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#UnDíaSinNosotras

Solo quien no entienda de justicia y dignidad puede descalificar lo que tantas mujeres queremos expresar con #UnDíaSinNosotras. | Ivonne Ortega

Por
Escrito en OPINIÓN el

La lucha por elminar la violencia contra la mujer es un movimiento que ha surgido desde el corazón de la sociedad mexicana, como respuesta a la cada vez mayor inseguridad que vivimos.

Es una batalla en la que no tienen cabida protagonismos políticos, y nadie debe ni siquiera intentar agenciarse méritos. Es una expresión voluntaria, orgánica, arrolladoramente ciudadana y así debe permanecer, al margen de gobiernos y de partidos, que lo único que deben hacer es tomar conciencia y hacer su parte para erradicar las conductas de intolerancia y de violencia.

Y es que las mujeres en México vivimos en constante riesgo y con miedo permanente.

Basta con ver y escuchar las noticias para saber que algo se ha roto en el tejido social: violencia por todas partes, confesiones descarnadas de agresores, asesinos, cómplices que relatan crímenes sin aparente remordimiento. 

Al salir de nuestros hogares, al hacer nuestras actividades cotidianas, no podemos evitar mirar con recelo a nuestro alrededor. Tantas mujeres han sido raptadas, tantas han desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, el acoso que está ahí, resistiéndose a ser extirpado de buena parte de la sociedad.

En las últimas semanas dos fenómenos han ocurrido de manera paralela. El primero, alarmante, es el incremento de delitos contra mujeres incluyendo salvajes feminicidios que acabaron con la vida de las víctimas y nos lastiman el alma a todas, lastiman a la nación.

El segundo, una luz en este laberinto oscuro de violencia en el que parece haberse extraviado el país. Grupos de mujeres valientes han convocado a no quedarnos calladas, a manifestar tanta rabia acumulada con el impacto de nuestra ausencia.

La convocatoria a realizar un paro nacional este 9 de marzo #UnDíaSinNosotras ha movido conciencias y convicciones, y sé que también puede despertar a esta sociedad que por tanto tiempo ha permitido la impunidad en cuanto a la violencia de género.

Representamos poco más de la mitad de la población, y llevamos décadas luchando por el reconocimiento de los derechos que legítimamente nos corresponden, entre ellos el derecho a ser respetadas, a no ser violentadas, a que la ley y el Estado nos protejan como deben proteger a cada habitante de nuestro país.

Ha habido, es cierto, uno que otro oportunista que quiera utilizar políticamente el motivo, pero es tan grande la rabia, es tan evidente la ausencia de justicia, es tan apabullante la legitimidad del movimiento, que nadie podrá detener sus consecuencias ni mancharlo con poltiquería.

Me parece particularmente positivo que la iniciativa haya surgido de forma espontánea y desde un Estado hacia el centro del país, sin más marca que la voluntad de cambiar las cosas y sin más intolerancia que la que todas y todos debemos tener hacia los actos violentos.

Es una iniciativa poderosa en su sencillez, que simboliza cada víctima, cada familia afectada por la violencia, y la esperanza de millones de mexicanas de que nuestra sociedad corrija el rumbo.

Como mexicana, me sumaré a esta convocatoria desde mis personales convicciones y sin ostentar etiquetas ni colores, porque creo que todas debemos sumarnos a esta manifestación, a la ausencia nacional que deberá llegar al alma de todas y de todos para que tantas mujeres victimadas puedan obtener justicia y México nos corresponda como merecemos.

Solo quien no entienda de justicia y dignidad puede descalificar lo que tantas mujeres queremos expresar con #UnDíaSinNosotras. Porque no es un movimiento contra regímenes ni colores, sino un reclamo a la apatía, un llamado a ser un país mejor.

Un país donde todos los días podamos despertar sin miedo.