No cabe duda que la detención de José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala y de su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, es la primera buena noticia que recibe el gobierno federal, luego de la tragedia del 26 de septiembre –en donde murieron seis personas-, y desaparecieron otras 43.
Y es la primera, porque se trata de los autores intelectuales del ataque a los normalistas, de la muerte de seis personas y del secuestro de otro 43.
Y sí, a pesar de todo; de los palos de ciego, de las falsas alarmas, de las decenas de fosas cavadas y cuerpos localizados, luego de 40 días, apareció la inteligencia del Estado; esa que llevó a la Policía Federal a localizar, en Iztapalapa, a José Luis Abarca y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa.
Pero la trascendencia del primer resultado exitoso de la inteligencia del Estado, tiene más de una explicación y múltiples repercusiones.
1.- Queda claro, con la captura de la llamada “pareja imperial” de Iguala, que sí se puede confiar en las instituciones de inteligencia del Estado, como el CISEN, como la plataforma México y otras, que fueron determinantes en la ubicación de los Abarca
2.- También es cierto que, si bien esa inteligencia no ha sido suficiente para localizar a los 43 desaparecidos, con el paso que significó la captura de los autores intelectuales, se avanza de manera acelerada al objetivo principal; los desaparecidos.
3.- El golpe certero que significa la detención de Abarca y Pineda Villa parece que se podría convertir en el primer dique para contener el creciente deterioro en la imagen del Estado mexicano y, al mismo tiempo, para revertir la imagen negativa respecto al gobierno federal.
4.- La importancia de haber localizado vivos a Abarca y Pineda Villa es fundamental para las instituciones del Estado y para el gobierno de Enrique Peña Nieto, porque le permitirá, al grupo político en el poder, recabar toda la información que vincula a sus adversarios políticos con el grupo criminal que desató el terror en Iguala y buena parte del estado de Guerrero. Y…
5.- Se puede decir, por todo lo anterior, que el gobierno federal tiene en sus manos –por primera vez en 40 días- la sartén por el mango.
Y es que, por absurdo que parezca y por ridículo que resulte, en los últimos 40 días creció de manera inexplicable el sinsentido de que a causa de la tragedia de Iguala, debía renunciar el gobierno de Enrique Peña Nieto, como si se tratara del responsable de la tragedia, de los crímenes y de las desapariciones.
Seguramente con la información que obtendrá el gobierno federal, se empezará a revertir esa tendencia maniquea. Al Tiempo.