Main logo

¿Sirve de algo la visita del Papa?

Esta es la sexta ocasión que un Papa viene a México. Más allá de la publicidad y toda la cobertura mediática, México no ha ganado nada.

Por
Escrito en OPINIÓN el

En tiempos de crisis de la Iglesia Católica y en medio de la pobreza, corrupción y violencia que aqueja a los mexicanos, con un gobierno que marcha a la deriva, ¿Sirve de algo la visita del Papa Francisco a México? La verdad de muy poco. No se rasguen las vestiduras, pero es la verdad.

 

Si el Sumo Pontífice no emite un pronunciamiento de defensa de las clases desprotegidas y un llamado enérgico a los violentos y corruptos de muy poco servirá su presencia en un país donde la Iglesia Católica va perdiendo terreno a pasos agigantados.

 

México, el segundo país con más católicos en el mundo, después de Brasil, tiene más de 50 millones de pobres y los jerarcas de la Iglesia poco, o nada, han hecho para formular severos llamados a un gobierno que ha perdido la sensibilidad social.

 

Si hace casi medio siglo 96 de cada 100 mexicanos eran católicos, hoy ha descendido a 83.9 por ciento de mexicanos que siguen fieles al catolicismo.

Datos oficiales indican que en 1970 un 96 por ciento de los habitantes aseguraba ser católico y en el año 2000, disminuyó a 88% y en la actualidad el 83.9 por ciento.

 

Esta es la sexta ocasión que un Papa viene a México. Más allá de la publicidad y toda la cobertura mediática, México no ha ganado nada. Aquí aún no se ha aclarado al ciento por ciento los actos de pedofilia, escándalos al interior de la Iglesia y la forma cómo algunos jerarcas se relacionaron con narcotraficantes, a quienes bendicen en sus bacanales, a cambio de buenos fajos de billetes.

 

El otrora peso gravitante de la Iglesia en la sociedad ha disminuido. La Constitución política establece una separación entre el Estado y la Iglesia Católica pero algunos políticos se sienten tentados de andar de besamanos de los jerarcas clericales.

 

Para el antropólogo Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, la Iglesia Católica y el gobierno han maquillado las cifras para que figure en las estadísticas como si hubiera muchos católicos.

 

La Santa Sede asegura que el número de feligreses corresponde al 91.89% de los casi 120 millones de mexicanos, es decir, cerca de 100 millones de personas son católicas, pero la realidad es diferente. Los católicos no son más del 73% de la población y desde hace varias décadas hay una especie de "éxodo de almas" lo que preocupa al Papa Francisco.

 

Francisco, el Papa, visitará Chiapas un estado con extrema pobreza donde impera el cacicazgo político, la depredación de los recursos naturales, el aprovechamiento de la pobreza y programas sociales para la promoción de campañas políticas de todos los partidos que, sin rubor ni vergüenza han despilfarrado los recursos de los chiapanecos y se han apropiado de una gran parte de estos.

 

Algunos líderes indígenas son corruptos. Chantajean a las autoridades, bloquean carreteras, toman edificios públicos y en sus comunidades son señores de horca y cuchillo, muy distinta a la visión que tiene la sociedad desde las ciudades o desde los medios de comunicación. Hay que visitar las comunidades para conocer que ninguna autoridad (Ejército, Policía, o Marina) puede entrar a poner orden. Bajo el argumento de usos y costumbres, ningún extraño entra, pero aún así se les sigue viendo como comunidades desvalidas cuando en realidad gozan de muchas canonjías, algunas de ellas es que no pagan por la electricidad que consumen.

 

En el marco de esta crisis social y global llegará a mediados de este mes el Papa Francisco a Chiapas. Su presencia no nos beneficia a todos, salvo a algunos por la derrama económica de la que serán beneficiarios hoteles, restaurantes, taxis, líneas aéreas, pero en el fondo de la sociedad nada.

 

A ver si la visita del Papa no es otro fracaso en Latinoamérica, en general, donde hacen faltas propuestas para los católicos quienes han perdido la brújula y credibilidad en sus autoridades eclesiásticas, que se resisten a reconocer que tienen el fango hasta las rodillas.

 

joseluiscastillejos@gmail.com

@jlcastillejos