Main logo

Trienio clave

Debe existir una visión de ciudad que trascienda a ver las alcaldías como simples gerencias de mantenimiento. | Roberto Remes

Por
Escrito en OPINIÓN el

Dice el dicho, “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Cuando uno ve la actitud de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, frente a la derrota electoral de su partido en la Ciudad de México, resulta bastante previsible que su gobierno se vaya a pique los tres años y meses que le quedan.

No sólo lo menciono por las 9 alcaldías perdidas, de las 16 existentes; lo digo también porque Morena sólo cuenta con 32 de las 66 diputaciones, y si bien es posible pensar en que sus votos se sumen a los dos del Partido Verde, la alianza será tan frágil, que la bisagra que conforme el PVEM o Movimiento Ciudadano (1 diputado), se moverá constantemente hacia la Alianza PAN-PRI-PRD. Además, si internamente Morena sigue articulada en dos o más grupos, como ocurrió con la legislatura finalizante, también veremos alianzas parciales, lo que quita control a la Jefa de Gobierno.

La derrota de Morena en las elecciones de la Ciudad de México establece una gobernanza muy distinta de la comodísima soberbia en la que se hallaba Claudia Sheinbaum hasta el 6 de junio. El mes que transcurrió entre la tragedia de la Línea 12 del metro y las elecciones, todavía se comportó como si nada hubiera sucedido. Ahora que Morena sólo alcanza mayoría aliándose con el PVEM y por apenas un voto, los grandes absurdos que ocurrieron en la I Legislatura del Congreso de la Ciudad de México no podrán repetirse. No habrá modificación discrecional del presupuesto la próxima legislatura.

Sheinbaum gobernó los primeros dos años y medio como si el mundo no existiera y como si ella fuera la única voz. Al no reconocer su derrota electoral por errores propios y de los alcaldes de su partido, al culpar a complots, a la clase media y alta –que es mayoría en la ciudad, por cierto– lo único que está haciendo es anticipar una tensión constante con el Congreso Local.

Esta vez no podrá nombrar magistrados, consejeros, fiscal carnal, no podrá cancelar el ejercicio del presupuesto participativo, no podrá meterse en la elección de las Comisiones de Participación Comunitaria, no podrá evitar la comparecencia de funcionarios que deben rendir cuentas, como la Directora General de Metro; no podrá llevar a comisiones las comparecencias de las y los secretarios que antes se llevaban a cabo en el pleno, y algunos secretarios no podrán seguir contestando con soberbia. Sheinbaum se atascó de poder esta I Legislatura, con lo cual no se benefició la ciudad, ni ella misma.

Todos podemos preguntarnos cuál será la forma de gobernar la ciudad a partir del 17 de septiembre que inicie la II Legislatura. Hasta cierto punto la respuesta es impredecible, con una Jefa de Gobierno alimentando una confrontación, sin un operador político que articule mayorías, pues si algo ha dejado claro es que carece de ellos.

Lo que sí podemos prever es la apuesta por el desgaste tanto de los diputados de oposición, como de los 9 alcaldes, pero a diferencia de lo que ocurrió con la legislatura saliente, ya no podrá darle un uso político al presupuesto para favorecer a las alcaldías de Morena.

Lía Limón, Margarita Saldaña, Santiago Taboada, Giovanni Gutiérrez, Adrián Ruvalcaba, Sandra Cuevas, Luis Gerardo Quijano, Mauricio Tabe y Alba González tienen una misión histórica, porque si gobiernan con prudencia, sensibilidad, respuesta ágil a las demandas ciudadanas, se consolidará el triunfo de la oposición en la ciudad y, si no la Presidencia, por lo menos Morena perderá su bastión.

La mezcla entre la necedad y desconexión con la realidad de Claudia Sheinbaum, más gobiernos de las alcaldías muy enfocados a los servicios públicos, dará como resultado no sólo el posible triunfo de la Alianza PAN-PRI-PRD en las otras 7 alcaldías en 2024, sino que la huida masiva de la 4T está a meses de comenzar.

Me preocupan las agendas de transformación, como las ciclovías, los parquímetros, la densificación, las peatonalizaciones, la reducción en el uso del automóvil, porque ciertamente gobiernos prudentes no querrán comprometerse a impulsar acciones que generan alguna resistencia vecinal. El ambiente de polarización y la urgente necesidad de que Morena salga del Palacio Virreinal trazarán los incentivos hacia los servicios públicos, por ello habremos de insistir en que exista una visión de ciudad que trascienda a ver las alcaldías como simples gerencias de mantenimiento.

La probable derrota de Morena en 2024 debe reconstruir la visión de ciudad y los incentivos con los que caminamos hacia allá. Las hordas de charlatanes que acompañan a Sheinbaum –entre los que reconozco excepciones– no estaban listas para gobernar, no tenían idea ni perspectiva de largo plazo, y para colmo, son suficientemente locos para intentar en el segundo trienio, lo que ha fracasado en el primero.