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Tolerancia

El respeto a la integralidad del prójimo, es el respeto a la dignidad universal de la persona.

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Escrito en OPINIÓN el

La intolerancia en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea racial, religiosa, política, ideológica o nacional, implica la reducción del ser humano a una sola categoría o característica, sin considerar la integralidad de la persona. La intolerancia minimiza la potencialidad de las personas y evita reconocer que la premisa esencial del yo, es el otro; la otredad. 

 

En la historia, hay muchos ejemplos sobre la intolerancia. Enrique IV (protestante él mismo, quien pronunció la frase abjuratoria: “Paris bien vale un misa”), tras la matanza en las Guerras de Religión en Francia en la Noche de San Bartolomé, firmó el Edicto de Nantes decretando la libertad religiosa. Edicto que fuera revocado por Luis XIV, con la finalidad de convertir a los protestantes al catolicismo, exasperando, aún más, la intolerancia.

 

Narra Voltaire en su libro “La Tolerancia”, la historia de Jean Calais. Un comerciante protestante de Toulouse, acusado de asesinar a su propio hijo por convertirse al catolicismo y a quien, tras un juicio imparcial por ser protestante, el Parlamento ordenó su muerte. También en Francia, Émile Zola en su libro “J´accuse” cuenta la historia de Alfred Dreyfus, un joven artillero francés, fue sentenciado por infiltrar información a los alemanes a finales del siglo XIX. El dato distintivo del caso Dreyfus, fue que era judío y, en buena medida, por ello pasó 9 años en la cárcel.

 

Hoy en día, buena parte de las guerras y conflictos en el mundo, se deben precisamente a la intolerancia. Como es el caso de conflicto Palestino-Israelí; la actual crisis humanitaria que se vive en Siria y Libia; el surgimiento del Estado Islámico en Irak y Siria; la Guerra de los Balcanes en los noventa o las reivindicaciones territoriales entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio de Nagorno Karabakh. La intolerancia, como ausencia de reconocimiento al espacio vital del otro y lo que ello representa, ha sido también la causa de los grandes crímenes contra la humanidad, como el Holocausto, los genocidios en Rwanda, Armenia, Sri Lanka, Camboya, Guatemala, entre otros.

 

La condición del otro y el reconocimiento a su dignidad, es la premisa social que determina nuestra propia existencia como individuos y como miembros de una sociedad. El respeto a la integralidad del prójimo, es el respeto a la dignidad universal de la persona. No se puede hablar de sociedad, si no se parte de la premisa esencial que reconoce las diferencias entre sus integrantes. Por ello, es que la tolerancia como valor social es fundamental. Porque a partir de las diferencias, proviene nuestra identidad e individualidad. 

Aún con todos los avances que existen en el reconocimiento y protección a los derechos humanos de las personas, la Corte Constitucional de República Dominicana, ha decretado que a todos los extranjeros en situación migratoria irregular, nacidos después de 1929, no se les reconocerán la nacionalidad dominicana. Esto quiere decir, que a nacionales haitianos que llevan tiempo viviendo en República Dominicana y, sobre todo a descendientes de haitianos, no se les reconoce el derecho a una vida digna y, sobre todo, se les desconoce el derecho a la personalidad y por ello son deportados a Haití. Dicho caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual resolvió la inconvencionalidad de dichas medidas y determinó que el Estado dominicano debería de resarcir a las víctimas de las violaciones y, sobre todo, eliminar las disposiciones de derecho que no reconocen la nacionalidad de descendientes de haitianos.

 

Sin embargo, en vez de acatar la resolución de la Corte Interamericana, la Corte Constitucional dominicana manifestó formalmente el desconocimiento a dicha resolución y, más aún, el desconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte regional de derechos humanos. Lo que, además de ser un retroceso en el reconocimiento y garantía a los derechos humanos, implica un golpe a la institucionalidad de la corte por parte del país caribeño.

 

En nuestra región, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos es una de las instituciones que realmente funciona en beneficio de las personas, ante actos de intolerancia como el que ha desplegado el gobierno dominicano. Es fundamental que cobremos conciencia de actos de xenofobia e intolerancia como el que se está llevando a cabo en contra de haitianos. Pues al fin y al cabo, la tolerancia es el valor social que nos permite vivir en sociedad, como premisa de la dignidad universal de la persona. Es pues, que en el día Internacional Para la Tolerancia, reconozcamos su valor como principio esencial de los seres humanos y de su dignidad.

 

@gstagle