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Un proyecto alternativo

No hay proyecto de ciudad, sólo hay proyecto para que, año con año, jalemos la cobija y administremos las carencias. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

La semana pasada, durante un seminario sobre la Política Post–covid-19, organizado por la consultora Eploc, Tatiana Clouthier dijo una verdad muy fuerte: “Nos dicen qué no quieren pero no nos dicen hacia dónde van”, en referencia a los cuestionamientos de la oposición a la actual administración. Aún teniendo profundas diferencias con el proyecto que nos gobierna, incluso simpatizando a nivel personal con posiciones de los distintos partidos de oposición, tengo claro que no hay una quimera que defender aún, y eso estará marcando una profunda diferencia.

Desde la campaña de 2006 hemos escuchado el mantra de “por el bien de todos primero los pobres”. Puedo diferir de los métodos, de las posibilidades de éxito, pero el común de la población interpretó que la llegada de Andrés Manuel López Obrador representaba una ruptura con el status quo para dar prioridad a los más pobres. Mientras no se le reemplace por otro sueño, y vaya que la idea privilegiar a los más pobres es difícil de superar, será imposible generar un grupo político con liderazgo equiparable al actual que, sobra recordar, nuestro presidente construyó durante más de dos décadas.

Para colmo, en mi lectura, lo que hace falta defender del régimen pasado son instituciones, las mismas instituciones que fallaron en términos de honestidad y seguridad. La percepción de la gente es justo de un pasado corrupto y un futuro honesto; es cierto que el presente es voluntarista y de dientes para afuera, pero esta no es una realidad fácil de transparentar a la población.

Con honrosas excepciones, la oposición está representada por quienes han estado en cargos públicos en el pasado. La oposición es el mismo pasado contra el que se arenga todos los días durante el desayuno. La oposición carga una letra escarlata. ¿Cómo va a ser posible convencer a los mexicanos que en 2021 o en 2024 vendrá un mundo mejor? Lo único que puede decirse es que necesitamos recuperar las instituciones pasadas que los mexicanos asocian con todo lo que la población combatió el 1 de julio de 2018 al cruzar la boleta a favor de Morena, Partido del Trabajo o Encuentro Social.

En este sentido no quiero quedarme en la discusión nacional que, por el momento es justamente abstracta, sino mirar a la Ciudad de México de la que suelo hablar en estas colaboraciones. ¿Hay un mejor proyecto para la Ciudad Capital?

Cuando miramos al gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, claramente nos encontramos con una administración mejor estructurada que la nacional, pero a la vez ella, la Jefa de Gobierno, secuestrada en su lealtad hacia el presidente. En este espacio he cuestionado acciones que representan un mal gobierno: ideas absurdas que cuestan miles de millones de pesos como teleféricos sin derecho de vía ni obstáculos, un trolebús elevado, ciclovías que no cuentan con las especificaciones de seguridad, pero al final de cuentas son discrepancias concretas de alguien, como yo, obsesionado con la agenda de movilidad, espacio público y desarrollo urbano.

De lo que sí carece el gobierno de Claudia Sheinbaum, y esta es la gran oportunidad para la oposición: ojo Acción Nacional, ojo Movimiento Ciudadano, ojo Revolucionario Institucional, etcétera, es que ya sea con el Partido de la Revolución Democrática o con el Movimiento de Regeneración Nacional, la brújula de esta ciudad está absolutamente perdida. En teoría es la Constitución Política de la Ciudad de México lo que nos da rumbo, pero la constitución misma es un documento abstracto, un muy buen documento filosófico que nos otorga el Derecho a la Ciudad, pero no le pone una marca quimérica al proyecto de gobierno.

En 23 años de gobiernos electos y de izquierda sólo se han construido 20 kilómetros de metro a los que se sumarán 4 más en los próximos 4 años, pero la ciudad se expandió sin límite. El transporte y la ciudad están desbordados. Si hoy podemos ver esas imágenes preocupantes de que con una reducción cercana al 80% del número de pasajeros, por la pandemia, el metro sigue saturado, es porque nuestro metro ha rezagado su rol en la movilidad de la ciudad.

Está iniciando la temporada de lluvias y ya algunas colonias sufrieron sus primeras inundaciones. Muchas familias este año, como todos, perderán sus pertenencias, algunos ahogarán sus autos bajo los puentes del Periférico, como sucede año tras año. 

Ante el desempleo y la catástrofe económica, todos vemos venir con terror una creciente inseguridad en esta ciudad, así la Jefa de Gobierno se haya conseguido al mejor manipulador de datos para ocultar esta realidad.

No hay proyecto de ciudad, sólo hay proyecto para que, año con año, jalemos la cobija y administremos las carencias. Quien sepa comunicar esto a la población, quien sepa decirle a los citadinos hacia dónde ir, podrá remontar esa afirmación tan dura que escuchamos, para la oposición del país, en boca de la Diputada Tatiana Clouthier.

El proyecto de nación no está en disputa, la oposición es de risa; pero a nivel local, sin duda, se pueden construir nuevas quimeras, porque las existentes dejan mucho que desear.