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Toda historia de amor es una historia de fantasmas, la mirada de Magali Lara

La galería del Seminario de Cultura Mexicana expone la obra de Magali Lara. | María Teresa Priego

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Escrito en OPINIÓN el

Los ojos de Magali. Esa mirada tan inusualmente azul. Su pintura, sus libros de artista, sus dibujos, sus instalaciones, sus cerámicas. Y claro: sus palabras que irrumpen a mitad de un lienzo, de una hoja de cuaderno: "No hay nada que hacer". "Entonces la oscuridad entró". "Los monstruos de la mañana". "Tijeras o lo que dijo antes y luego lo que pasó". Algo se le coló a Magali por "la mollera", según describe en uno de sus libros de artista que penden de un hilo como parte de su exposición: "Toda historia de amor es una historia de fantasmas" que se inauguró el sábado en la galería del Seminario de Cultura Mexicana. Literalmente: pende de un hilo (en la galería) ese libro de portada negra en el que narra su accidente. "En el calor de la carretera el 5 de agosto a la 1 de la tarde". "Kilómetro 42". "No hay manera en que ahí pueda haber un accidente". 

Pero Magali se accidentó ese mediodía. En la realidad. Ningún daño en el cuerpo. Increíble. Sucedió todo después, hacia adentro de su "mollera". El carro voló hacia el precipicio –(oh, sí "Thelma y Louise". Tan poético. Tan feminista. Pero acá la artista se vio atrapada en una escena que no eligió. No. )– y ella se dijo: "Pues ahora sí parece que ya me morí", porque el carro voló hasta que un árbol lo detuvo. Nada en el cuerpo, nada, sino esas dudas incómodas de quién sabe qué trae un inconsciente a cuestas. Mucho aceite en la carretera, cierto. Esa sospecha siniestra: una puede ser cómplice del aceite. Contra una misma. Eso en la vida sucede de tantas formas. Magali lo sabe, también por eso es tan fascinante. "Ser yo sin reconocerme", dice. Desde niña una aprende a darse reveses y luego toda una obra para revertir el hábito de los reveses. Una obra tan brillante y hermosa. Cuánta sabiduría se le filtró por "la mollera". Desde chiquita. Qué manera de aprehender los reveses y transformarlos. Qué manera.

Los fragmentos de poemas en sus obras. Sus reflexiones contundentes y breves. Remar en la literatura, Magali es literatúrica. También remar en el inconsciente, a Magali se le da. ¿Qué hay más allá de eso que parece que es/está? ¿más arriba, más abajo, más en medio? ¿más afuera, más adentro? Alguna vez escuché que Magali le decía a una amiga: "es que tu eres una hurgadora. Lo que te gusta es escudriñar". Eso dijo, la hurgadora mayor. Con su voz ingenua. Y este talento al que podríamos llamar "hurgonómico" o "¿hurgonístico?" me lleva hacia un texto muy bello que Eduardo Vázquez Martín escribió para ella en el catálogo de su exposición retrospectiva: "Del verbo estar":

"¿Puede la obra de Magali aludir a la humildad? ¿Puede este concepto ético encarnar en forma de objetos mínimos, en una planta, por ejemplo, en una cafetera?¿Puede la modestia, el recato, la docilidad, la moderación –sinónimos todos que recrean el sentido de la humildad– mostrarse plásticamente?... Porque la artista los mira, los seres discretos que habitan la obra de Magali Lara son descubiertos en la intensa intimidad de las cosas que se piensan invisibles... las tijeras, el lavabo o la regadera... redescubrir la dimensión expresiva del silencio".  

El sábado en la galería: todo el muro de una de las habitaciones está ocupado por ese fantasma al que Magali convoca. ¿O son varios? Una gran sombra a lápiz. Una silueta. Las semillas tan presentes en su obra. La forma de un pájaro que bien podría ser un seno. No da miedo el fantasma, porque los hay oscuros, como los hay alegres. Hay fantasmas lúdicos. Y aún los más oscuros son (casi) desentrañables, es decir: (casi) plasmables y entonces, lo que surge es una relación distinta con la oscuridad. La penumbra. Los juegos de sombras. Como en las frases de Wilhem Reich que Magali elige para hacer una presentación de su proyecto: "Toda formación caracterológica es típica no sólo en lo que evita, sino también en los impulsos que emplea en su defensa". Y en esos mismos fragmentos Magali cita a Hélène Cixous y su llamado a ¿hurgar? y ¿escudriñar?  las feminidades y a reivindicar las diferencias "como algo fluido que permite dejarse atravesar por el otro, por la capacidad de incluir lo diferente... la fluidez identitaria que se deconstruye constantemente". 

