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Trump: El reto de AMLO

Aunque AMLO insista en que el respeto entre ambos países debe prevalecer, no debe perder de vista que Trump es impredecible. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Andrés Manuel López Obrador llega a la silla presidencial utilizando como caballo de batalla su discurso contra la corrupción en un México socavado por el crimen y la desigualdad social. Si bien durante su campaña, López Obrador manifestó reiteradamente que la mejor política exterior es una buena política interna, no implica necesariamente evadir los vínculos con el exterior, en particular cuando la economía del país está fuertemente globalizada.

En este contexto, el mayor reto que se vislumbra es la complicada relación con Estados Unidos que heredan Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, quienes fueron incapaces de diseñar una estrategia acorde con el volátil carácter de Donald Trump, y que de tropiezo en tropiezo hicieron patente su falta de reacción oportuna y la ausencia de un buen manejo de crisis.

Tan lejos de Dios…

Con Trump en la Casa Blanca, el conocido refrán “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” cobra mayor relevancia no sólo por los insultos hacia los mexicanos o por el tema del muro, sino porqué la personalidad del propio Trump ha llevado la relación bilateral a su punto más crítico, más que con cualquiera de sus predecesores, fueran demócratas o republicanos.

Aunque AMLO insista en que el respeto entre ambos países debe prevalecer, no debe perder de vista que Trump es impredecible, que su política tuitera es impulsiva y que su forma de negociar es prácticamente el sometimiento del que tiene enfrente, sea socio o adversario, y que después de ejercer la mayor presión, negocia sólo bajo sus condiciones; y si el oponente se muestra débil, Trump se le va a la yugular. Adicionalmente, Trump es rencoroso cuando se siente ofendido y actúa en consecuencia. Basta recordar que su mala relación con Barack Obama tuvo como detonante principal la cena de corresponsales acreditados ante la Casa Blanca en 2011, en la que Trump salió más que ridiculizado por el carismático Obama.

Si bien López Obrador ya fue felicitado por Trump, quien manifestó su disposición a trabajar con él en beneficio de ambos países, esto no significa un cambio de actitud del mandatario estadounidense. Esta declaración es la cortesía mínima que López Obrador esperaría de su futuro homólogo del norte.

Los asuntos con EU

En relación con el tránsito de migrantes por nuestro país, el virtual presidente ha dicho que México no "hará el trabajo sucio de Estados Unidos" al detener a los migrantes centroamericanos que se dirigen hacia el norte. En este ámbito, la administración de López Obrador deberá formular una respuesta equilibrada al fenómeno migratorio que satisfaga a todas las partes involucradas. En opinión de John Bolton, consejero de seguridad de Trump, los dos presidentes podrían llegar a resultados sorprendentes en este ámbito.

Respecto al TLCAN, López Obrador, que se caracteriza por no ser neoliberal, ha afirmado que prefiere no tener TLCAN a tener un mal acuerdo, pero como bien dice Alejandro Basave “después del 1º de diciembre ya no habrá lugar a posturas ambiguas”. El presidente electo tendrá que tomar decisiones sobre la negociación del futuro acuerdo. En ese sentido el cambio de responsables abre la posibilidad de cambiar de estrategia e integrar un paquete de negociación en donde todo está incluido y nada está acordado hasta que todo esté acordado, a fin de evitar la compartimentalización que ha propiciado la administración Trump y que nuestro país ha asumido a regañadientes.

En medio de la guerra comercial propiciada por el mandatario estadounidense, basta recordar que México es uno de los principales mercados para Estados Unidos, se ha pensado que al verse afectados los intereses económicos de los empresarios estadounidenses estos podrían presionar a la Casa Blanca a concluir un acuerdo que favorezca a las tres partes. Sin embargo, hay que tener presente que en Estados Unidos el índice de desempleo ha bajado a tasas importantes, el crecimiento económico se ha mantenido constante y la inflación está controlada, todo ello ha incrementado la popularidad de la administración Trump pues, de acuerdo con GALLUP, el 41% de los estadounidenses aprueba el desempeño de Donald Trump en la Casa Blanca, lo que podría reflejarse a su favor en las elecciones intermedias de noviembre próximo.

Si bien nada está escrito, todo puede ocurrir. Trump aún tiene fuertes herramientas con las que puede presionar a México y que no ha utilizado. Una de ellas son las remesas de los mexicanos en Estados Unidos que hoy en día constituyen una de las mayores entradas de divisas al país. Pese a que los detractores de López Obrador lo han tachado de populista autoritario y de que muchos han augurado que su administración podría llevar a una crisis al país, lo cierto es que el 53% de los votantes ha decidido que AMLO sea el presidente de México durante los siguientes seis años. Triunfo que se ha ganado a pulso, capitalizando el hartazgo generalizado de la población, así como por su experiencia, paciencia, sensibilidad política y manejo de situaciones adversas que ha desarrollado a lo largo de todos los años que ha esperado un día como el de ayer. El trabajo no será fácil, las circunstancias son complejas, pero peor, no podemos estar.

Breves de Trump: arrestos, cooperación Brasil EU…

@alifur1  | @OpinionLSR | @lasillarota