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Trump vs Trump

Ciertamente la agenda legislativa y de gobierno de Trump está totalmente paralizada.

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Escrito en OPINIÓN el

La Presidencia de Donald Trump se encuentra en aprietos. Me cuesta trabajo saber si son graves o no, o bien, si los problemas que enfrenta actualmente lo llevarán a un final poco afortunado. No tengo claridad si acaso habrá un famoso “impeachment” (procedimiento legislativo para destituir al presidente en funciones) y si tendrá las razones y los votos suficientes para ello. Eso es harina de otro costal; pero pensemos que no. Supongamos que este escenario está descartado y queda fuera de toda posible negociación y que tenemos (al menos) 4 años por delante de la presidencia del magnate inmobiliario.

¿Qué se avecina entonces? ¿Qué podríamos esperar? En primer lugar como nunca antes, la Presidencia de Trump se encuentra bajo fuego y en una condición seria y vulnerable. Su último escándalo fue el tuit que lanzó contra una conductora de televisión diciendo que, cuando ésta le pidió unos momentos durante una cena de Año Nuevo, se lo habría negado y remató diciendo que dicha conductora – además – “sangraba de la cara a causa de un restiramiento facial” (bleeding from a facelift). Sin lugar a dudas la clase política condenó el comentario de este tuit presidencial y congresistas de los dos partidos se lanzaron en contra por su falta de sensibilidad y por la rudeza del mismo. El sentimiento en común fue que el dicho del presidente carecía de “dignidad” debido al cargo que representa. En pocas palabras la condena fue unánime.

¿Quién es el principal detractor de Donald Trump? ¿Quién se encarga de generar una prensa negativa en contra del mandatario? La respuesta es muy sencilla: el mismo Donald Trump; el presidente es su propio detractor. El tuit, ciertamente es ofensivo, poco elegante y está por debajo de la dignidad del cargo que tiene (por muy malo que haya sido el pleito entre ellos). La realidad es que al tuitear algo de esta naturaleza, lo que genera es que la gente se vuelva contra él y hable en su contra y le condene por haber dicho algo así. ¿Quién está hablando de la agenda legislativa o de los planes y proyectos de gobierno de Donald Trump? ¿Quién está comentando sobre las acciones presidenciales que supuestamente beneficiarían a los estadunidenses en su conjunto? Nadie, porque el presidente se encarga de ser su propio detractor.

Lo más sorprendente del caso es que, diga lo que diga o comente lo que comente, el presidente sigue contando con el apoyo indeclinable de aquellos que votaron por él y que piensan que está haciendo un buen trabajo. Su voto duro no deja de apoyarle, inclusive ya siendo gobierno. A este tipo de votantes no le importa si Trump insulta a una conductora de televisión o si alguien se ofende. La defensa de la Casa Blanca fue literalmente la siguiente: “el presidente está siendo atacado y – en su calidad de luchador – el presidente devolvió el golpe; la gente sabía que Trump era así y por eso votaron por él”. Pues ante tal defensa no hay mucho qué decir (porque además, para sus apoyadores, esto es más que suficiente para justificar y aplaudir su conducta).

Ciertamente la agenda legislativa y de gobierno de Trump está totalmente paralizada. Pero los frentes abiertos son muchos y pueden llegar a ser insostenibles: allí está el caso de Rusia, de su ex asesor de Seguridad Nacional, del despido de James Comey, ex titular del FBI, etc. La lista es larga, y aunque el tuit en sí mismo no representa un delito ni será perseguido por ello, le desacredita, lo deslegitima y lo cuestiona. Si Donald Trump termina esta administración va a ser pesar de él mismo (y gracias a los republicanos que no dejan de apoyarlo, pase lo que pase).

@fedeling