Desde los años setenta Magali indaga con las formas y los colores y las palabras. Indaga como artista y como artista mujer. Como artista mujer y como feminista. José Luis Paredes Pacho nos recuerda su participación en la exposición "Una década emergente" organizada por Arnold Belkin en el Museo del Chopo en los comienzos de los ochenta, la cual se consideró como: "un nuevo y decisivo camino en la plástica mexicana". Amo sus tijeras grandes. Las de las mujeres y los sastres. Los biberones. La tira de salchichón que cuelga de un gancho. El papelito que sin duda es la nota de una compra porque al lado está el cambio. Los zapatos de tacón, unos de ellos con su letrerito: "Vete de aquí". La silla de madera de patitas chuecas que sueña con ser una silla de madera con patas derechas. Sus libros que se abren como un acordeón. 

Entrevista, ese fantasmerío que el amor contiene

- ¿Cómo explicas el título tan hipnótico de tu exposición? 

El título proviene de David Foster Wallace y de una referencia al trabajo de Laurie Anderson “Heart of a Dog”. Pero antes había escuchado una cita de Stephen King que dice: “Los fantasmas y los monstruos existen. Viven dentro de nosotros y a veces ganan”. Eso da una imagen muy clara de estos otros que habitan en nosotros y que no siempre conocemos, algo que me intriga enormemente.

- Cuando en la presentación hablas de "defensa", ¿defenderse de qué?

Para Reich cada temperamento tiene una estrategia para defenderse de lo que considera un peligro para su identidad. Para algunos es importante defenderse de sentir, para otros sentirse frágil, etc. Cada temperamento orquesta una respuesta al afuera que, en realidad, es un ocultamiento del adentro.

- ¿En qué momento comenzaste a sumarle a la pintura, otras maneras de decir y cómo sucedió?

Yo empecé dibujando con frases sueltas copiadas de otros autores o mías. Me interesaba el cruce entre imagen y texto, lo cual me permitió desarrollar un cuerpo de trabajo muy ligado a los conceptualismos. En 1984 empecé a sentir que tenía que cambiar, me interesaba pintar porque era un coto exclusivo de hombres (aunque siempre ha habido grandes pintoras en México) y yo quería pelearme con ese tipo de pintura “universal”. Para 1986 tuve mi primera exposición individual en un museo, en el Carrillo Gil titulada “La Infiel” en la que mostré pinturas de gran formato. 

- ¿Nos persiguen los fantasmas? ¿En el arte una los convoca? ¿los derrota? ¿huye de ellos graciosamente? 

Para mi tiene que ver con la estructura identitaria, que no es continua, es contradictoria y a veces abismal. Representarlo en esta muestra tenía que ver con mezclar diferentes soportes y usar el espacio expositivo para delimitar el adentro y el afuera. Los dibujos en la pared son sombras vivas, que se desplazan de otra manera, e interactúan con las piezas enmarcadas. Me propuse contratar discursos distintos y estrategias diferentes que son parte de un solo cuerpo. Visualizar a los fantasmas es tenerles menos miedo. 

- En los libros que expones hay historias. Uno de ellos narra la historia del kilómetro 42, de un accidente justo en el que señalas como el lugar más improbable. Y de cómo ese accidente te expulsa de ti... hasta no reconocerte. Es muy inquietante...

Lo fue. Sentí como si el tiempo se hubiera fracturado y estaba muy vulnerable a pesar o porque no me pasó absolutamente nada, aunque fue pérdida total del coche. El mundo de los sueños se mezclaba con mi vida real,  a veces parecía que era en los sueños donde vivía la realidad.  Por eso hice esos libros, como una manera de exorcizar y poder distinguir entre sueño y vigilia.

- ¿Qué te significó esta frase: "un maestro es el que te enseña a verte", cuando citas a Matías Goeritz?

Goeritz decía que un maestro es quien te devuelve tu mirada para que puedas ver lo que sí sabes. Me gustó mucho esa manera de entender la labor del maestro.

- ¿De manera más "clara”? "A partir de 85 entro a la pintura de una manera más clara".

Tuve varios intentos de pintar, aunque realmente volvía a hacer dibujos. Entrar al color, al mundo corporal que implica para mí pintar vino después. No fue tan rápido. En 1985 hice algunos cuadros que partían de un procedimiento diferente del dibujo . Nunca se pierden los lazos entre uno y otro del todo. Pintar fue también atreverme a entenderla desde el género y marcar mi propio camino.

-¿Cómo llegaste a Cixous y por qué la elegiste? 

La encontré con su libro “La llegada de la escritura” en los años 90. Me encantó porque coincidía con mi experiencia con la pintura y la escritura, que nunca ha sido central, pero es un componente esencial de mi proceso de trabajo. Me acompaña desde entonces.

-¿Tus autoras preferidas?

Emily Dickinson, Alice Munro, Rosario Castellanos, Clarice Lispector y Margarite Duras. Pero no sería quien soy sin mis amigas poetas: Carmen Boullosa, Gloria Gervitz, Pura López Colomé y María Baranda.

- ¿Cómo fuiste eligiendo las búsquedas colectivas: ¿Arte correo,  Março... los feminismos?

