Main logo
OPINIÓN

Tecitos y VapoRub

¿Estamos en realidad en una “cuarta transformación”? Ante las tremendas crisis lo único que nos han recetado son tecitos y VapoRub. | Jorge Ramos

Escrito en OPINIÓN el

Todo gobierno siempre buscará ser distinto al anterior, pero primordialmente buscará ser mejor. En el régimen priista, los presidentes buscaban cercenar algo del pasado para legitimarse. Al mismo tiempo, cada mandatario ha acariciado la idea de reelegirse, pero como eso no se puede, entonces han pensado en la manera de dejar a alguien que dé vida a sus grandiosas ideas en bien de la patria.

Será la hybris -que los griegos describían como la desmesura y que hoy se refiere a una confianza excesiva en sí mismo cuando se ostenta poder, que se transforma en arrogancia y prepotencia, para lo que recomiendo leer “En el poder y en la enfermedad”, de David Owen- o la condición humana, pero es casi parte natural del político ser refractario a la crítica.

El 7 de diciembre México superó las 300 mil muertes derivadas de la pandemia por covid-19. A lo largo de casi dos años el discurso oficial ha ido a contrapelo de la realidad. Tan es así que la cifra de decesos real es cuando menos del doble, y frente a una nueva ola causada por Ómicron, de nueva cuenta nos encontramos con un gobierno indolente.

Mientras ha desaparecido de la escena en los últimos días el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, principal responsable técnico y político de la tragedia, junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador que lo defiende -es un decir- a capa y espada, el titular en el papel de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer, salió con su receta de tecitos y VapoRub.

Una estampa del drama la dio un organizador canadiense de una fiesta en Cancún que desató una ola de contagios que los dejó varados porque ninguna aerolínea los llevó de regreso a su país. “En México ni piden la PCR”. 

Una de las críticas que se han hecho a este gobierno es la falta de cuadros preparados para la administración pública. Y quizá los pocos con la experiencia y conocimientos necesarios los fue desechando, en muchos casos hasta con maltrato. Varios salieron azotando la puerta con la alerta de que la toma de decisiones se está haciendo sin el menor rigor para una política pública.

Sobran las voces que relatan cómo hay instrucciones desde Palacio Nacional que deben acatarse sí o sí, a pesar de que en muchos casos son absurdos o de plano van contra toda lógica. Así hemos sido testigos del cambio en la adquisición de medicinas, de la construcción de obras (aeropuerto, refinería de Dos Bocas, Tren Maya…), del combate a la criminalidad, entrega de programas sociales, entre otras cosas, que tarde o temprano comenzarán a naufragar.

Hace unos días el propio presidente López Obrador aceptó en una de sus largas conferencias matutinas que, en efecto, la inflación era más alta que en el pico de su antecesor Enrique Peña Nieto. Los números no mienten: a estas alturas con Felipe Calderón ese indicador estaba en 6.5, con Peña Nieto en 6.7 y ahora se ubica en 7.3.

Y ya ni qué decir de los homicidios directos. Con Calderón el dato era de 27 mil 213, mientras que con Peña Nieto incluso se redujo a 24 mil 559. Hoy con Andrés Manuel la cifra es de 32 mil 967.

¿De qué sirve que el presidente López Obrador participe de lunes a viernes a las seis de la mañana en reunión de Gabinete de Seguridad? ¿De qué sirve que esté de hora y media a dos horas y 40 minutos compareciendo en conferencia de prensa también de lunes a viernes? ¿De qué sirve que generales y mandos de seguridad estén a las dos, tres o cuatro de la madrugada revisando los números de la violencia que recorre al país?

Un recuento del diario Reforma respecto del número de homicidios dolosos en el último mes en estados ahora gobernados por Morena es de escalofrío: Michoacán, 279; Zacatecas, 140; Baja California, 115; Guerrero, 110; Sonora, 108; Puebla, 103, y Veracruz con 90.

Tres estampas inquietantes también: en Zacatecas los criminales dejaron 10 cuerpos frente a Palacio de Gobierno; en Veracruz, en dos hechos distintos, abandonaron 14 víctimas en carreteras del estado; y el caso del gobernador Cuauhtémoc Blanco, a quien exhibieron con líderes de grupos del narcotráfico en Morelos.

Hacia el fin de semana, el presidente López Obrador pidió poner en pantalla una fotografía de 2009 en la que Genaro García Luna, dijo, miraba a Carla Bruni, esposa del entonces presidente de Francia Nicolás Sarkozy, de manera “irrespetuosa”. Pronto el tema se convirtió en la comidilla, trending topic le llaman ahora, en las redes sociales. ¿Sirve de algo eso? El pleito de Zarkozy con Calderón no fue por eso: fue por el escandaloso caso de Florance Cassez.

Ella es una ciudadana francesa detenida en 2005 y acusada, y posteriormente condenada a 60 años de prisión en 2007, por la presunción de haber cometido los delitos de secuestro, delincuencia organizada y posesión ilegal de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le concedió un amparo por votación mayoritaria y Florance obtuvo su libertad el 23 de enero de 2013. 

Por supuesto, García Luna, bajo proceso en tribunales de Estados Unidos, fue replicado por los afines a López Obrador y así la discusión tuitera se distrajo de lo relevante: llegamos a los 300 mil muertos por covid, las matanzas en manos de la criminalidad en estados gobernados por morenistas y hasta la exhibición de un gobernador con presuntos narcos.

¿Estamos en realidad en una “cuarta transformación”? ¿Qué será de distinto este gobierno al anterior, de Peña Nieto, o de los previos que la narrativa oficial incluye como parte del “neoliberalismo”? 

Porque ante las tremendas crisis lo único que nos han recetado son tecitos y VapoRub.

Punto y aparte. Marko Cortés ve la tempestad y ni se inmuta. El único beneficiado es el partido en el poder: Morena.

Punto final. “No miren arriba”, la controversial película en Netflix, es una triste ironía de lo que pasa en México. Feliz año 2022.