Por primera vez en la historia reciente, la balanza de productos petroleros ya presentó un déficit, de mil 19 millones de dólares, el pasado mes de enero.
El peso se sigue depreciando y el tipo de cambio rondando los 16 pesos por dólar; con el riesgo de que ello se transfiera a los precios y esto pueda generar alzas inflacionarias en los productos de lo consumimos los mexicanos.
Existe la expectativa de un incremento en las tasas de interés en Estados Unidos,hacia el segundo o tercer trimestre del año, que impactará los costos de los bancos mexicanos y, posiblemente con ello, el ritmo de colocación de créditos para las familias y las empresas, y al mismo tiempo una elevación de las tasas de interés.
En este contexto, ¿cómo se va a compensar la restricción en el gasto gubernamental por los ajustes presupuestales?
Para COPARMEX, es claro que la única salida para enfrentar esas presiones es recuperar el papel estratégico de las empresas para el país, para que volvamos a tener crecimiento y empleo en materia económica.
Y en materia de seguridad y convivencia, es importantísimo que los presupuestos no se menoscaben para el tema de seguridad y seguir avanzando en el esquema de los juicios orales en todo el país, para que la justicia sea expedita, para que en el 2016 tengamos todas las obras ya terminadas y la infraestructura para avanzar en materia de impartición de justicia.
Estos son algunos de los retos que tenemos. Es a través de la inversión privada que podrá compensarse la inversión pública que dejará de hacerse en el ámbito económico. Sólo a través de las empresas, de su fortalecimiento y promoción, se podrá reactivar nuestro mercado interno, para remontar el crecimiento económico inercial y los pronósticos de que este año creceremos entre 2.5 y 3.5 por ciento.
Para lograrlo, hay que cambiar la realidad señalada por las cifras de INEGI: el 70% de las empresas cierran antes de cumplir 5 años y muy pocas, apenas del 11%, llegan a cumplir 20 años de operaciones.
En estos momentos, para México es vital que más pequeñas y medianas empresas sobrevivan, son las únicas que podrán fortalecer nuestra economía interna, sustituir algunas importaciones, generar dólares para subirse a las cadenas de valor de las exportaciones, y así restablecer el equilibrio en nuestra economía.
Para ello, necesitamos política pública que apoye a la pequeña y mediana empresa. Por eso nos sumamos a la iniciativa de la Secretaría de Economía de generar el Ombudsman mexicano para la pequeña y mediana empresa, para que haya política pública y espíritu empresarial que nos permitan mediante la innovación el crecimiento de la inversión, y la reactivación de la economía.
Pero esto no se puede lograr sin la participación de los tres órdenes de gobierno, a través del diálogo social con las empresas.
En el corto plazo es urgente establecer un diálogo con el Ejecutivo para evaluar la posibilidad de que se reduzcan los costos, trámites y otorguen estímulos a la inversión y al empleo, con carácter temporal, que puedan contribuir en el corto plazo a impulsar nuestra economía, con esquemas de deducibilidad inmediata para las inversiones, y potenciar el mecanismo de asociaciones público-privadas para detonar los proyectos de infraestructura que necesitamos, con transparencia, con pertinencia y con sustentabilidad financiera.
Los modelos de asociación público-privada pueden ser la mejor vía para generar infraestructura; por ello resultará fundamental que impulsar la participación de la iniciativa privada en la generación de la infraestructura que tanto necesita el país.
Hay que partir de un diagnóstico para el corto, mediano y largo plazo, con medidas focalizadas, en un entorno de discusión social. El reto es encontrar soluciones a las necesidades de las personas, siempre integrando la visión de los factores de la producción. Juntos: política pública, trabajadores y empresarios.