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¿Sirven o no sirven los debates?

Lo importante en un debate no es la victoria o la derrota, sino el beneficio de dicha confrontación en el ánimo, la emoción y la percepción de los electores

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Escrito en OPINIÓN el

Buena parte de la discusión sobre el primer debate –de la contienda presidencial de 2018–, gira en torno al ganador y/o a los perdedores.

Si vemos el debate desde esa óptica –de quién ganó y quién perdió–, la carga del beneficio la estamos colocando solo en los candidatos y no en los ciudadanos, que son los que determinan, al final de cuentas, si los convenció o no el debate.

Dicho de otro modo, lo importante en un debate no es la victoria o la derrota de tal candidato, sino el beneficio que produce dicha confrontación en el ánimo, la emoción y la percepción de los potenciales electores.

Por eso la pregunta sobre quién gana o pierde el debate debe ser sustituida por otra –o por otras–, que permita medir el impacto no en el candidato y el partido en contienda, sino en la decisión de los electores.

La pregunta podría ser: ¿Para qué sirven los debates? ¿A quién le sirven los debates? ¿Cuánto influyen los debates en el ánimo del elector? ¿Cambia el elector su preferencia luego de un debate?

¿Ganó Meade o Anaya?


Hoy “la nota” del debate es sobre si la confrontación fue ganada por Ricardo Anaya o por José Antonio Meade. En el caso del o los perdedores la discusión resulta intrascendente.

Las secuelas del debate del siglo

Y si tienen dudas de las premisas planteadas arriba, van dos ejemplos fundamentales.

·        En la elección de 2004 –que confrontó a Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas–, el primer debate fue ganado de manera arrolladora por el candidato del PAN, Diego Fernández de Cevallos, quien apabulló a Zedillo y a Cárdenas.

Al final, al momento del sufragio, los electores hicieron ganar a Ernesto Zedillo de manera abrumadora.

En efecto, también es cierto que “El jefe Diego” se retiró de la contienda sin ofrecer una explicación convincente.

·        El segundo caso es el de Andrés Manuel López Obrador, en la elección presidencial de 2006, quien en un acto de soberbia se negó a acudir al debate presidencial.

Todas las encuestas lo daban como ganador, sin embargo, fue derrotado por Felipe Calderón.

¿Sirven o no los debates? ¿Muestran o no al ganador?

Al tiempo.

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@RicardoAlemanMx | @OpinionLSR | @lasillarota