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Ventajismo de Morena

Morena presentó una iniciativa para incorporar la reelección de legisladores federales, y un día después fue aprobada por el Pleno . | Rafael Hernández

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Escrito en OPINIÓN el

Obtuvo una repulsa generalizada la reforma que en San Lázaro aprobaron Morena y sus satélites, para reglamentar la reelección de legisladores federales. Ello se debe a que los diputados morenistas violaron el proceso legislativo, lo hicieron en plena emergencia del coronavirus y por las ventajas que se autoasignaron sin pudor alguno.

La reelección de senadores y de diputados federales hasta por 12 años de cargo continuo, cuestión que con el tiempo tendrá consecuencias negativas para la democracia mexicana, fue incorporada al texto constitucional en el año 2014. En su momento, quienes forman hoy el partido Morena criticaron acremente la reelección. El hoy presidente de la República dijo que era un ataque a la democracia, que tenía un tufo neoporfirista y que prepararía la reelección presidencial. Pese a contar con mayoría en ambas cámaras a partir de septiembre de 2018, los morenistas no intentaron siquiera dar marcha atrás en este asunto.

Una disposición transitoria de aquella reforma emplazó al Congreso de la Unión a reglamentarla mediante modificaciones a las leyes electorales, cosa que hasta la fecha no se ha hecho. En los 18 meses transcurridos del dominio morenista en el Congreso, la mayoría mandó a la congeladora toda iniciativa propuesta para reglamentar la disposición constitucional.

Sin embargo, el martes 17 de marzo, en plena contingencia sanitaria, Morena presentó una iniciativa para incorporar la reelección de legisladores federales a la ley electoral y a la ley de partidos políticos, pero se brincó todo el proceso legislativo. Un día después, dicha reforma fue aprobada por el Pleno sin que hubiera un dictamen, declaración de publicidad, publicación en la Gaceta Parlamentaria en los tiempos reglamentarios y sin la presencia de los diputados de oposición, que habían anunciado su ausencia en protesta contra la indolencia gubernamental ante la epidemia de coronavirus. 

Encima de la incongruencia y la burla a los procedimientos parlamentarios, los diputados de Morena y sus satélites se despacharon con las siguientes prerrogativas: 

1) ir a la campaña de reelección sin separarse del cargo 

2) hacer sus "informes legislativos" durante la veda intercampañas y 

3) postularse por un distrito distinto al que representan.

El que los diputados que busquen la reelección no se separen del cargo les brindará las siguientes ventajas sobre sus competidores, todas con cargo al erario: 

1) seguirán cobrando sus dietas y apoyos 

2) tendrán el arma de la gestoría de asuntos que recaben en campaña 

3) contarán con personal subordinado.

Por lo anterior es justo decir que, con la reforma en cuestión, los diputados morenistas se autoasignaron indebidas ventajas en su pretensión reeleccionista, así como que lo hicieron en demérito de la equidad en la contienda, que es uno de los principios rectores del proceso electoral.

Pero, además de ello, esta reforma contradice la idea que inspiró a los promotores de la reelección de legisladores federales. Esta idea consistía en dar a los electores de un distrito el poder de calificar con su voto la actuación de los diputados pero, a despecho de ella, la reforma aprobada permite que el diputado del distrito X se postule para la reelección en el distrito Y. Es más, la reforma aprobada por Morena permitirá que un diputado de X distrito intente su reelección mediante la lista plurinominal y viceversa.

Ojalá que la repulsa generalizada que provocó esta reforma abra paso a un nuevo proceso legislativo en la materia, una vez que se supere la emergencia del coronavirus, proceso que debe contar con el consenso de todas las fuerzas políticas.