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UAM: Una huelga que duele

Duele la huelga porque se extraña a los alumnos, se extrañan sus preguntas. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Apenas habían transcurrido dos semanas de clases y las banderas rojinegras se instalaron en todas las unidades de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) por la intransigencia de una burocracia universitaria que mira por las ventanas del siglo pasado.

La huelga en la UAM fue como una locomotora que se paró de repente y dejando varados a 58 mil 623 estudiantes de licenciatura y posgrado.

En la materia de seguridad social, en esos pocos días, ya habíamos realizado dos exámenes y en la materia de derecho procesal laboral construíamos una demanda en favor de una madre por la muerte de su hija quién sufrió un riesgo de trabajo. A propósito de estos tiempos de crisis, los estudiantes entretejían lecturas de jurisprudencia y otros estudios, para formarse como abogados de los nuevos tiempos y así en esta vorágine, en un abrir y cerrar de ojos, nos alcanzó la huelga el primero de febrero.

UAM

Sin embargo, la huelga se había tardado; hace varios años las autoridades fueron desgranando el prestigio de esa importante universidad abaratando las contrataciones de los académicos; ninguneándolas peor que una mercancía de cuarta.

Esta huelga nos permite reflexionar y preguntarnos: ¿Dónde quedó esa Universidad abierta al tiempo que ahora mira a los académicos como si fuéramos objetos? En la UAM estamos contratados 3 mil 88 académicos de diversos niveles, muchos de ellos con enorme prestigio, quienes con enorme preocupación miran a los profesores que llegan a cubrir “vacantes temporales” tratados de manera indigna. Deben ser todólogos, despreciando la especialidad que acredita el conocimiento de los nuevos tiempos y que se desprecia en esta casa universitaria.

La mayor parte de los salones de clase no cuentan con un cañón de proyección. Se dan clases a la antigüita, con pizarrón de gis o plumón; unos cuantos salones están debidamente equipados, pero sin el mantenimiento necesario.

Los académicos son contratados para impartir cualquier materia dependiendo de las necesidades de la Universidad sin consultar a la planta docente. Antes, en otros tiempos, las convocatorias eran para una especialidad y con exámenes rigurosos. Ahora los alumnos, en ciertas materias, tienen que sufrir clases mediocres, con lecturas aburridas, sin especialidad alguna que les impide tomar, asimilar y transformar conocimientos para los nuevos tiempos.

Maestros a quienes se les imponen contratos de espuma, de ¡72 días y a la calle! ¡A enseñar en cualquier materia sin importar su preparación, con bajos salarios, y contratos temporales, sin derecho a vacaciones ni prestación alguna!

¿Qué va a pasar con esta nuestra UAM que se nos cae a pedazos con pequeños funcionarios a la cabeza y eso sí, con un rector que gana más que el presidente de la República?

A los de arriba el cielo y a los de abajo: migajas

Funcionarios de la UAM ofrecen un incremento de 3.35% directo al salario, contrariando las políticas salariales del nuevo gobierno federal, que ha anunciado aumentar las percepciones en un 3% por arriba de la inflación de 2018 (4.8%) para salarios inferiores a 10 mil pesos2% (más 4.8%) para aquellos que ganan hasta 20 mil pesos, y el 1% (más 4.8%) para quienes ganan más de 20 mil pesos mensuales.

Las autoridades de la UAM pretenden equilibrar la propuesta con una retabulación parcial del 3% para los trabajadores administrativos y personal académico de medio tiempo y parcial, que representan la minoría de trabajadores, por lo que ese 3% y un 4.28% a los vales de despensa ofrecidos, no representan ni medio punto porcentual.

Acaba de declarar Andrés Peñaloza, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos que “…en la presente administración nunca más habrá incrementos salariales que estén por debajo de la inflación”.

¿Los universitarios somos la excepción?

Esta huelga duele porque los afectados son los estudiantes que suspendieron su proceso educativo, los egresados que esperan recibir su título en esa larga espera que nadie entiende y que retrasa reciban su cédula profesional, además de los que se encuentran por intercambio en diversas ciudades del país y del extranjero.

Duele la huelga porque se extraña a los alumnos, que, desde los salones de clase, día a día, reflexionan, a los que estudian, ansiosos de enfrentar la difícil realidad con una mayor preparación. Se extrañan sus preguntas. ¿Por qué maestro? Explíqueme. ¿Qué es la justicia?

A decir verdad, duele más la indiferencia de esa burocracia universitaria que desconoce la grandeza de la Universidad Autónoma Metropolitana.  Ellos son pequeños.

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@Manuel_FuentesM | @OpinionLSR | @lasillarota