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“Think 20” para la agenda global del G20

Por Rebecka Villanueva Ulfgard

Por
Escrito en OPINIÓN el

¿Hablando para oídos sordos?

El G20, club de Jefes de Estado y de Gobierno, ministros de Finanzas y diplomáticos de las veinte economías más importantes en el mundo, tomó fuerza como una red de coordinación y gestión de la crisis económica y financiera que creó una avalancha mundial durante el otoño de 2008. En los últimos años se ha evolucionado rápidamente, impulsando, y a cierta medida, gestionando a largo plazo la agenda global. Si bien inició sus deliberaciones principalmente en el plan económico, ha crecido exponencialmente hacia el plan político. Como varios analistas han señalado, hoy en día el G20 se enfrenta a un “smorgasbord” impresionante de varios temas; cambio climático, mercados financieros internacionales, combate a fondos ilícitos, drogas y crimen organizado, digitalización, reformas estructurales y reformas laborales, crecimiento incluyente, energías renovables, entre otros. Al mismo tiempo, hemos visto un crecimiento respecto a la llamada de impulsar su representatividad y legitimidad, es por eso que el G20 viene acompañado por una flora de constelaciones como “B20” (Business 20), “C20” (Civil Society 20), “Y20” (Youth 20), el “T20” o “Think 20”, debido a la notable presencia de think tanks, y últimamente, “100 Young Global Changers” impulsado por Alemania. Cabe mencionar que los mecanismos para la participación de estos stakeholder groups no están institucionalmente establecidos, como en la Unión Europea, por ejemplo, sino que es una cuestión de criterio para cada Presidencia del G20.

La tendencia de “agenda crowding” fue obvia durante la conferencia “Think 20: Global Solutions” organizado por el Instituto alemán de política del desarrollo (DIE) y el Kiel Institute for the World Economy, el 29-30 de mayo de 2017, en Berlín, en el marco de la presidencia de Alemania del G20 durante ese año. El evento se caracterizó por un programa muy ambicioso e invitados especiales desde las instituciones/organizaciones más influyentes en el mundo; ONU, Banco Mundial, OMC, World Economic Forum, bancos regionales, por mencionar algunas. Ahora bien, el “T20” se caracteriza, en una parte bastante significativa, por sus recomendaciones basadas en investigaciones de alto nivel desde centros de excelencia en varias partes del mundo. Ha habido argumentos ortodoxos en el sentido de que el G20 (y también el World Economic Forum) deberían enfocarse a solucionar problemas económicos globales exclusivamente, pero ya no es posible excluir temas políticos o sociales en las conversaciones, de hecho, a causa de la presencia del C20, T20, Y20, etc. A quienes tienen interés en conocer un balance mixto acerca de la pregunta: ¿Puede el G20 resolver problemas globales?, se recomienda visitar la página de la conferencia: https://www.youtube.com/watch?v=RuNulQDzB1k&feature=youtu.be.

Sin embargo, el G20 enfrenta problemas en la fijación del orden del día: como ya se mencionó, las incertidumbres respecto al grado de compromiso de acuerdos internacionales de los Estados Unidos (el ejemplo más emblemático es la salida del Presidente Donald Trump del Acuerdo de París sobre el cambio climático), y cómo desarrollar su relación con otros clubes multilaterales como el G8 y el MIKTA (el BRICS está en caída por los problemas internos de Brasil y el bullying de Rusia no sólo hacía sus vecinos).

Por otra parte, el hecho de estar sentados alrededor de la misma mesa en el G20 no significa que los países emergentes del Sur Global tengan la misma influencia que los países desarrollados. El poder en la definición de la agenda entre las naciones desarrolladas y los países emergentes no es ni de lejos semejante. Entonces, la evolución del papel de G20 hacia más influencia en la gobernanza global no sólo afectaría a la vitalidad y futuro de la misma, sino también definirá hasta qué medida los países emergentes tendrían un pie de igualdad en la gestión de la misma. Cabe ver si la iniciativa de Alemania, durante su presidencia del G20 en el año 2017, de lanzar un “G20-Africa Partnership” tomará pasos concretos en este sentido. Dicha iniciativa ha sido bien acogida por México como un medio para fortalecer el multilateralismo y la gobernanza global a través de un diálogo continuo y un compromiso con la Agenda 2030 y la Agenda 2063 impulsada por la Unión Africana en mayo de 2013. Sin embargo, México (la Secretaría de Relaciones Exteriores) advierte que una asociación con África con el objetivo principal de fomentar el desarrollo sostenible y el crecimiento inclusivo tiene que ser con África, no sólo para África, o buscando lograr ciertos motivos económicos o políticos por parte de los países del G20 en relación con la situación migratoria sin precedentes que afecta no sólo a los continentes africano y europeo. En otras palabras, debe basarse en la escucha y el aprendizaje con la gente de África, como lo expresó el Secretario General de la ONU unos días antes del Día de África, celebrado el 25 de mayo.

Precisamente en el marco de la conferencia "Think 20: Global Solutions", llevada a cabo en Berlín del 29 al 30 de mayo de 2017, se celebró el 28 de mayo la reunión constitutiva del grupo permanente “T20-África Standing Group”, integrado por think tanks / centros de investigación de varios países africanos y los países del G20. Ahí fue interesante observar que una mayoría de las voces africanas destacaron la educación con calidad y libre acceso junto con el empleo digno como los dos temas cruciales para el futuro. Basta ver la situación actual en México en estos ámbitos para hacer una llamada a Argentina –país anfitrión del G20 el próximo año– para continuar este diálogo también en el marco del “T20-Africa Standing Group”. En fin, México ve positivamente esta iniciativa y reconoce su potencial para fomentar intercambios intelectuales duraderos a través de los continentes con respecto a la implementación de la Agenda 2030/Agenda 2063. ¡Vaya una iniciativa que arroja la sospecha de que el T20 está hablando para oídos sordos!

@institutomora

@OpinionLSR

*Dra. Rebecka Villanueva UlfgardInternacionalista. Obtuvo el doctorado en Ciencia Política en la Universidad Linnaeus/Växjo, Suecia, en 2005. Sus investigaciones se centran en el estudio de las teorías de las relaciones internacionales y cooperación internacional, y las políticas instituciones de la Unión Europea. Desde agosto de 2008 es profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, donde imparte cursos en la maestría en cooperación internacional para el desarrollo.


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