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Tláhuac, la negación de Mancera y el silencio de Morena

Tratar de ocultar o minimizar los problemas en vez de reconocerlos y afrontarlos es una irresponsabilidad

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Escrito en OPINIÓN el

El operativo que realizó la Marina hace una semana en Tláhuac y que derivó en la muerte de Felipe de Jesús Pérez Luna alías El Ojos, a quien se le identifica como líder de una organización criminal que opera en esta delegación, Iztapalapa, Xochimilco, Milpa Alta, Tlalpan, Coyoacán y Magdalena Contreras, así como las reacciones con bloqueos, quema de vehículos -nunca antes vistos en la Ciudad de México- y el despliegue de sicarios y halcones a bordo de mototaxis durante el velorio, pusieron en evidencia lo que el Jefe de Gobierno se ha empeñado en negar: la presencia de cárteles del narcotráfico en la capital del país. Las imágenes del funeral también son muy elocuentes y desde luego no corresponden a las de un delincuente común, más bien nos recuerdan a series como “El Señor de los Cielos”.  

Contrario a lo que sigue sosteniendo Mancera, en el sentido de que en la Ciudad de México no opera el crimen organizado pues sólo se trata de grupos de narcomenudistas, desde hace algunos años se ha venido advirtiendo de la presencia cada vez mayor de importantes organizaciones criminales. Como ejemplo, recordemos el levantón y posterior homicidio de 13 personas en el bar Heaven de la Zona Rosa hace cuatro años, presuntamente debido a una disputa entre la Unión Insurgentes y la Unión de Tepito por el control en la distribución de drogas.

Por su parte, Antonio Mazzitelli, Jefe de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para México y Centroamérica, ha señalado que cuando menos cinco de los principales cárteles operan en esta ciudad: Los Beltrán Leyva, La Familia Michoacana, Los Zetas, el Cártel del Golfo y el Cártel de Sinaloa.

Por ello, resulta inexplicable la insistencia del Jefe de Gobierno en negar una realidad que se ha terminado imponiendo. Esta propensión de muchos políticos de tratar de ocultar o minimizar los problemas en vez de reconocerlos y afrontarlos es una irresponsabilidad, pues tarde o temprano les estallan en las manos con consecuencias mayores. Pero resulta tanto o más grave la lamentable -y sospechosa- ausencia de Rigoberto Salgado ante la delicada situación por la que atraviesa la delegación que supuestamente gobierna bajo las siglas de Morena.

Sobran los testimonios que revelan que por lo menos desde hace tres años, los habitantes de Tláhuac han vivido asolados por la delincuencia que al parecer ha podido actuar con toda libertad. Secuestros, asesinatos, desapariciones, amenazas, cobros por “derechos de piso” son cosa de todos los días, ante lo cual el Jefe Delegacional solo ha atinado a decir que no estaba enterado. También se ha señalado reiteradamente que Ricardo Salgado, hermano de Rigoberto, tiene una gran influencia en el gobierno delegacional, y es quien controla tanto los giros negros como las bici y mototaxis, por cierto muchos de los cuales (alrededor de mil 500) son propiedad del diputado local Raymundo Martínez Vite, y curiosamente se ha denunciado que daban servicio de vigilancia e información (halconéo) a la organización de El Ojos.

Independientemente de que, de acuerdo a los indicios pudiera imputarse a Rigoberto Salgado alguna responsabilidad administrativa o penal, es evidente que estamos ante una gran responsabilidad política que debiera asumir junto con Morena por ser el partido que lo postuló. Pero lo más probable es que mantengan este silencio cómplice pues aunque con los adversarios son implacables -con o sin razón-, todo indica que a los suyos todo se perdona mientras apoyen al líder. 

@agus_castilla