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Una defensa a los anarquistas mexicanos del siglo XXI

Podemos estar de acuerdo o no con las formas de protesta anarquistas, pero decir que todos son provocadores pagados me parece falso. | Cuitlahuac Alfonso Galaviz*

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Escrito en OPINIÓN el

En tiempos recientes, es común que grupos anarquistas se hagan presentes durante movilizaciones y protestas sociales en nuestro país. Se trata de jóvenes que, en su mayoría, visten de negro, se cubren el rostro y optan por la violencia como forma de expresión política. En consecuencia, suelen destruir instalaciones públicas y privadas durante tales manifestaciones.

Los políticos profesionales no se han quedado al margen ante las acciones de estos jóvenes anarquistas. El pasado 26 de septiembre, al cumplirse 5 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, se realizó la ya clásica marcha de aniversario y los anarquistas se hicieron presentes. Al día siguiente, el presidente López Obrador declaró “no son anarquistas, son conservadores y provocadores”, como si él pudiera catalogarlos mejor que como ellos mismos lo hacen; por no hablar del peligro que implica que desde el poder se pretenda legitimar o deslegitimar las protestas sociales.

Pero, ciertamente, las críticas hacia los anarquistas provienen también de sectores sociales de base. Se suele señalar que estos grupos no actúan por convicción política, sino que, por el contrario, se trata de grupos de “provocadores pagados” y “manipulados por poderosos”. No hay explicaciones o pruebas sólidas para tales afirmaciones. Un argumento que he visto repetidamente para tratar de justificar dicha interpretación es que las acciones anarquistas “sirven a los poderosos”.

Sin embargo, recordemos que hubo acciones directas durante la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como presidente en 2012. En esa ocasión, hubo enfrentamientos con fuerzas policiacas, detenidos e, incluso, un manifestante muerto y otro que perdió un ojo por el impacto de un proyectil; ¿las acciones anarquistas de 2012 fueron “manipuladas para beneficio de los poderosos”? Lo dudo mucho.

Por lo cual, a mi parecer, encontramos discursos dobles y contradictorios en las críticas contra lo que llamo anarquistas mexicanos del siglo XXI, sobre todo de sectores de izquierda moderada. Ahora que tenemos un gobierno federal progresista, los anarquistas son “provocadores pagados”, no lo eran (o, por lo menos, no se hizo tanto hincapié en ello) cuando se manifestaron por el regreso del PRI en 2012.

Creo que el caricaturista Rafael Barajas, mejor conocido como “el Fisgón”, es un ejemplo de ello. Poco después de la toma de posesión de Peña Nieto, “el Fisgón” publicó la siguiente caricatura sobre las protestas del 1 de diciembre de 2012:

Imagen 1. Represión durante la toma de posesión de Enrique Peña Nieto según “el Fisgón”

Como se ve, se destaca la indudable represión que sufrieron los manifestantes ante la toma de posesión de Peña Nieto, pero no se hace referencia a la presencia de anarquistas, quienes, en más de un sentido, fueron los protagonistas de las protestas.

Durante la pasada marcha del 2 de octubre en la Ciudad de México, grupos anarquistas volvieron a hacerse presentes y se manifestaron a su estilo, desde luego. Al día siguiente, “el Fisgón” publicó la siguiente caricatura:

Imagen 2. Caricatura La lucha sigue de “el Fisgón”

La presencia de anarquistas no pasó desapercibida para el caricaturista en esta ocasión; los llamó “provocadores” influenciados por “sus patrones”. No sólo eso, sino que el caricaturista mencionó “nos tomó 50 años sacar al gobierno represor” y olvida que grupos anarquistas se manifestaron en contra de ese mismo gobierno represor en 2012.

Desde luego, “el Fisgón” está en su derecho de tener tales opiniones, pero me parece un discurso doble frente a la presencia de anarquistas en manifestaciones públicas (obviándola, por un lado; por el otro, rechazándola y acusando sin fundamento).

Tristemente, para mí, interpretaciones similares se reproducen por miles. Creo que podemos estar de acuerdo o no con las formas de protesta anarquistas, pero decir que todos son provocadores pagados me parece, simplemente, falso. Ahí se centra mi defensa a los miembros del llamado Bloque Negro (que tiene presencia en muchos países del mundo ¿Ahí también están pagados?).

Es decir, me posiciono en contra de la visión simplista que asegura que todos los anarquistas mexicanos del siglo XXI son infiltrados y manipulados. Además, en todo caso, en las protestas pacíficas también hay infiltrados, y espero que no se juzgue sus participantes por ello. Como también espero que no se juzgue a todos los anarquistas en el hipotético caso de alguna manipulación.

Desde luego, sí hay prácticas preocupantes que realizan estos grupos, como el intento de quemar a un reportero, como sucedió en el contexto de la pasada marcha del 2 de octubre en la Ciudad de México. Con ciertos matices, tampoco creo que sea del todo verdadero que “leer sea de burgueses”, como se dijo mientras se intentaba quemar una librería Gandhi en el contexto de la marcha por los 5 años de la desalación de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Para concluir, me inclino porque discutamos las ideas y las prácticas anarquistas, no que las descalifiquemos asegurando que son “provocadores pagados” o “manipulados por poderosos”. A mi parecer, ello anula el sano debate: como están manipulados, sus ideas no valen; no hay que intercambiar opiniones sobre sus acciones, hay que desacreditarlos. Eso sí me parece conservador.

*Cuitlahuac Alfonso Galaviz Miranda

Doctorante en Estudios del Desarrollo por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Maestro en Sociología política por la misma institución y Licenciado en Historia por la Universidad de Sonora. Contacto: cuitlahuacgalaviz@hotmail.com