros lazos de solidaridad como sociedad. ¡No las podemos dejar solas!