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Venezuela, hacia un Estado monolítico

Nada resulta más ilustrativo durante estos últimos meses que el caso Venezuela, con respecto a las pugnas de poder que se entretejen en el mundo

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Escrito en OPINIÓN el

Nada resulta más ilustrativo durante estos últimos meses que el caso Venezuela, con respecto a las pugnas de poder que se entretejen en el mundo. A través de la amplia literatura que en estos días sobre ello se escribe, percibimos por un lado a importantes escritores de izquierda destacando las cualidades de los resabios del régimen chavista y por el otro, la derecha, que no deja escapar ningún cabo suelto para arremeter contra los extravíos de la inmadurez del régimen venezolano.

Ese es el escenario nada cómodo en el que se encuentra el país latino, entre el reiterado imperialismo de Estados Unidos y sus ya cautivos (entre los que se encuentra México) y a contrario sensu sus defensores a ultranza, que no dejan de inspirarse en la lucha brutal que implica la no sujeción a intereses internacionales dominantes.

Empero habrá que ir más allá, Maurice Duverger en su clásica e importante obra Instituciones políticas y Derecho Constitucional, escrita entre los años cincuenta, apuntaba que los sistemas políticos en el mundo eran de diversa naturaleza, aun así logró clasificarlos en grandes categorías a saber: democracias liberales, regímenes socialistas, dictaduras conservadoras y monarquías tradicionales. Especifica claramente que las democracias liberales se distinguen de todas las demás, por el pluralismo y la renovación regular de los gobernantes, a través de elecciones libres y trasparentes. En el extremo contrario ubicaba a todas las demás, señalando que los regímenes socialistas, las dictaduras conservadoras y las monarquías tradicionales poseen un rasgo en común, “se trata de regímenes autoritarios, más o menos monolíticos, donde los gobernantes no pueden ser echados del poder a través de medios legales”.

Aún más, el rechazo al pluralismo, la prohibición o limitación estricta de la oposición, la ausencia de elecciones competitivas, la inoperancia de un equilibrio de poderes sustituido por la concentración de la autoridad en manos del líder político, la ausencia de libertades públicas y sus garantías, son entre muchas más, las características que distinguen a estos sistemas políticos.

Ahora bien, de acuerdo con el tratadista francés es carácter común de todo régimen de cariz socialista combinar una estructura autoritaria y dictatorial con instituciones democráticas, más o menos inspiradas en los regímenes liberales, no se puede objetar que cuando Nicolás Maduro convocó a la elección de una Asamblea Constituyente, lo hizo con el propósito de modificar a modo la constitución venezolana y con ello consolidar un sistema autoritario, a través de una dictadura que establezca un régimen político monolítico, rígido e inflexible que le permita a Maduro y sus allegados mantenerse en el poder, incluso a costa de la voluntad popular.

Para lograr lo anterior, una vez hecha la consulta ciudadana, calificada por la oposición y por la mayoría de la comunidad internacional como fraudulenta, la Guardia Nacional Bolivariana dio inicio a sus operaciones de control de la Asamblea General, que se conformaba por una mayoría de legisladores opositores al régimen oficialista de Maduro, a efecto de vigilar la instalación de la Asamblea Constituyente ad hoc a los intereses del régimen de Maduro, que tenía previsto instalarse ayer viernes.

Mientras tanto los opositores Antonio Ledezma y Leopoldo López, quienes se encontraban en arresto domiciliario, fueron sacados de sus casas por guardias estatales para ser ingresados a prisiones militares, bajo el argumento de que se presumía que ambos opositores pretendían darse a la fuga y que conspiraban contra el régimen.

Las protestas contra la situación imperante en Venezuela llevan casi cuatro meses y más de cien muertos; existe una crisis social donde las violaciones a derechos humanos, la represión, el desabasto de comida y medicinas son la constante. Esto es real, independientemente de partidarios y opositores al régimen de Nicolás Maduro.

Lo que resulta quimérico es que a más de medio siglo de que Duverger escribiera su magistral obra sobre los sistemas políticos, sus postulados encuentren más vigencia que nunca a través de líderes políticos que se aferran al poder sin límites y contrapesos esto, indubitablemente a expensas de cualquier ideología que profesen, si es que la ostentan.