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Una sociedad plural requiere un gobierno plural

Actuar al margen de la normatividad electoral pone en riesgo la equidad de la contienda y daña la confianza en las autoridades electorales capitalinas.

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Escrito en OPINIÓN el

Ha transcurrido poco más de la mitad de la contienda electoral local en el Distrito Federal. Quedan exactamente 20 jornadas para los comicios y sólo catorce para que finalicen las campañas. Iniciamos la recta final.

 

Realizar un balance en este momento es fundamental debido a que, por diversas circunstancias, quedó exhibida la iniquidad en la que se desarrolla el proceso electoral en el DF. Se revelaron diversas redes clientelares amparadas por funcionarios o ex funcionarios capitalinos que buscan comprar el voto así como la lógica de familias “imperiales” que buscan consolidar sus intereses en algunas demarcaciones.

 

Después de treinta días intensos de recorridos por las colonias, barrios y pueblos de la Capital, los candidatos del PRI y el Partido Verde hemos escuchado la indignación de los ciudadanos frente a esta realidad, hemos recogido sus demandas y planteado, también, propuestas viables para enfrentar cada problema.

 

Como nos comprometimos desde el primer día de este proceso, el PRI y el PVEM avanzamos en campañas de propuestas y nos consolidamos como la alternativa a la corrupción e ineficacia de los gobiernos delegacionales, a la administración opaca que hacen de los recursos públicos así como a la forma de gobierno vertical que cierra espacios a la participación política.

 

LA INIQUIDAD DEBILITA LA DEMOCRACIA

 

Actuar al margen de la normatividad electoral no sólo pone en riesgo la equidad de la contienda, sino que daña, también, la confianza en las autoridades electorales capitalinas.

 

Lejos de competir conforme a las reglas y con responsabilidad política, tanto candidatos del PRD como las jefaturas delegacionales de ese partido han vulnerado la seguridad de eventos proselitistas y condicionado la entrega de bienes y servicios públicos a cambio del apoyo partidista, lo cual corrompe el principio de igualdad que es fundamento de los apoyos sociales.

 

Los programas sociales son mecanismos redistributivos del Estado en pos de una sociedad más igualitaria, no son instrumentos del partido político para asegurar puestos de poder. Sin embargo, los virreyes que habitan los edificios delegacionales implementaron la “operación despensa”, la cual representó un reto y una violación a la ley durante las primeras semanas de campaña.

 

Asimismo, las campañas en varias delegaciones se han visto empañadas por grupos que buscan la provocación. Con alevosía e irresponsabilidad, diversas brigadas se dedican a vandalizar y destruir la propaganda electoral de los partidos opositores al PRD, principalmente del PRI. Estos hechos han tensado todo el proceso electoral.

 

FORTALECER LA DEMOCRACIA

 

No podemos olvidar que la democracia y las elecciones son el único medio que garantiza la renovación de autoridades de manera pacífica, con base en el diálogo, el debate y la propuesta para contrastar las diversas visiones de cómo y hacia dónde dirigir la voluntad popular. Los costos de perderla son muy altos, y un régimen democrático corre permanentemente ese riesgo. Preservar y fortalecer nuestra democracia es parte esencial del bien público.

 

Por ello, impulsamos un Pacto de Civilidad que apoyamos la mayoría de los partidos capitalinos y abrimos un diálogo directo con otras fuerzas políticas y el Ejecutivo del Gobierno del Distrito Federal para evitar que un derecho fundamental de la democracia, como lo es el voto libre y secreto, sea coartado. El PRI y el Partido Verde reconocemos la buena disposición de los actores participantes para alcanzar estos acuerdos.

 

Sin embargo, esto no significa que renunciamos a señalar abusos y mucho menos que dejaremos de denunciar acciones que violan la ley.

 

Tanto el Pacto de Civilidad, que algunos partidos no signaron por decisión propia y no por falta de convocatoria, como la suspensión temporal de los programas sociales no prioritarios, medida obligada por la falta de ética pública de funcionarios delegacionales, son medidas correctivas que pudieron aumentar su efectividad de haber sido preventivos, como lo pedimos al inicio del proceso electoral.

 

El valor de estos acuerdos no radica esencialmente en la firma del documento, sino en el firme compromiso de los signatarios, partidos políticos y autoridades, para cumplir con la ley y hacerla valer con imparcialidad. Hacerlo significa estar a la altura de las demandas y exigencias ciudadanas del momento en que vivimos.

 

VIVIR EN DEMOCRACIA ES VIVIR EN PLURALIDAD

 

Los ciudadanos requieren que los partidos y sus candidatos nos concentremos en debates de ideas, no en agresiones; demandan madurez política, no calumnias; quieren contraste de propuestas, no descalificaciones sin criterio; reclaman diálogo y acuerdo, no violencia y conflicto irremediable.

 

El partido en el gobierno de la Ciudad debe permitir la expresión libre de la diversidad de la Ciudad; debe tener la suficiente madurez política para comprender que detener a toda costa la dinámica natural hacia mayor una pluralidad implica revertir el proceso de democratización mismo. Tanto el PRI como el Partido Verde tenemos la convicción de que los capitalinos ya no pueden seguir gobernados por un solo partido.

 

Por ello, llevamos a los mejores candidatos a ganar la confianza de los ciudadanos casa por casa, con la vocación de servicio y con las mejores propuestas para construir juntos una Ciudad para Todos, con mayor seguridad, empleos dignos, transporte público eficiente, servicios urbanos de calidad y transparencia en el manejo de los recursos públicos.

 

@MauricioLopezV