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Trump comienza a cumplir promesas de campaña

Trump amenazaba a los ejecutivos de Carrier y la dueña de la firma, United Technologies para no hacer comercio con México ni contratar mexicanos.

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Escrito en OPINIÓN el
Hace unos domingos leía un texto de Nelson D. Schwartz en The New York Times en el que hablaba de los trabajadores de Indianápolis que escucharon las promesas de campaña de Donald Trump en su camino a la Casa Blanca. Iniciaba platicando acerca de un hombre de esa horrible ciudad perdida de Estados Unidos, llamado Paul Roell, quien dormía cuando los Chicago Cubs ganaban la Serie Mundial por primera vez en 108 años. También se durmió temprano cuando Barack Obama ganó la presidencia en 2008 y cuando George W. Bush y Al Gore se peleaban por un pequeño margen en Florida el destino de los estadunidenses, en el año 2000. Él dormía, ni los deportes de masas ni el show de la política que le apasiona a tantos dizque intelectuales mexicanos le importaban un carajo.
 
Después de todo, cuenta Schwartz en el Times, él tiene que despertarse todos los días a las 5:30 de la mañana para lograr llegar a tiempo a la fábrica de Carrier donde trabaja desde hace 17 años.
 
Pero poco después de las tres de la madrugada del miércoles que siguió a la elección presidencial, en el momento en que se aseguró por todas las cadenas de noticias que Donald Trump había vencido a Hillary Clinton, él estaba bien despierto. Su esposa, Stephanie, recuerda el Times, estaba también despierta y comenzaron a festejar. De hecho, Roell se quedó despierto hasta que el camión del trabajo pasó por él, se fue con los ojos rojos a la fábrica, pero eufórico, cuenta Paul Roell. "Yo no veo deportes, pero esta fue mi Serie Mundial", le dijo.
 
"Es precisamente este nivel de entusiasmo, de Mr. Roell y millones de estadunidenses que piensan como él, que los encuestadores y la campaña de Hillary Clinton no apreciaron, incluso cuando era evidente en febrero, cuando un video de los trabajadores de Carrier muy furiosos después de conocer que sus trabajos se irían a otro país, se hizo viral", dice The New York Times.
 
Donald Trump citó muchas veces durante su campaña el drama que vivían los empleados de esta fábrica, sabiendo que los empleos que tenían desaparecerían para ser ocupados por mexicanos que cobraban menos que ellos en algún lugar del norte de México, sin saber ni importarles exactamente dónde. El punto es que no se les hacía justo que eso pasara. Otros simplemente no sabían qué hacer cuando el momento llegara, muchos de estos empleados salieron de la preparatoria y desde entonces laboran en Carrier. No saben hacer otra cosa, más allá de trabajar en algún Wal-Mart por una menor paga, con un puesto de menor prestigio y respeto. Empleado de Wal-Mart, entre los puestos más bajos de la cadena alimenticia estadunidense.
 
Trump amenazaba a los ejecutivos de Carrier y la dueña de la firma, United Technologies. Decía que les hablaría por teléfono en cuanto fuera presidente y les diría que si hacían los aires acondicionados en México, les cobraría 35% de impuestos si querían meterlos de nuevo en Estados Unidos. Sería un castigo fuerte, costoso, que equilibraría la decisión de llevarse la planta para ahorrar en mano de obra.
 
La gente gritaba en sus mítines, durante sus discursos, cuando decía que defendería sus empleos. Que los estadunidenses seguirían conservando su trabajo, que impediría que países como México se vieran beneficiados con la producción. "Señor, hemos decidido quedarnos en Estados Unidos", adelantaba Trump que le responderían los dueños de Carrier. 
 
Schwartz, en su largo texto de fin de semana, hacía mención de varios casos de habitantes de Indianápolis que votaron por Trump por este mensaje. Ahora, todos esos hombres y mujeres que compraron su promesa con su voto esperan lo que les prometió. Nicole Hargrove le dijo a The New York Times, por ejemplo, que si no cumple, en la siguiente elección castigaría a los republicanos, tal y como le pasó a los demócratas en esta ocasión. Fueron castigados con el desprecio del pueblo estadunidense. 
 
Nicole, quien ha trabajado para Carrier en los últimos 15 años de su vida al parecer votará otra vez por Trump dentro de unos años. Este martes por la tarde comenzó a circular un mensaje que decía que Carrier decidió no mover miles de empleos de su fábrica de aires acondicionados de Indianápolis a Monterrey, en México. 
 
El acuerdo al parecer se selló tal y como dijo Trump, con una llamada en la que los dueños de la fábrica cambiaban de opinión. Trump, por lo pronto, suma otra victoria y más apoyos con este movimiento. Mientras que en México, no me resulta raro, comienzan a criticar esta acción, como si fuera una gran ofensa del empresario contra los mexicanos. 
 
Deberían darse cuenta de que es simplemente el presidente electo de Estados Unidos cumpliendo una promesa de campaña, que más allá de interpretaciones a modo y de resentidos, tiene mucho sentido para los estadunidenses de ciudades olvidadas y pobres como Indianápolis o Denver. Los mexicanos se podrán quejar, del otro lado de la frontera, créanme, a nadie le importa.