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Temas de impunidad

Juniors y mirreyes al amparo del poder de sus padres.

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Escrito en OPINIÓN el

 

Uno de los problemas que sin duda alguna traen dolores de cabeza a la clase política lo constituye, la conducta pública de los hijos de los políticos, también conocidos como juniors o mirreyes en política.

 

En muchos de estos casos se trata de jóvenes alejados de la cultura del esfuerzo a que se refería el malogrado candidato Luis Donaldo Colosio, acostumbrados en algunos casos a subsistir con el producto de la corrupción, en el que el significado de la palabra moral se encuentra fuera de su comprensión.

 

Dice Ricardo Raphael (El Universal, marzo 28, 2016) que “la impunidad se aprende en casa, la sociedad la nutre con su tolerancia y alcanza su nivel más grave cuando el Estado nada puede contra ella”. Así se interpreta el escándalo en Veracruz sobre los muchachos conocidos como Los Porkys en Xalapa, cuyos padres presumen de tener influencias con el poder político que les ha permitido a sus hijos continuar en impunidad, cuando han sido señalados en la Fiscalía General de ese estado por haber violado a una joven, sin que hasta ahora esa representación social haya emprendido acción legal alguna.

 

Otro más se suscitó en diciembre de 2015 en Cuernavaca, Morelos, cuando (Contraparte, diciembre 16, 2015) conduciendo un automóvil en estado de ebriedad, Rodrigo Carrancá y Llaneza, dio muerte a un transeúnte quien es señalado como hijo del Fiscal de Puebla, Víctor Carrancá.

 

Pero el centro del país también produce juniors y mirreyes, al amparo del poder de sus padres. En junio del año pasado fue denunciado por amenazas (Excelsior, junio 19, 2015), Roberto López Rivera, hijo del secretario general de Gobierno de Jalisco, por disputas sentimentales por el amor de una joven; así como Said Barba Mariscal, hijo del sempiterno líder de la CROC en Tlaquepaque, quien presumía (Diario de Yucatán, febrero 14, 2014) en redes sociales sus “juguetes”, como vehículos europeos de último modelo, sus compras y fiestas en zonas exclusivas del estado de Jalisco, como una forma de vida ajena a los representados de su señor padre.

 

Estilos de vida que reflejan una displicencia y frivolidad, como si vivieran en Manhattan o Mónaco, de cuyo origen se sospecha que tienen un modo similar al de la delincuencia organizada, al amparo del poder político.

 

Un poco antes, podríamos invocar el tema de #LadyProfeco (Pulso, junio 19, 2014) o David Korenfeld (Milenio, abril 9, 2015) en la Comisión Nacional del Agua y su esposa, aviadora en la Secretaría de Relaciones Exteriores (Noticaribe, diciembre 2, 2015), mientras reside en México.

 

También es posible que los juniors o mirreyes ocupen posiciones de primer nivel en la administración pública, cuya única preocupación es elegir el siguiente destino en sus vacaciones, y quienes sus problemas de política pública en el desempeño de sus funciones corresponden a lugares como Virreyes, Lomas o Polanco en la ciudad de México; Jerónimo Siller, Hacienda Palo Blanco o Villa Montana en Monterrey, y San Javier, Providencia o Antara en Guadalajara.

 

Se trata de ejemplos para acumular riqueza por la vía de la corrupción, en un caso, o de abuso en el ejercicio de funciones, en otro caso, pero que en ambos el impacto es menoscabo a las instituciones y a la democracia mexicana.

 

Los casos en Jalisco, Puebla y más recientemente en Veracruz, sólo vienen a demostrar la crisis en que se encuentra el sistema anticorrupción, que es incapaz de contener la impunidad con que se dé la clase política, de tal forma, que los espacios políticos, como los escaños y las curules, no son sino colonizados por esta clase y heredados a su descendencia.

 

Quizás esta sea una de las razones por las que el Estado mexicano le niega la entrada al país (Emeequis, marzo 26, 2016) al relator de Naciones Unidas contra la tortura, cuando se confirme que la impunidad en violación a los derechos humanos, se extiende al campo político.

 

@racevesj

@OpinionLSR