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Va porque va

Tres mil millones de pesos para que la Jefa de Gobierno se tome la fotografía dentro de dos años. El Cablebús será solución sólo para unos cuantos. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Hace unos días visité algunos barrios de Gustavo A. Madero, donde se construirá el Cablebús o teleférico, Línea 1, y su ramal 1A, acompañando a una diputada del Congreso de la Ciudad de México, Patricia Baez.

La futura estación Tlalpexco, la más alta, se ubicará en un deportivo en el que hay una cancha de fútbol rápido, una de baloncesto, unos juegos infantiles y unas bancas. Tlalpexco parece ser un barrio silencioso durante el día en el que se siente el espíritu de un dormitorio en el que sus habitantes tienen que salir a trabajar y los niños y jóvenes se educan solos. Puede que vayan a la escuela, puede que no. En un rincón de ese espacio público de pronto descubrimos a unos adolescentes teniendo sexo en horas que podríamos suponer como escolares. Circunstancia que sólo parece reforzar la vulnerabilidad de la población: embarazo adolescente, deserción escolar, enfermedades de transmisión sexual, delincuencia, drogadicción.

El Gobierno de Ciudad de México acaba de abrir un nuevo centro “Pilares”, las nuevas casas de la cultura llamadas “Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes”, frente de donde será la terminal del teleférico 1A. Cada ciertos minutos, desde un altavoz se convoca a la población a participar en los cursos que allí se imparten. Pareciera una solución ideal: intervenir la infraestructura y fortalecer la integración social mediante un centro comunitario.

Ambas soluciones, sin embargo, huelen a improvisación. En el caso de los Pilares, éstos crecen a un ritmo acelerado, uno por semana en promedio. El ritmo de expansión deja dudas que el modelo sea tan sólido como su pretencioso nombre aparenta. En el caso del teleférico lo digo con absoluta convicción, más que planeación es un proyecto improvisado.

La gente expresa preocupación. Ya hay marcas de los topógrafos por las zonas afectadas.

En distintas pláticas escuchamos lo mismo: personas que llegan a las casas y amedrentan que tienen 3 meses para mudarse. Hay incertidumbre, y al mismo tiempo es más que obvio que el gobierno no tiene liberado el derecho de vía del Cablebús: lo construirán encima de las casas, y cuando éstas estorben, comprarán o expropiarán a valores mínimos.

En el centro de Barrio Alto, la Mueblería La Giralda anuncia la liquidación de toda su mercancía. Han tenido que vender su predio para dar paso a otra terminal, Cuautepec. Mientras permanecimos en el lugar pasaron decenas de autobuses de pasajeros hacia Indios Verdes. Hay una congestión total en la zona, debido al estacionamiento ilegal y las paradas continuas del transporte público. Con el teleférico en operación, el caos será mucho mayor porque al final de cuentas la estación Cuautitlán será alimentada por autobuses, microbuses y una interminable red de “vochos” que dan un servicio informal y colectivo en toda la zona.

Con esto quiero dejar claro dos cosas. Por un lado, que la parte norte de Gustavo A. Madero, es decir todo Cuautepec y no sólo el Barrio Alto, está servida por una red orgánica de transporte público, con concesión o sin ella. Por otro, que el Cablebús, al no llegar a todas las colonias de ese sector de la ciudad, seguirá necesitando servicios complementarios. Debo añadir que, en paralelo a la ruta del teleférico ya existe un carril de Metrobús, aún sin estaciones ni vehículos, que fue diseñado durante la administración de Víctor Hugo Lobo como Jefe Delegacional, para desarrollar un alimentador de la Línea 7 de Metrobús. Concluir esta obra requeriría menos del 10% de los 3 mil millones de pesos que costará un teleférico que no llega a todos los barrios.

He encontrado más defectos al proyecto del Cablebús. De entrada, salvo la estación Tlalpexco, todas se encuentran a alturas muy similares. Nos venden la idea de que el teleférico va hacia las montañas, pero esto sólo en un caso es verdad, y a medias. La ciudad sigue metros más arriba de Tlalpexco, en barrios que seguirán siendo inaccesibles.

En el caso de Campos Revolución, donde hay un par de canchas de futbol y una de beisbol, se pretende construir la estación Campos Madero, como transbordo entre la línea 1 y su ramal 1A, lo que exige perder una cancha de futbol y la de beisbol. Es notorio el rechazo de la gente al teleférico en ese barrio: por todos lados hay pintas en contra.

Uno no esperaría que en los planes del Cablebús está el hecho de que desde el Metro Indios Verdes, de donde parte el proyecto, una persona pueda llegar a tomar hasta cuatro transportes ahora con el Cablebús: una cabina para llegar a La Pastora, otra a Campos Madero, una tercera a Tlalpexco, y luego un viejo Volkswagen Sedán hasta su domicilio. Tres mil millones de pesos para que la Jefa de Gobierno se tome la fotografía dentro de dos años durante la inauguración: el Cablebús será solución sólo para unos cuantos; para todos los demás, puede haber incremento en tiempos y gastos. Cuautepec necesita ser visto por el resto de la ciudad, objetivo que cumple el teleférico, pero atendido de forma integral: 3 mil millones de pesos deberían servir para mejorar todo Cuautepec y no solo los 4 barrios que tendrán estación de Cablebús.