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Trump, comercio y planeación territorial

Para poder entrar a competir en nuevos mercados, la oferta de nuestros productos debe ir acompañada de precios competitivos.

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Escrito en OPINIÓN el

Las tensiones generadas sobre el panorama del comercio internacional a partir de las amenazas de Trump, han propiciado que surja con fuerza el tema de la necesidad de buscar nuevos mercados para los productos de exportación de empresas instaladas en México. Pero encontrar un nuevo mercado no solamente implica encontrar nuevos clientes potenciales que se interesen por los productos ofrecidos, sino también exige que éstos puedan competir favorablemente con otros productos que ya participan en ese mercado.

 

Se ha dicho y publicado mucho sobre las condiciones que debe cumplir una empresa para ser competitiva, a propósito de lo cual se abunda en aspectos como la innovación, el uso de buenas tecnologías, una gestión eficiente, y por supuesto, un control de costos que permita ofrecer los productos a buen precio. Es justamente en este último punto, en el que hay aspectos básicos en los que la discusión actual no ha profundizado lo suficiente.  

 

Uno de esos aspectos es el costo de transporte, el cual en muchos casos es uno de los componentes más importantes de los costos totales, y que surge de la necesidad de trasladar tanto insumos como productos entre las ubicaciones de proveedores, productores, distribuidores y clientes. Ahora bien, uno de los rubros más importantes del costo de transporte es el costo del combustible que se gasta en llevar y traer esos insumos y productos.

 

Sin tomar en cuenta por ahora el incremento del precio de los combustibles, la cantidad de gasolina, diésel o gas que consume un vehículo depende del rendimiento energético, y de manera especialmente importante del tiempo de operación de los motores, el cual depende a su vez de la distancia recorrida y del tiempo que los vehículos permanecen estacionados en congestionamientos de tránsito.

 

Eso nos lleva directamente al tema de hoy, que es el de la pésima planeación territorial de las ciudades mexicanas. Ya hemos comentado en otras ocasiones que éstas han mantenido durante décadas uno de los peores patrones de crecimiento imaginables -y no como muchas personas piensan debido a “una falta de planeación”- sino precisamente como consecuencia del sistema de planeación urbana y regional vigente.

 

El resultado de dicha planeación es que tenemos ciudades, zonas metropolitanas y regiones espacialmente desordenadas, de muy bajas eficiencias urbanas, económicas, ambientales y sociales, causando todo tipo de costos que merman sistemáticamente la productividad, la competitividad y calidad de vida de sus habitantes. En este contexto hay que decir una vez más que nunca hemos tenido un plan de desarrollo económico y regional que defina un modelo de largo plazo que tome en cuenta aspectos como las ventajas competitivas de la planeación territorial.

 

Las implicaciones de este modelo de crecimiento sobre los costos de transporte son claras y directas: dejando de lado otros costos como los seguros y los del personal, las empresas instaladas en las ciudades de México tienen que asumir costos más altos de transporte debido a las distancias innecesariamente grandes que tienen que recorrer y al consumo adicional de combustibles derivado del tiempo que los vehículos pasan parados en congestionamientos de tránsito.

 

Para poder entrar a competir en nuevos mercados, la oferta de nuestros productos debe ir acompañada de precios competitivos, aspecto en el cual el control de costos juega un papel muy importante. Los gasolinazos generan, comprensiblemente, mucha irritación social pero la verdad es que son pequeños golpes transitorios. Sin embargo, la mala organización espacial de nuestras ciudades y regiones genera golpes permanentes que son más dañinos y perjudiciales para la población y las empresas, porque para poder realizar sus actividades cotidianas se ven obligadas a mantener indefinidamente un consumo excesivo de combustibles, lo cual todos acabamos pagando de una manera u otra.

 

Las amenazas del momento exigen buscar nuevos mercados, pero también deberían servir para exigir una reflexión profunda sobre la forma de mejorar la competitividad reduciendo los costos de transporte, y todo lo que ello implica.

 

@lmf_Aequum

@OpinionLSR