Como todos saben, en las Cámaras de Diputados y Senadores existen legisladores que provienen de los sectores obrero, campesino, sindical, empresarial y hasta uno que otro del campo deportivo y artístico.
Lo curioso es que a muchos les resulta ofensivo que existan diputados y/o senadores afines a Televisa, a Tv Azteca y al poderoso Carlos Slim.
En medio de la polémica desatada por el tráfico de influencias que exhibió a la diputada Purificación Carpinteyro, muchas voces se sumaron a la exigencia de que otros legisladores provenientes de las llamadas “telebancadas”, también se excusaran de participar en la elaboración de las leyes de Telecomunicaciones. ¿Por qué?
Dicen que, igual que la diputada Purificación Carpinteyro, tienen un claro conflicto de intereses.
Y es probable que tengan razón, ya que los 500 legisladores de la Cámara de Diputados y los 128 de la de Senadores, son ciudadanos con derechos plenos, con intereses diversos, filiaciones políticas distintas y, por supuesto, intereses personal y/o profesional de diversa naturaleza.
Por eso, resulta absurdo que voces interesadas pretendan sacar de la discusión a legisladores que conocen y mantienen interés en las telecomunicaciones, como si fuera requisito para ser legislador tener la mente en blanco y portar una hoja curricular sin experiencia profesional alguna. Es decir, que aquellos que proponen limitar los derechos de algunos legisladores, parece que aspiran a la pureza absoluta de los políticos.
Pero el escándalo de la “telebancada” se queda en “juego de niños” cuando descubrimos que una de las partes en conflicto, en la reforma de telecomunicaciones, no sólo tiene su propia bancada, afín a sus intereses, sino que son muchos los indicios de que se estableció un acuerdo político con uno o más partidos de la llamada izquierda.
Resultaría de risa loca, si no es por la gravedad que representa, el hecho de que la izquierda mexicana se haya alineado en la defensa de los intereses del hombre más rico del mundo.
Sí, por increíble que parezca y por absurdo que resulte, el PRD de “Los Chuchos” se ha alineado a favor de los intereses de Carlos Slim. No sólo sus diputados y senadores, sino que la dirigencia nacional de ese partido dictó línea y anunció sanciones contra aquellos que voten en contra “de la línea dictada”.
Dicho de otro modo, el PRD de “Los Chuchos” se comporta como un partido propiedad de Carlos Slim, dispuesto a defender en la arena legislativa, los intereses del hombre más rico del mundo. ¿Esa es la izquierda?
Pero las compras de Slim no terminan ahí. Todo indica que el partido en formación, Morena y sus alfiles en el PRD, en el PT y en el Movimiento Ciudadano, también integrarán un bloque a favor de Slim, lo cual –insistimos- sería de risa loca, si no es porque se trata de una tragedia política. ¿Y cuál es la tragedia?
Casi nada. Que el bloque de partidos de la izquierda mexicana están al servicio del hombre más acaudalado del mundo. Ver para creer. Al Tiempo.