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Tláhuac: la política del avestruz

El jefe de Gobierno repite la máxima del avestruz, la cual supone que si esconde la cabeza, el peligro desaparece.

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Escrito en OPINIÓN el

Los lamentables sucesos ocurridos en días recientes en la delegación Tláhuac ratifican que en la Ciudad de México se asientan cárteles del crimen organizado.

Y no obstante la extrema gravedad del caso, como única explicación, el jefe de Gobierno repite la máxima del avestruz, la cual supone que si esconde la cabeza, el peligro desaparece.

En efecto, en vez de reconocer la fehaciente presencia de organizaciones delincuenciales de alto perfil como condición para enfrentarlas y ponerles coto, con la complicidad del PRD, PAN y PRI opta por politizar el problema al culpabilizar a Morena, y al delegado de esa demarcación, de los acontecimientos.

Como si la creciente andanada de crímenes de toda índole se circunscribiera a esa delegación, cuando abarca a todas las zonas de la ciudad.

El jefe de Gobierno pretende, así, diluir su responsabilidad y sacarle jugo a la refriega gangsteril con miras a su pretensión de competir por la Presidencia de la República.

También intenta esconder que a lo largo de su gobierno, de forma reiterada, la sociedad civil, académicos, organizaciones en defensa de derechos humanos y Morena han alertado a su administración sobre la grave incidencia de transgresiones a los ciudadanos provenientes de organizaciones de la delincuencia organizada, como secuestros, trata de personas y, por supuesto, narcotráfico.

Pero una y otra vez, el jefe de gobierno y los titulares de Gobierno y de Seguridad Pública se han rehusado a reconocer una realidad palpable para la ciudadanía. E invisible para ellos.

De tal modo, es su responsabilidad que la capital de la República haya dejado de ser la ínsula de seguridad que hasta antes del actual régimen la distinguía de la mayoría de entidades del país. Y no porque en aquel tiempo no hubiera ilícitos, pero ni remotamente alcanzaban las elevadas tasas del presente.

Las cifras de la descomposición social en la ciudad son abrumadoras. Por ejemplo, más de cien personas son asesinadas cada mes a manos de la delincuencia, cifra que desborda con mucho el número de homicidios dolosos registrados en la anterior administración.

De acuerdo con la organización civil Semáforo Delictivo, en el primer semestre de 2016 la cifra de homicidios conocidos en la capital ascendió a 447, 9 por ciento por arriba del mismo lapso del año anterior. De estos asesinatos, 39 correspondían, desde entonces, a ejecuciones del crimen organizado.

Y qué decir de las famosas “tienditas”, expendios dedicados al narcomenudeo, que proliferan por toda la ciudad, al extremo de que se calcula que por lo menos suman 10 mil.

Tláhuac y zonas colindantes han sido objeto constante de múltiples embates del hampa. El 27 de julio de 2016, por ejemplo, durante el asalto a un camión de pasajeros de la Ruta 50 se desató una balacera que provocó el fallecimiento de un pasajero y heridas a ochos personas más.

Como se ve, no data de ahora el acoso permanente de las pandillas gangsteriles a que se encuentran sujetos los habitantes de Tláhuac. Desde entonces se conocía que en esa delegación colonias enteras se encuentran en poder de bandas criminales.

De todo eso fueron informadas, con oportunidad, las autoridades del gobierno capitalino. Y nada hicieron para enfrentar tan ominoso panorama.

En toda la ciudad prevalece la inseguridad, y la responsabilidad única de garantizar la seguridad es de Miguel Ángel Mancera, no de los delegados, que carecen de atribuciones en tal sentido. A ellos les corresponden las áreas de los servicios urbanos, mercantiles y las gestiones correspondientes ante la Procuraduría capitalina.

Ante tal situación, en días pasados diputados locales, delegados y la dirigencia local de Morena demandamos al jefe de Gobierno y al secretario de Seguridad Pública, una reunión urgente con el Gabinete de Seguridad para que se nos informe sobre la crisis de inseguridad en la capital de la República.

La Asamblea Legislativa llamará a comparecer al delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado. Por supuesto, Morena aceptó. En cambio, Acción Nacional, PRD y PRI se rehusaron a que el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida, también se presentara, pese a ser, conjuntamente con el jefe de Gobierno, el responsable de la seguridad en la ciudad.

Olvidan que el sol no se tapa con un dedo. Y menos con el sol amarillo de la complicidad. @craviotocesar