El pasado 13 de noviembre en París, Francia nos impresionaron las imágenes sobre los atentados en la llamada “Ciudad de la Luz”, los acontecimientos suscitados en cafeterías y centros de diversión pusieron en alerta máxima a la misma Francia y Bélgica. En esos días escribí un artículo en donde concluía “…el impacto de esta nueva realidad que vive la Unión Europea lo veremos traducido en números en los próximos meses y en políticas mucho más proteccionistas en cuanto al libre tránsito de personas”.
En el devenir histórico de la Unión Europea la libertad de tránsito de personas es uno de sus pilares para la integración económica que se ha construido desde los años 50´s, plasmándose hoy en día en el espacio Schengen “transitar de un país a otro dentro de la zona sin ningún control (visa)”.
Los atentados en el Aeropuerto de Zaventem y el metro de Maelbeek el pasado 22 de marzo en Bruselas, Bélgica, con aproximadamente 30 muertos y tres centenares de heridos al día de hoy, trae el tema a la palestra nuevamente.
Estos atentados a diferencia de los de noviembre en París, es un golpe directo a las instituciones de la Unión Europea, primero en la capital de la UE y segundo, la explosión en la estación del metro a unos pasos de la Comisión Europea.
Para algunos europeístas estos eventos pueden tambalear la integración de la Unión ante la inminente revisión del espacio Schengen, en estos días hemos escuchado la declaración del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker “sin Schengen y sin libre circulación de trabajadores, de ciudadanos, el euro no tiene sentido”.
Según el periódico El Mundo alrededor de 1.7 millones de personas se ven beneficiadas por Schengen al trabajan en países diferentes al de origen. A estos trabajadores se les pediría cumplir con los controles fronterizos e incrementaría tiempo y los costos económicos.
Otro sector que se vería perjudicado es el del transporte, al tener que cumplir con revisiones y controles aduanales. Por el momento no se tienen contabilizados los impactos económicos pero podemos deducir que los costos estimados dependerían del tiempo que se requiera para cruzar las fronteras.
Los atentados terroristas del martes pasado han polarizado la de por sí ya tensa relación con los refugiados misma que está siendo capitalizada por los partidos euroescépticos de toda la Unión Europea a movilizar sus grupos de presión para cerrar fronteras a los refugiados que sólo el año pasado, según datos publicados ascendieron a más de un millón de personas que entraron al viejo continente.
Todo este contexto que se está viendo en la Unión Europea, puede impactar la débil recuperación económica que se está proyectando para este año y entramos en un círculo vicioso en donde la recuperación económica no llega y el desempleo no baja y para el grueso de los europeos lo adjudicarán a los refugiados y por lo tanto podremos ver el fortalecimiento de nacionalismo que seguramente tendrá como un elemento común el odio a los musulmanes. Estamos en un momento grave que podría derivar en choques entre religiones.