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¿Sonidos del silencio?

En la #ConsultaPopular, el silencio de la ciudadanía se convirtió en un conjunto de mensajes que no se deben ignorar. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

Se esperaba una participación baja, pero no tanto. De acuerdo con el conteo final del INE, 93 de cada 100 personas inscritas en la Lista Nominal de Electores no acudieron a expresar su opinión en la Consulta Popular del domingo pasado. La mayoría de los análisis e interpretaciones sobre lo sucedido son, hasta ahora, especulaciones. Para avanzar en serio, lo que procede es estudiar a fondo lo que pasó en realidad.

La respuesta no es tan simple como parece. En principio es inaceptable que se traten de encontrar argumentos simples para explicar, en una frase, el comportamiento de los diversos grupos que conforman una sociedad tan heterogénea y compleja como la nuestra. Lo recomendable, además, es evitar caer en una nueva polarización pues es más lo que se puede perder en un país que busca consolidar una democracia participativa.

Las variables que se tienen que considerar son demasiadas. Sin embargo, el esfuerzo por aprender y entender amerita que las investigaciones arrojen resultados honestos, serios, profesionales y profundos. La consulta para la revocación de mandato del presidente de la República que se llevará a cabo en marzo del próximo año no puede convertirse en un fracaso o en un proceso de confrontación y conflicto. Mucho menos en una simulación.

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Coincido con los especialistas que ven en la consulta más ventajas que problemas. Me parece adecuado que este tipo de instrumentos de la democracia se mantengan y se lleven a cabo tantas veces como sea necesario. También considero indispensable que se realicen a partir de una evaluación que pondere la relación costo-beneficio porque, si bien la democracia cuesta cara, el país no está para que se desperdicien los recursos. Pero si aspiramos a que el mecanismo funcione bien, hay que partir de buenos diagnósticos.

Las variables, procedimientos y protocolos que se deben analizar están claramente identificados. Por supuesto que la pregunta final pudo generar el desinterés de una parte importante de quienes no acudieron a las urnas. No hay razones para dudar que la consulta hubiera sido más efectiva si se hubiera llevado a cabo el mismo día de las elecciones celebradas en junio pasado. También se podría responsabilizar, en parte, a las campañas de difusión y a los tiempos que se abrieron en los medios convencionales y digitales.

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Aún más. Las diferencias tan marcadas entre el contenido de la pregunta y los puntos esenciales que se manejaron en Morena fueron tan evidentes, que solo incrementó la confusión. Por si fuera poco, algunas personas tuvieron la percepción de que la consulta no les aportaría nada y que, cualesquiera fuera la respuesta, no tendría efectos significativos para beneficio de la población, lo que se convirtió en otro error importante de comunicación. 

Entre las líneas de investigación que se podrían abrir, no puede quedar fuera el posible uso propagandístico o electoral de la consulta en favor de un partido. Tampoco hay que hacer a un lado el análisis de los límites que deben tener en materia de comunicación las instituciones y actores políticos para garantizar la equidad. Mucho menos lo relacionado con una de las críticas más importantes y fundamentadas que hicieron algunos expertos: la justicia no se consulta; se aplica.

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Y lo más importante. La legislación y la praxis política en torno a este recurso tendría que impedir la creación de falsas expectativas, como las que en esta ocasión se abrieron para los millones de víctimas que ha tenido el país por la corrupción o las decisiones equivocadas de sus gobernantes. Si en verdad se quiere seguir adelante con una transformación profunda, es demasiado lo que se tiene que hacer –sin consulta de por medio– para resarcir parte importante los daños que se han ocasionado.

Como se puede ver, el silencio de la mayoría no tiene una respuesta contundente, aislada o independiente. Por el contrario. Los sonidos del silencio fueron demasiados en un mismo día. Algunos fueron sutiles, tal vez motivados por el contexto adverso que enfrentan muchos ciudadanos. Otros fueron un llamado de atención para las autoridades. Y algunos más fueron tan estridentes que no se pueden ignorar. Aprovechemos la oportunidad para interpretar estas expresiones del silencio, porque el silencio también comunica.

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El domingo pasado se realizó una consulta popular. México está preparado también para hacer además plebiscitos o referendos. No cabe la menor duda de que lo sucedido el domingo pasado podría ser el primer paso de una democracia directa y con un valor más alto que nos permita reducir los efectos más adversos del escenario multicrisis que tenemos desde hace tiempo. Sin embargo, el país no está para andar improvisando o desarrollar procesos que solo sirvan a unos cuantos intereses y no a toda la población.

Los últimos 50 años han dejado lecciones internacionales muy importantes del valor que tiene la participación directa de la sociedad. El modelo es un complemento sumamente valioso de las votaciones electorales y las manifestaciones públicas en todas sus expresiones. En unas y otras, la comunicación es una herramienta esencial que privilegia el diálogo, el debate y la interacción en los procesos de toma de decisiones relacionados con las políticas públicas. Fortalezcamos esta ruta, porque la argumentación y la persuasión siempre serán mejores que cualquier tipo de violencia.

Te recomendamos: Jean-Franc¸ois Prud’homme. Consulta popular y democracia directa. México: Instituto Nacional Electoral, 2016.