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Tlatlaya, costoso… y oscuro

Cienfuegos recrimina a los medios de comunicación por culpar de antemano a sus militares.

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Escrito en OPINIÓN el

1.- El general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, le dio una entrevista al periódico El Universal, en un contexto difícil, ambiguo para él y para las fuerzas amadas que siguen bajo la lupa y moviéndose en las zonas oscuras del abuso a los derechos humanos y al mismo viven procesos de recambio, de rearme y modernización urgentes, pospuestos por décadas.

 

2.- Lo dicho por Cienfuegos en temas como el uso de los militares para cumplir labores policíacas, la percepción ciudadana sobre su desempeño, los riesgos y  amenazas a la seguridad de la nación y los graves vacíos jurídicos que envuelven el accionar castrense desde hace décadas, marcan las líneas generales de la conversación sostenida con el diario.

 

3.- La molestia del secretario de la Defensa por el desorden que impera en el país en materia de combate policiaco al crimen organizado no es nueva y gira en torno al eterno problema del desinterés (por incapacidad o por complicidad) de los gobiernos estatales para reformar, articular y armonizar a sus cuerpos policiacos de acuerdo con una estrategia nacional.

 

4.- Cienfuegos pone el dedo en la llaga y critica la falta de capacidad de los gobiernos de los estados para actuar y resolver de una vez el tema. Esta inacción ha tenido sus consecuencias, como la de obligar a las fuerzas armadas a permanecer fuera de sus cuarteles, cumpliendo tareas para las que no están capacitadas y que nuca han sido de su agrado.

 

5.- Este último punto es muy importante ya que se liga con la que quizá sea la respuesta más inquietante del general Cienfuegos Zepeda acerca de las limitaciones del Ejército para sacar adelante la orden suprema de combatir con todo al crimen organizado.

 

6.- Como lo han hecho sus predecesores, Cienfuegos juega con un discurso coherente en apariencia, pero desfasado en la realidad; se queja de una encomienda policiaca que no corresponde a los militares cumplir, acepta que no hay otra institución con las capacidades operativas para hacerle frente al problema de la inseguridad, reconoce al mismo tiempo que los soldados no están entrenados ni preparados para el reto y luego retoma una de las exigencias que dejaron en el aire otros titulares de la Sedena como Clemente Vega y Guillermo Galván: Darle a los militares atribuciones superiores, al nivel cuerpo policiaco, para profundizar investigaciones judiciales.

 

Por fin, ¿están preparadas o no las fuerzas armadas para suplir a los policías? ¿No dice Cienfuegos que esa no es la naturaleza ni la misión del Ejército?

 

7.- El tema de fondo es otro. El general lanza una sutil, pero concreta advertencia al Poder Legislativo, incuso al Ejecutivo: Los militares podrían actuar ya, de facto, por su cuenta, como policías investigadores porque los vacíos jurídicos que deberían normar su actuación son tan grandes que al no existir ley reglamentaria que norme sus acciones, tampoco existe mandamiento que las prohíba y mucho menos las delimite.

 

8.- Cienfuegos lo precisa en la entrevista, seguramente con más detalles, pero el espacio y los temas sólo permiten conocer esta parte de su respuesta, de su posicionamiento personal e institucional similar al planteado en su momento por otros secretarios de la Defensa Nacional.

 

El problema técnico-jurídico detrás de este escenario radica en la calidad y el valor procesal que tendrían las pruebas e investigaciones y testimonios recabados eventualmente por personal militar en un marco jurídico inexistente para ello.

 

¿Cuántos y cuáles casos relevantes se caerán o podrían ser apelados y sobreseídos a partir de elementos probatorios y de testimoniales y de declaraciones obtenidas por investigadores policiales del Ejército, Fuerza Aérea y Marina toda vez que, como bien lo señala Cienfuegos, no existe marco regulatorio que impida o facilite investigaciones militares de tipo policiaco?

 

9.- El otro tema incómodo, muy incómodo, es el del caso Tlatlaya y el involucramiento de soldados y oficiales en la ejecución de 22 civiles presuntamente pertenecientes al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), acribillados por elementos del 102 Batallón de infantería luego de un enfrentamiento en el que los militares ya habían sometido y desarmado a sus atacantes.

 

Esto ocurrió hace exactamente un año. Este es el verdadero contexto en el que Cienfuegos da la entrevista y recrimina a los medios de comunicación por culpar de antemano a sus militares, cuando la realidad es que fue gracias a investigaciones periodísticas y a la insistencia de la prensa (sobre todo la extranjera) que todos nos enteramos de las graves irregularidades del ocultamiento y manipulación de lo que en principio el Ejército y luego la Procuraduría General de Justicia del Estado de México hicieron pasar como un enfrentamiento con muchos muertos, todos civiles, todos armados, casi todos muertos con disparos a unos centímetros de distancia.

 

10.- El general se queja y señala a los medios, pero no habla del ocultamiento, del manoseo pericial, de los huecos e inconsistencias en la cadena mando involucrada en lo sucedido.

 

Tampoco dice nada sobre las constantes negativas de la Sedena a proporcionar información, datos, expedientes, entrevistas, explicaciones a los diputados federales del grupo especial para darle seguimiento al caso Tlatlaya. No se pronuncia respecto a los cambios, movimientos o remociones de mandos de zona, de región o de unidades involucrados en el caso.

 

Tampoco el entrevistador hace las peguntas clave, pero si el general Cienfuegos estuvo dispuesto en la conversación a aprovechar el espacio para abordar los claroscuros sobre las acusaciones al Ejército por violaciones a los derechos humanos, estaba obligado también a hablar de estas cosas por cuenta propia.

 

Ni una ni otra.

 

Si tal y como el secretario de la Defensa Nacional lo señala en la charla con El Universal, el caso Tlatlaya ha representado costo político, social, mediático y hasta doctrinario muy alto, ese costo lo han marcado la opacidad y el ocultamiento con el que se ha manejado el caso.

 

 

@JorgeMedellin95