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Urbanismo y elitización

Una pregunta fundamental es si los grupos de menores ingresos efectivamente son desplazados como consecuencia de la elitización urbana.

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Escrito en OPINIÓN el

En primer lugar, aclaro que –aunque su uso se ha extendido ampliamente– no comparto la utilización del concepto de “gentrificación” (intento de traducción del inglés gentrification, que proviene de la expresión gentry o alta burguesía), para hacer referencia al proceso de escalada de precios y establecimiento de nuevos grupos de mayor poder adquisitivo en un espacio urbano; me parece más apropiado el término “elitización”, que no hace alusión a un concepto de clases sociales. Más allá de esto, recientemente han surgido cuestionamientos a lo que se ha entendido tradicionalmente como los efectos de este proceso.

 

La pregunta fundamental que se han hecho diversos estudios es si los grupos de menores ingresos efectivamente son desplazados como consecuencia de la elitización urbana o bien, las tasas de emigración se mantienen estables en comparación con otros espacios en los que no ocurre este fenómeno de renovación e inmigración de nuevos vecinos.

 

En un estudio sobre procesos de elitización urbana en los Estados Unidos de Norteamérica titulado Who Gentrifies Low Income Neighborhoods? (“¿Quién elitiza los vecindarios de bajos ingresos?”), McKinnish, Walsh y White llegaron a algunas conclusiones que ponen en duda el efecto de desplazamiento; por ejemplo, que la elitización trae consigo la inmigración de jóvenes y profesionistas, además de que retiene a minorías que de otra manera habrían emigrado a los suburbios.

 

Una de las principales críticas que se han hecho a las distintas políticas de vivienda de la Ciudad de México comenzadas con el Bando 2 emitido por Andrés Manuel López Obrador (seguido por la Norma 26, ahora en entredicho para su continuación) ha sido que han propiciado la elitización urbana, teniendo como consecuencia en esta visión el desplazamiento de familias de menores ingresos hacia la periferia de la Ciudad de México (así lo han señalado por ejemplo Teresa Esquivel en “Los desafíos del Bando 2. Evaluación multidimensional de las políticas habitacionales en el D. F., 2000-2006”, así como Martha Delgado Peralta, ex secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal; y José Ignacio Lanzagorta en Nexos, entre otros).

 

Naturalmente, no se puede extrapolar mecánicamente los resultados de algunos estudios a la Ciudad de México, pero tampoco se puede afirmar que ha existido un desplazamiento sistemático ni que todas las consecuencias de los procesos de renovación, inmigración y emigración a urbana han sido desfavorables, como lo han evidenciado otros casos.

 

En un reciente artículo publicado en Slate, John Buntin concluye que no hay tal cosa como la elitización urbana (The Myth of Gentrification) y propone que en vez de distraernos debatiendo si es o no positiva, debatamos cuestiones puntuales que afectan al mercado de vivienda urbana, como las restricciones a la oferta o los subsidios a la renta.

 

La crisis que vive la Zona Metropolitana del Valle de México en materia de vivienda, cuyos efectos impactan fuertemente el suelo de conservación y la movilidad, entre otros, requiere de una acción sumamente cuidadosa. Por ello, es necesario estudiar a detalle los resultados de las políticas de vivienda y uso de suelo de los últimos tres lustros, lo que nos ayudará a evitar repetir errores pero también a desechar políticas que podrían en realidad tener efectos muy distintos a los que el consenso actual apunta.

 

De cualquier manera, los recientes estudios sobre elitización urbana parecen apuntar en una misma dirección: La herramienta principal para poder ofrecer vivienda a los sectores de menores ingresos parece ser el ofrecimiento de subsidios y créditos de bajo costo, y no el establecimiento de determinadas políticas de uso de suelo.

 

@r_velascoa