El arte correo fue a través de la poesía visual. Março y los grupos fue parte de nuestra formación como artistas en los años setenta, pero lo que más me marcó fue trabajar con mis amigas. Con Carmen Boullosa, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe hice varios proyectos de teatro. Me enseñaron a pensar y crear desde otro lugar, volverme parte de otra visión del mundo. Esa experiencia ha sido uno de los grandes regalos que también se enriqueció con el pensamiento feminista.

Yo estudié también con Mónica Mayer, y era evidente que las artistas necesitábamos una manera de organizar y pensar distinta para trabajar y exponer porque no éramos muy bien vistas por nuestros colegas y nuestros temas les parecían menores o superficiales. Por fortuna ya existía una generación anterior de feministas y yo, a través de Ana Luisa Liguori conocí a Marta Lamas y a Marta Acevedo. Muy pronto me publicaron en fem, conocí a Alaíde Foppa, a Elena Poniatowska y a Margo Glantz. 

Leer sobre feminismo, conocer el trabajo de estas mujeres nos brindaba una confianza y nos acompañaba en una exploración formal y conceptual mucho más audaz.

- ¿Qué significó para ti tu exposición "Tijeras"? Una indagación de las feminidades muy de avant garde.

Fue el resultado de mi interés de contar historias desde mi experiencia. Me gustaba las “Fábulas Pánicas” de Jodorowsky así como “Les Frustrés” de Claire Bretecher. De esta última me encantaba su lucidez y humor negro sobre las ambigüedades de las mujeres feministas de los setenta en Francia. Me resultaba muy interesante que desde dentro podía haber una mirada así.

“Las Tijeras” fue mi primera exposición que hice al año de entrar a la ENAP. Era una declaración de territorio y fue polémica. Nunca pensé que esos dibujos pudieran causar tanto alboroto. Fue una gran lección y me ha dado mucha seguridad a la hora de tomar riesgos con la obra.

- ¿El lugar de los libros y de la palabra (escritura) en tu obra?

Soy lectora y me gusta subrayar los libros. Escribo pero no soy escritora. He tenido más amigos escritores que pintores porque amo el mundo de las palabras, pero necesito la ambigüedad de las imágenes.

- ¿El lugar del psicoanálisis en tus procesos de búsquedas identitarias?

Descubrir a los antisiquiatras en mi adolescencia fue fundamental. El psicoanálisis me ha dado herramientas para estructurar proyectos que hablan desde el mundo personal, pero de formas menos obvias. Y a mí me ha servido para tener menos miedo de mí misma.

- ¿Qué te significan estas frases con las cuales te has referido a tus procesos? 

"La incertidumbre sirve para movernos de lugar y pensarnos de manera diferente".

Después del accidente del km 42 sentí que tenía que reconfigurar quién era. No fue una decisión meditada sino una urgencia. No fue fácil pero fue liberador. Ahí entendí que una es tan obstinada en la narrativa identitaria que se necesita el golpe de la incertidumbre, de un descampado emocional para obligarte a mirar de otra manera.

"La pintura es un lugar emocional". 

Como te conté, para pintar tienes que hacerlo con el cuerpo y las leyes de la inteligencia corporal que son muy distintas a las de la cabeza. En mi caso hay también una experiencia profundamente erótica.

- Eres una mujer que ha vivido en medio de los movimientos artísticos de tu generación, ¿cómo lo vives si miras hacia atrás? ¿cómo lo vives hoy? 

Me tocó en los noventa un cambio de paradigma en el arte y los procesos artísticos que implicó una profunda transformación en mi manera de entender qué es una obra y qué un proceso. Hoy veo que viene otro cambio, centrado en los temas urgentes sociales y alrededor del cambio climático, además revalorando el mundo interior que se despreció tanto en los últimos años. Para mí haber comenzado a trabajar en los años setenta en que nadie te daba nada para producir tu exposición, fue una escuela maravillosa. No es el dinero lo que marca tu “éxito” sino el respeto de tu comunidad. 

- ¿Qué fantasmas seguimos arrastrando las mujeres de nuestra generación? 

Muchos. Es una época difícil por la extrema violencia hacia nosotras, especialmente a las jóvenes. 

- ¿Cuáles crees que aún persisten como telón de fondo en la vida de las mujeres muy jóvenes? 

Las ideas que tenemos sobre el amor y la dificultad de negociar nuestra autonomía.

- Si los lienzos no existieran, ni las pinturas.... ¿qué escribirías?

Hace unos años descubrí que junto citas y versos en mis cuadernos. Ahora estoy permitiendome reorganizarlos como si fueran míos.  Ya veremos qué sale de ahí.

Los fascinantes mundos de Magali Lara:

"Toda historia de amor es una historia de fantasmas"

Galería del Seminario de Cultura Mexicana

Avenida Presidente Masaryk 526, Polanco